Los palestinos obligados a huir al sur de la Franja de Gaza se triplican ante el bombardeo y asalto de Israel en el norte
Más de 50.000 gazatíes fueron desplazados de sus hogares en las últimas 24 horas mientras las tropas israelíes combaten calle por calle en el norte de una Franja ya partida en dos.
Más de 50.000 palestinos han sido desplazados forzosamente por Israel de sus hogares en el norte de la Franja de Gaza en las últimas 24 horas, según Naciones Unidas. El número de expulsados se eleva a 72.000 personas desde que las tropas israelíes cercaran la ciudad de Gaza tras su invasión por tierra y dividieran el enclave en dos, hace ya cinco días.
En su informe diario, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) indica que por quinto día consecutivo el Ejército israelí ha seguido ordenando a los habitantes del norte de Gaza, donde aún quedan cientos de miles de personas, que vayan al sur a través de la única vía que Israel mantiene abierta, la carretera de Saladino, principal arteria de la Franja.
Durante varias horas al día, las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) lanzan avisos a la población civil para que se desplacen por esta vía que tampoco se libra de los constantes bombardeos de la aviación hebrea. En paralelo, los soldados israelíes siguen combatiendo calle a calle, casa a casa y túnel por túnel contra los milicianos palestinos en su intento por defender la ciudad de Gaza, totalmente cercada, según Israel.
“La zona norte de la Franja de Gaza se considera una zona de combate feroz y se está acabando el tiempo para evacuarla”, ha repetido este jueves un portavoz militar hebreo. Este jueves, el llamado paso seguro durará seis horas. “No escuchen lo que dicen algunos líderes de Hamás desde sus hoteles en el extranjero o desde los lugares subterráneos que han preparado para ellos y sus familiares. Por su seguridad, aprovechen [la apertura de la calle Saladino] para desplazarse hacia el sur, más allá de Wadi Gaza [Río Gaza]”, expone el comunicado.
Huida entre escombros y cadáveres
Auténticas caravanas de personas marchan a pie, en carros tirados por burros o en los pocos vehículos que aún disponen de algo de combustible por un camino plagado de escombros, destrucción y cadáveres.
Manos en alto y alzando banderas blancas, el éxodo prosigue. Ya son más de 1,5 millones –más de dos tercios de una población de 2,3 millones– los desplazados forzosos dentro de la Franja. De ellos, 725.000 se refugian en instalaciones de la ONU, 122.000 en hospitales, iglesias y otros edificios públicos, 131.000 en escuelas no vinculadas a Naciones Unidas, y el resto con familiares. Nadie está a salvo.
Las imágenes recuerdan a la llamada Nakba de 1948, cuando cientos de miles de palestinos fueron expulsados de sus hogares y despojados de sus tierras por el recién creado Estado de Israel. Nunca pudieron regresar a sus casas y buena parte de los refugiados se asentaron en Gaza, donde sus descendientes son hoy nuevamente expulsados por el Gobierno sionista más ultraderechista de la historia de Israel.
Su destino es incierto y precario en una Franja devastada tras más de un mes de ataques indiscriminados que ya han causado más de 10.500 muertos, cerca de 3.000 desaparecidos entre los escombros y decenas de miles de heridos que apenas pueden recibir atención médica por falta de material sanitario y el colapso de la mayor parte de los hospitales de Gaza.
Desastre humanitario
Nadie está a salvo. A pesar de que Israel ordenó la salida hacia el sur de los civiles en Gaza por motivos de seguridad, sus tropas atacan por aire y tierra incluso en la parte meridional del enclave, donde los desplazados viven hacinados en medio de una escasez de agua potable, alimento, medicinas, electricidad y combustible.
En un solo mes, Israel ha asesinado a tantos palestinos como en las últimas dos décadas, y el primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, no está dispuesto a declarar una tregua pese a los llamamientos de la ONU y de la comunidad internacional.
