Este artículo se publicó hace 13 años.
La oposición no acepta el triunfo de Kabila en Congo
Su rival, Etienne Tshisekedi, se autoproclama presidente de la república
La República Democrática del Congo, un país exangüe tras casi cuatro décadas de violencia, se encamina peligrosamente hacia un escenario similar al que vivió hace justo un año Costa de Marfil.
La Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) congoleña confirmó lo que ya se daba por hecho: la reelección de Joseph Kabila como presidente del país con el 48,97% de los votos. Un anuncio que provocó que su principal rival, Etienne Tshisekedi, anunciara inmediatamente que no reconoce el resultado y se autoproclamara presidente del país.
"Considero estos resultados como una verdadera provocación hacia el pueblo congoleño. Por lo tanto, a partir de hoy me considero presidente electo de la República Democrática del Congo", anunció Tshisekedi en la radio francesa RFI.
El rival de Kabila conminó luego a sus seguidores (a quienes se refirió como sus "guerreros"): "Os insto a permanecer junto a mí como un sólo hombre para afrontar los acontecimientos que se van a suceder ahora".
La Comisión Electoral atribuye a Kabila casi el 49% de los sufragios
Advertidas ya en los días atrás de que Tshisekedi no aceptaría un resultado que diera la victoria al actual presidente, las autoridades congoleñas desplegaron a los antidisturbios en las casi desiertas calles de Kinshasa.
Armados con escopetas de gas lacrimógeno, los agentes aguardaban en una tensa espera. En la capital, y en todo el este del país, Kabila no goza de excesiva popularidad. Los congoleños de las regiones occidentales reprochan al presidente su escaso dominio del lingala, la lengua local, así como su supuesta defensa de los intereses extranjeros.
Bien diferente es la situación en las regiones orientales de Congo, donde se encuentran sus raíces familiares. Muchos habitantes de la ciudad de Goma celebraron en la calle su reelección.
La comunidad internacional consideraba que las elecciones del 28 de noviembre eran claves para encarar la recuperación económica y la reconciliación nacional en Congo, el segundo país más grande de África, sólo por detrás de Argelia.
Un país rico, un pueblo pobreTshisekedi insta a sus "guerreros" a hacer frente a los "acontecimientos"
Las enormes riquezas de este país, que atesora reservas de oro, diamantes y coltán (un mineral imprescindible para fabricar teléfonos móviles) no han conseguido sacar a la población del último puesto del Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Bien al contrario, se considera que la avidez de diferentes grupos por controlar estas riquezas es una de las causas que ha precipitado a Congo en una espiral de violencia que aún hoy parece difícil de atajar.
Según Human Rights Watch, al menos 18 personas han muerto en protestas relacionadas con el proceso electoral. Además, varios miles de congoleños han huido del país temerosos de revivir la pesadilla de los enfrentamientos sectarios.
Los rivales de Kabila no han sido los únicos que han denunciado irregularidades electorales (como, por ejemplo, papeletas que llegaron ya marcadas a las urnas). También la UE y observadores del Centro Carter denunciaron la escasa transparencia de los comicios.
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