Este artículo se publicó hace 16 años.
"No soy un monstruo"
Se desvela la identidad de la prostituta que precipitó la caída del gobernador de Nueva York
Isabel Piquer
Ni Shakespeare ni tragedia griega. Ayer el mundo conoció a Kristen, o mejor dicho a Ashley, la prostituta que Eliot Spitzer, el ya ex gobernador de Nueva York, contrató para hacerle compañía en una habitación de hotel en Washington, sellando así el deshonroso y absurdo final de su carrera política. Ashley tiene 22 años, es, como la describió su... agente, "americana, bajita, muy guapa y morena" y llegó a la ciudad, embobada por las luces de Manhattan, soñando ser cantante.
Ashley Youman es de Nueva Jersey, el estado que tiene la suerte y la desgracia de empezar en la otra orilla del Hudson. Dejó las miserias familiares cuando tenía 17 años y, tras vagabundear por Estados Unidos, acabó -¿dónde si no?- al otro lado del río, en Nueva York.
Allí se movió por la industria discográfica, grabando cosillas, dándose a conocer, hasta que la semana pasada llamó a su madre para decirle que había sido detenida en una redada contra el Emperors Club, la red de prostitución que destapó todo el escándalo.
En las únicas declaraciones que ha dado a The New York Times, Ashley, cuyo nombre artístico es Ashley Alexandra Dupré, no ha dicho cuándo ni cómo empezó su otra vida. En su página de MySpace cuenta haber aprendido "lo que es tenerlo todo y perderlo una y otra vez", pasar por las drogas, quedarse en la calle, "vivir épocas difíciles" y finalmente "apreciar las cosas buenas. Un cliché pero es cierto".
Y también ha colgado una de su canciones, What we want (Lo que queremos), en la que asegura a ritmo de semihip-hop, que "sé lo que quieres y tengo lo que quieres" y se pregunta si "¿puedes conmigo?".
La canción se podía descargar gratis el miércoles. Ayer por la mañana estaba a 30 centavos. Unas horas después, se ponía en 1,96 dólares.
Estos días ha vivido atrincherada en su piso de Manhattan, en la calle 25, donde las televisiones hacen guardia desde ayer, preguntando a vecinos y curiosos cómo se sienten estando tan cerca de la noticia.
Problemas de dinero
"Espero que la gente no piense que soy un monstruo", dice Ashley al Times, "han sido tiempos muy difíciles. Es muy complicado". Tiene problemas de dinero desde que su novio la dejó tras admitir que era el padre de dos hijos. Pensaba trabajar de camarera o regresar a casa de su familia en Nueva Jersey "para relajarme".
En algún momento deberá comparecer ante el gran jurado, que todavía debe determinar los cargos que se presentarán contra Spitzer, fiambre político desde que presentó su dimisión el pasado miércoles.
En la página web del Emperors Club, Ashley alias Kristen, daba la pauta a seguir durante una cita. "Dejar el dinero en un sitio visible en un sobre con su nombre"; "no hablar de sexo ni de dinero ni antes ni después"; incluir una cena si el encuentro duraba más de cuatro horas -"me gusta la cocina francesa y japonesa"-; y esperar regalos caros "como un anillo de Cartier".
El precio: 700 dólares por una hora, 8.000 por un fin de semana.
No ha quedado claro si Ashley sabía exactamente con quien compartió la habitación 871 del hotel Mayflower.
En los papeles de la acusación, se relata cómo Ashley, al salir de su velada del 13 de febrero, contó a su "manager" cómo había ido todo. "No creo que sea difícil", decía en la conversación grabada por el FBI, "estoy aquí con un propósito y sé cuál es. No soy tonta. No compliquemos las cosas". Le preguntaban si Spitzer le había pedido cosas raras. "Tengo una manera de lidiar con eso", contestaba, "mira tío. Lo que quieres es sexo ¿no?"
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