Este artículo se publicó hace 13 años.
Obama recortará la sanidad para reducir el déficit
El plan del presidente incluye recortes en la cobertura médica de los más desfavorecidos y de los jubilados
Isabel Piquer
Enzarzado en la batalla del presupuesto, la que ha superado para 2011 y la que se avecina para 2012, Barack Obama ofreció ayer su visión a largo plazo para reducir la colosal deuda de EEUU, una visión que debería incluir ajustes en la cobertura médica de jubilados y los más desfavorecidos, un programa con el que esperaba rebatir los argumentos de los republicanos que han hecho del acoso y derribo al Gobierno su principal causa política.
"Nuestra deuda es tan grande que podría dañar seriamente nuestra economía", advirtió el presidente.
La Casa Blanca no renovará las deducciones fiscales a los más ricos
El plan de Obama propone reducir el déficit fiscal en cuatro billones de dólares en los próximos 12 años, una cifra parecida a la que ya avanzó el pasado noviembre una comisión bipartidista del Congreso, convocada especialmente para proponer soluciones a un tema que amenaza la credibilidad financiera de EEUU.
La propuesta incluye recortes en los programas de Medicare (cobertura médica de los jubilados) y Medicaid (asistencia sanitaria a los más desfavorecidos) que ahorrarían unos 340.000 millones de dólares en diez años. Esos recortes, subrayó Obama para calmar a sus simpatizantes, "no dejarán a los ancianos a la merced de los seguros privados" ni "supondrán abandonar los compromisos fundamentales" con los sectores más desvalidos de la población.
Arriesgándose a provocar las iras republicanas, el mandatario anunció que no renovará las deducciones fiscales a los más ricos. "En la última década, el 90% de la población ha visto disminuir sus ingresos. Mientras tanto, el 1% más adinerado ganó un cuarto de millón de dólares más ¿Y estos son los que necesitan pagar menos impuestos?", increpó el presidente.
EEUU necesita conseguir al menos 2,2 billones para acabar el año fiscal
Obama pronunció su discurso en la Universidad de Washington después de reunirse con líderes de ambos partidos, con los que ya mantuvo varios encuentros la semana pasada para alcanzar, por los pelos, un acuerdo presupuestario que evitase el cierre temporal del Gobierno y que incluyó un recorte histórico de 38.500 millones de dólares.
El déficit presupuestario es un problema inmediato. El techo máximo autorizado de la deuda es de 14,3 billones de dólares. The Washington Post calculaba ayer que EEUU necesitará al menos 2,2 billones más para acabar el año fiscal. Si EEUU no pudiese asumir su deuda, las consecuencias serían "cataclísmicas", advertía el presidente de la comisión financiera del Senado. Es una posibilidad harto improbable, pero la incertidumbre está creando mucha inestabilidad en los mercados.
La propuesta de Obama responde al plan de los republicanos, que contemplaba reducir la deuda en cuatro billones en diez años a base de privatizar Medicare, una decisión que no afectaría tanto a los jubilados actuales sino a los que están por venir. El plan conservador, que califica la deuda de "amenaza existencial", rebaja en otros cuatro billones de dólares los impuestos a las empresas. Un plan, dijo ayer el presidente, "que llevaría a una América muy distinta de la que conocemos".
El presidente también propuso ayer reducir 400 millones en gastos de Defensa (una gota de agua en un presupuesto de 38.000 millones) aunque no puso plazo.
Obama intenta socavar la base argumental del programa republicano, el de las recientes legislativas de noviembre y de las presidenciales de 2012. Los conservadores ganaron en las urnas denunciando el déficit. La Casa Blanca quiere ahora comprometerse sólidamente con la reducción de la deuda y apelar a los votantes moderados que luchan por ahorrar mientras Wall Street reparte bonificaciones a sus directivos.
La iniciativa presidencial no gusta al ala más liberal del partido. Desde las páginas de The New York Times, el economista Paul Krugman criticaba la política de Obama, al que acusaba de aceptar "la filosofía predominante en Washington según la cual los pobres deben soportar recortes en Medicaid y la clase media deben aceptar reducciones en Medicare que equivalen a desmantelar el programa, mientras las empresas y los ricos sólo ven cómo reducen sus impuestos ¡Reparto del sacrificio!"
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