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La oposición política de Túnez va a remolque de las protestas callejeras

Los partidos democráticos legales han sido amordazados

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Desde que comenzaran las protestas en Túnez el 17 de diciembre tras el suicidio de un informático en paro, que se ganaba la vida como frutero ambulante, desesperado por la afrenta de una agente de policía que le abofeteó y le escupió en público, la oposición tunecina ha ido a remolque de un pueblo que ha asumido una tarea que ninguna formación política del país está hoy por hoy en medida de efectuar: denunciar la represión y la dictadura en el país magrebí.

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En Túnez, sólo tres pequeños partidos políticos legales pueden reclamar sin ruborizarse la etiqueta de opositores. De ellos, sólo uno, el movimiento Ettajdid (Renovación), heredero del Partido Comunista de Túnez, tiene una mínima representación parlamentaria de dos escaños. Los otros dos, el Foro Democrático por las Libertades y el Trabajo y el Partido Democrático Progresista, ambos de centro-izquierda, han sido excluidos del parlamento nacional, en razón de sus críticas, casi siempre comedidas, al régimen.

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El único partido opositor en el Parlamento cuenta con sólo dos escaños

Un dato deja claro el control absoluto sobre el sistema político tunecino que hasta ahora ha tenido el presidente Ben Alí y su hegemónica Reagrupación Constitucional Democrática (RCD): si no copa todos y cada uno de los escaños del Parlamento es porque en 1993 se introdujo una cuota fija de un 25% de diputados que se reservan a las otras ocho formaciones autorizadas a concurrir a los comicios. El otro 75% va a parar invariablemente a las manos del RCD, que en la práctica funciona como un partido único.

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"Bajo una fachada pluralista se permite existir a una oposición legal amordazada, sin apoyo popular significativo y totalmente dependiente de las subvenciones estatales", resume el investigador Daniel Marx en un análisis del Observatorio Electoral de la Universidad Autónoma de Madrid.

El régimen intenta un acercamiento de última hora con los líderes opositores

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La protesta en Túnez abre una puerta a la ninguneada oposición que ella misma no ha sido capaz de franquear. Tarek Chaabouni, uno de los dos diputados del movimiento Ettajdid, reconocía este viernes a Público que el régimen está iniciando un diálogo con ellos, insólito hasta ahora, pese a que quien ha vertebrado la protesta "han sido los sindicatos y Facebook".

El desafío que admite también Chaabouni, un diputado que durante 19 años ha estado vetado en la televisión nacional, es que los marginados partidos de oposición asuman la tarea de "canalizar" y llevar por cauces políticos el movimiento de protesta popular que está sacudiendo los cimientos del poder en Túnez.

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