La mayoría oficialista de la Asamblea Constituyente boliviana aprobó ayer en la capital, Sucre, la nueva Carta Magna promovida por el presidente Evo Morales. La oposición, que se opone a la reforma, no asistió a la votación, que tuvo lugar en un cuartel militar.

El nuevo texto tan sólo tuvo el voto de 136 del total de los 255 miembros de la Asamblea, elegidos para ello en julio de 2006. Los partidarios de Evo Morales votaron a mano alzada y sin comprobación posterior de los votos. Esta nueva Constitución es para Morales el inicio de la refundación nacional de Bolivia. Según sus tesis, la nueva ley acabará con la centralización, la desigualdad económica y la discriminación étnica.

Pero cuando ni siquiera ha concluido el proceso de adopción de la Carta Magna, que debera discutirse y aprobarse ahora artículo por artículo, las divergencias en torno al proyecto tienen ya muertos en su haber. Desde hace tres días, se han sucedido en Sucre los enfrentamientos entre manifestantes, muchos de ellos estudiantes, y la Policía, a las puertas del cuartel donde se estaba debatiendo la reforma.

En una de los disturbios,el sábado por la noche, murió por disparo de bala el abogado de 29 años, Gustavo Durán. Ayer falleció un segundo joven en circunstancias no aclaradas. Según la agencia Efe, un policía fue además linchado por los manifestantes. En los disturbios, cuya violencia se recrudeció tras la muerte de Durán, ha habido al menos 130 heridos, algunos de ellos de gravedad.

Los manifestantes protestan por la decisión de la Asamblea Constituyente de retirar uno de los puntos de la reforma, que preveía conceder a Sucre lo que en Bolivia se conoce como plena capitalidad. Esta ciudad, a pesar de ser oficialmente la capital, no es la sede de todas las instituciones políticas del Estado, que comparte con La Paz.

El Gobierno boliviano se ha felicitado por la aprobación de la nueva ley. La oposición ha rechazado una reforma que considera inspirada en la política de Hugo Chávez en Venezuela. El ex presidente Jorge Quiroga, líder de la mayor alianza de la oposición de derecha, ha dicho que no aceptarán 'una Constitución a punta de fusiles y bayonetas'.