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Obama se enfrenta a la mayoría republicana con una política social y fiscal ambiciosa

El presidente de EEUU se presenta ante el Congreso en su discurso sobre el Estado de la Unión con medidas contra la desigualdad y afirma: "La sombra de la crisis ha pasado"

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Barack Obama, durante su discurso sobre el Estado de la Unión. - REUTERS

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WASHINGTON.- Seguro. Lleno de confianza y optimismo. Así se ha presentado Barack Obama ante el Congreso de EEUU para pronunciar su sexto discurso anual sobre el Estado de la Unión. Al presidente estadounidense le toca lidiar, en el último tramo de su mandato, con el Capitolio más hostil desde que fuera investido en 2009, con mayoría republicana en ambas cámaras. Ante ellos se presentó con su plan, el último y con el que despedirá sus ocho años en la Casa Blanca.

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Obama defiende que EEUU ha salido de la recesión "con más libertad para escribir su propio futuro que cualquier otra nación en la Tierra"

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"¿Aceptaremos una economía donde sólo a unos pocos les va muy bien? ¿O vamos a comprometernos a una economía que genere mayores ingresos y oportunidades para todos los que hacen el esfuerzo?", señaló Obama, que puso a una familia de Minneapolis que sufrió los golpes más duros de la crisis como ejemplo ante los legisladores de "fuerza" y "unidad" para superar los momentos difíciles. "Esa es nuestra historia", apostilló.

Se trata de un plan fiscal para incrementar la carga impositiva de las grandes fortunas de los "superricos" y disminuir los impuestos a la clase media, que se beneficiaría de subsidios familiares y para la educación. En un comunicado, la Casa Blanca precisó que el aumento de impuestos recaerá en más de un 80 % en el 0,1% más rico de EEUU, aquellos con ingresos superiores a los dos millones de dólares anuales.

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El presidente recordó que vetará cualquier legislación económica que vaya en contra de la agenda social presentada en el Capitolio

Obama sabe que esta propuesta está condenada al fracaso en un Congreso republicano que se opone a cualquier medida que suponga un aumento de la presión fiscal, aunque está poniendo las bases de un discurso que dominará la campaña electoral para unas presidenciales en las que él no competirá: la desigualdad económica. No obstante, el presidente recordó que recurrirá a su poder de veto si llegan a su mesa legislaciones económicas que vayan en contra de la agenda social que dejó clara en el Capitolio.

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Barack Obama lanza un besos au mujer durante el discurso. - REUTERS

Las medidas populares que Obama quiere que sean financiadas con la subida de impuestos incluyen ayudas fiscales de 3.000 dólares a familias con hijos en edad preescolar, porque "tener a los dos padres trabajando es una necesidad económica ahora más que nunca". "Si creen de verdad que puedes trabajar a tiempo completo y mantener una familia con menos de 15.000 dólares, vayan e inténtenlo", retó a los congresistas.

"Confiamos en que al contar con regulaciones prudentes podríamos prevenir otra crisis, proteger a las familias de la ruina y fomentar la competencia justa"

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Obama también quiere rebajas fiscales para la compra de vivienda, para aquellos que contraen deudas para financiar su educación superior y ofrecer dos años gratuitos en colegios comunitarios a los buenos estudiantes. Otras medidas que contempla el mandatario estadounidense, para las que espera contar con el apoyo del Congreso, son el aumento del salario mínimo y la aprobación de una ley que garantice que la mujer reciba el mismo salario que el hombre cuando hace el mismo trabajo.

Obama aboga por una "mejor política" y un debate en el que se hable "de temas importantes, de valores y de hechos, en vez de crear falsas controversias"

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Asimismo, ha señalado que "las empresas del siglo XXI necesitan una infraestructura del siglo XXI" y ha reclamado un "plan de infraestructuras bipartidista" que sea "más ambicioso que un simple oleoducto", agregó. Se refería al proyecto de ley para la construcción del controvertido oleoducto Keystone XL, que transportaría hasta 830.000 barriles de petróleo por día entre Canadá y la costa del Golfo de México ─que cuenta con el apoyo de los republicanos y el recelo de la Casa Blanca, que podría vetarlo─.

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