“Vi mucha destrucción en mi camino, tanques y soldados, cadáveres y partes de cuerpos”
Desplazado gazatí citado por la ONU
Posible negociación entre Israel y Hamás
Por su parte, Hamás estaría inmerso en conversaciones sobre la posible liberación de cerca de 15 rehenes a cambio de una pausa en los ataques durante un periodo de tres días en los que se entregaría más ayuda humanitaria para la población de la Franja, según fuentes oficiales citadas por el diario estadounidense The New York Times.
“No habrá alto el fuego sin la liberación de nuestros rehenes”
Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí
“No habrá alto el fuego sin la liberación de nuestros rehenes”, escribió el mandatario israelí en un escueto mensaje en la red social X (antes Twitter), sin precisar si exige la liberación de todos o de algunos de los al menos 240 rehenes que tomaron las milicias palestinas el 7 de octubre para una posible tregua.
Las negociaciones para un alto el fuego a cambio de rehenes están siendo lideradas por Egipto y Catar, según informaron el miércoles a EFE dos fuentes conocedoras del estado de las conversaciones.
Limpieza étnica
Las cifras muestran que esta huida forzada, que puede calificarse de limpieza étnica, es cada vez más numerosa. De apenas 5.000 desplazados en los tres primeros días, el flujo se triplicó hasta 15.000 solo el martes y nuevamente se multiplicó por más de tres el miércoles.
“Los combates y bombardeos en la carretera y sus alrededores continúan, poniendo en peligro a estos evacuados, y hay testimonios que hablan de cadáveres en esa vía”, señaló el informe diario de la ONU. El paso habilitado por Israel, que atraviesa el río de Gaza, sigue abierto cada día solo de 10.00 hora local a 14.00 horas.
Dos horas de huida a pie
Según Naciones Unidas, la mayoría de los evacuados van a pie, teniendo que caminar al menos cuatro o cinco kilómetros en esa peligrosa zona, y los que llegan en vehículos son obligados por las autoridades israelíes a dejarlos en la rotonda Al Kuwaiti, en el extremo sur de Ciudad de Gaza, capital de la Franja.
El informe cita el testimonio de uno de estos evacuados, quien dijo haber llegado al sur desde Ciudad de Gaza con decenas de sus familiares, incluida una tía que iba en silla de ruedas.
“Conseguimos un transporte que nos llevó a la rotonda Al Kuwaiti y tuvimos que andar durante dos horas. Vi mucha destrucción en mi camino, tanques y soldados posicionados en el lado este de la carretera, así como cadáveres y partes de cuerpos”, relató.
Debacle hospitalaria
El informe reiteró por otro lado la mala situación de los hospitales en la mitad norte de Gaza, donde uno de ellos, Al Quds, ha tenido que paralizar sus operaciones quirúrgicas y otras actividades esenciales por falta de combustible, mientras zonas de los alrededores eran atacadas.
Otro hospital, el de Al Auda, único que ofrece aún servicios de maternidad en el norte, advirtió que sus reservas de combustible necesarias para poder seguir funcionando se podrían agotar en 30 horas.
Desde el pasado 7 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha documentado 108 ataques contra la asistencia sanitaria en la Franja de Gaza que han causado 512 muertos, 654 heridos y daños en 39 instalaciones y 36 ambulancias.
Ataque a una escuela de la ONU
Naciones Unidas denunció por otro lado la muerte de decenas de palestinos en el ataque este miércoles a una escuela en la Ciudad de Gaza que alojaba a miles de desplazados internos.
Antes de este ataque, la UNRWA, agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, aseguraba que en el último mes Israel a asesinado a 66 personas y herido a 540 en sus ataques contra al menos 50 de sus instalaciones. “Las mataron en lugares que deberían estar protegidos por el Derecho Internacional Humanitario”, ha criticado la organización.
El documento recuerda, citando cifras del Comité de Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), que en más de 30 días de hostilidades han muerto 37 reporteros , entre ellos 32 palestinos de Gaza, lo que ha supuesto el mes más fatídico para la profesión desde que la organización empezara a compilar estos datos en 1992.
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