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Los planes de Wade para ser reelegido encienden Senegal

La oposición denuncia los intentos de fraude por parte del presidente, de 86 años

CAROLINA VALDEHITA

Mucho se ha hablado y debatido sobre la pertinencia y legalidad de la tercera candidatura de Abdoulaye Wade a la presidencia de Senegal. Pertinencia por sus 86 años y legalidad porque la Constitución sólo contempla dos mandatos continuos. Wade se aferra a que cuando la ley entró en vigor, él ya había iniciado su primer mandato, por lo que no sería computable. Esta 'ambigüedad' le ha permitido seguir adelante junto con el aval del Tribunal Constitucional que, en opinión del analista político Ousmane Sene, 'ha aceptado la candidatura más por una cuestión política que legal, debido a la cantidad de seguidores de Wade'.

Nadie puede negar que a pesar de tener muchos detractores y a 14 candidatos dispuestos a plantarle cara, sigue siendo un fuerte rival. Wade llegó a la presidencia en el 2000 con un 58,1% del escrutinio, de la misma manera de la que ahora le pueden arrebatar el poder: con el aglutinamiento a su favor de varias fuerzas políticas que buscaban el derrocamiento de Abdou Diouf.

En 2007 tan sólo le bastó una vuelta para obtener un 55,79% de los votos y ahora hace oídos sordos tanto a quienes exigen como a quienes sugieren su marcha, ya que sabe que el país nunca tendrá un conflicto armado. Precisamente juega con eso, ya que nunca se ha generalizado la violencia más allá de la zona independentista de Casamance. 'Senegal nunca podrá tener una guerra civil porque dentro de una misma familia hay seguidores de diferentes partidos. Además, se trata de una zona estratégica y estable en África occidental y no interesa que haya altercados', apunta Sene.

Si algo ha demostrado el líder del Partido Democrático Senegalés es su férrea adicción al poder. Primero consiguió validar su candidatura y ahora se habla de manipulación. 'Es vox populi que está trazando una estratagema para alterar las elecciones', reiteran los militantes de las plataformas civiles. En opinión de Sene, que Wade gana en la primera vuelta 'sería muy difícil de aceptar y se encontraría con un Senegal inestable y difícil de gobernar'. Entre las formas de manipulación se habla de la compra de escaños, la congelación del voto de los militares una semana antes de los comicios, la 'descentralización' del lugar de votación, que dificultaría el traslado de los electores a las urnas y le permitiría aprovecharse de esos votos.

Para los indignados de Y'en a marre, el nuevo mandato es un mero trámite 'para darle después la presidencia a su hijo Karim Wade', actual ministro de Energía, cuando 'el pueblo se niega a ser gobernado por Karim porque no ha demostrado estar cualificado', alega Sene.

Con las acusaciones de fraude encima, una represión policial cada vez mayor a los pocos manifestantes que salen a las calles y la reciente detención de dos líderes de Y'en a marre, el ministro del Interior declaró hace unos días que se garantizan 'unas elecciones pacíficas en Senegal'.

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