Este artículo se publicó hace 11 años.
El Papa: "Renuncio en plena libertad y por el bien de la Iglesia"
Benedicto XVI hace su primera aparición pública tras anunciar que deja el pontificado. El cónclave para nombrar a su sucesor comenzará entre el 15 y el 20 de marzo
Benedicto XVI, en sus primeras declaraciones públicas tras anunciar que se convertiría en el primer Papa en siglos que renuncia al cargo, ha asegurado que tomado la decisión "en plena libertad por el bien de la Iglesia".
En unas declaraciones en su audiencia general de los miércoles, una de las últimas apariciones públicas antes de su dimisión el 28 de febrero, el pontífice dijo que era consciente de la gravedad de su decisión pero también de la disminución de su fuerza física y espiritual.
"Queridos hermanos y hermanas, como saben, he decidido renunciar al ministerio que el Señor me confió el 19 de abril 2005. Lo he hecho en plena libertad para el bien de la Iglesia, después de haber orado largamente y tras examinar mi conciencia delante de Dios", dijo ante unos diez mil fieles que abarrotan el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Papa dice ser consciente de "no ser capaz de llevar a cabo el ministerio petrino con la fuerza física y el espíritu que lo requiera"
El papa Ratzinger agregó que es "consciente de la importancia del hecho, pero también consciente de no ser capaz de llevar a cabo el ministerio petrino con la fuerza física y el espíritu que lo requiera". "Me apoya y me ilumina la certeza de que la Iglesia es de Cristo, el cual nunca le hará faltar su guía y su cuidado. Gracias a todos por el amor y la oración con que me habéis acompañado. Continúen orando por el futuro Papa y por la Iglesia", concluyó.
Los miles de presentes le respondieron con una gran ovación, aún mayor que la que le dedicaron a su llegada al Aula Pablo VI para la tradicional audiencia de los miércoles. El Pontífice entró en sala a las 10.44 horas local (09.44 GMT), mientras los fieles en pie, aplaudieron, le expresaron frases de cariño y ondearon banderas de diferentes países.
Benedicto XVI entró solo, acompañado a varios metros de distancia de su secretario personal y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein. Sonriendo, el obispo de Roma respondió con las manos a los afectos de los presentes, mientras sonaba música religiosa. Inmediatamente después leyó el breve texto y comenzó la audiencia, cuya catequesis dedica a la Cuaresma, que comienza hoy. Concluida, los presentes aplaudieron durante varios minutos al Pontífice. Observadores vaticanos aseguraron que ha sido una de las mayores ovaciones al papa en los últimos meses.
Del Vaticano a un monasterioBenedicto XVI abandonará el Vaticano el 28 de febrero a las cinco de la tarde, hora de Roma. Joseph Ratzinger cambiará el esplendor del Palacio Apostólico, del siglo XVI, por un sobria residencia moderna en un monasterio dentro de los terrenos vaticanos. A las 20 horas de ese día se hará oficial su renuncia al papado y a partir de esa hora se entrará en la llamada Sede Vacante, el tiempo que va desde la muerte o renuncia de un papa hasta la elección del siguiente, donde el Gobierno temporal de la Iglesia pasa al cardenal camarlengo.
Los responsables de la Iglesia siguen tan impactados por la decisión que los expertos vaticanos tienen aún que decidir cuál será su título y si continuará llevando el hábito blanco de papa, el rojo de cardenal o el negro de sacerdote ordinario. Mientras, el Vaticano ha anunciado que el cónclave, al que optan a entrar unos 115 cardenales de menos de 80 años y en el que se elegirá a su sucesor comenzaría en algún momento entre el 15 y el 20 de marzo, manteniendo las normas eclesiásticas sobre los tiempos de tales reuniones en estos casos.
El cónclave para suceder al Papa comenzará entre el 15 y el 20 de marzo
Cardenales de todo el mundo han comenzado ya consultas informales por teléfono y correo electrónico para construir el perfil del hombre que creen que sería el más adecuado para dirigir la Iglesia en un periodo de continua crisis. La posibilidad de que el próximo papa sea un hombre más joven y quizás no italiano va en aumento, particularmente por los muchos contratiempos causados por los principales ayudantes de Benedicto XVI, de nacionalidad italiana.
Al Papa se le ha acusado de colocar demasiado poder en las manos de su amigo, el secretario de Estado Tarsicio Bertone, a todos los efectos jefe de la Administración vaticana. Sus críticos dijeron que debería haber impedido algunos contratiempos papales y equivocaciones burocráticas.
El portavoz vaticano, el padre Federico Lombardi, ha indicado que en sus últimos días en el cargo, Benedicto XVI recibirá a los cardenales en una reunión de despedida y tras el 28 de febrero, su anillo, usado para sellar documentos oficiales, será destruido como si hubiera muerto. Un día antes, la misa del Miércoles de Ceniza que iba a tener lugar en una iglesia pequeña en Roma se trasladará a la basílica de San Pedro para que pueda acudir más gente. A menos que el Vaticano cambie su calendario, será el último acto en público de Benedicto XVI.
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