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Portugal da mayoría absoluta a Cavaco en la primera vuelta

El presidente conservador arrolla a su rival socialista en las urnas y es reelegido

MARIO DUJISIN

Portugal cumplió la paradoja anunciada: los mismos electores que en las legislativas de 2009 votaron mayoritariamente a la izquierda, en estas presidenciales marcaron su preferencia por la derecha y el actual mandatario, Aníbal Cavaco Silva.

Cavaco fue ayer reelegido presidente de Portugal en primera vuelta al recibir más de la mitad de los votos. Con el 99% escrutado, Cavaco obtenía el apoyo del 53% de los electores.

Su holgado triunfo es debido al gran desgaste del Gobierno del primer ministro, el socialista José Sócrates, que ha debido hacer frente a la peor crisis económica y financiera de los últimos 80 años.

Sócrates ha impuesto medidas draconianas a los portugueses para reducir el déficit público -como la bajada de salarios a los funcionarios y la subida del IVA- e intentar evitar así la necesidad de un rescate internacional. Como consecuencia, la mayoría de los electores decidieron castigar al candidato socialista, Manuel Alegre. Apenas el 19,6% del electorado se decantó por él.

El elector medio, mayoritariamente despolitizado pero atento a las presiones de los especuladores financieros internacionales, duda de que un presidente de izquierdas sea creíble para los mercados, que desde hace casi un año, usando las agencias calificadoras de crédito, están dirigiendo un fuego cerrado contra Portugal, al ver en este país ibérico una excelente oportunidad para multiplicar sus lucros.

Según los analistas, la derecha logró convencer a los electores de que en estas elecciones presidenciales no se trataba de elegir entre dos escuelas de pensamiento político, sino entre dos personalidades. El voto debería depositarse o bien en la sólida biografía de estadista de Cavaco o en el poeta y ex diputado Manuel Alegre.

'Asumo la derrota', declaró el candidato socialista al conocer los resultados. Alegre felicitó a su rival en las urnas y lamentó la elevada abstención, que batió un récord histórico al rozar el 53%. Los medios lusos lo atribuyeron al intenso frío y a los fallos informáticos registrados durante la votación, que se sumaron al tradicional desinterés de los portugueses por las presidenciales.

Los tradicionales votantes socialistas han optado por un voto de castigo a la gestión de Sócrates, durante la que ha descendido su nivel de vida y han aumentado las desigualdades. Además, las expectativas de los jóvenes han quedado destrozadas, ante el aumento del desempleo juvenil, que duplica la tasa general.

La actual generación portuguesa cuenta con las mayores calificaciones de la historia, en especial las mujeres, que constituyen el 52 % de los estudiantes universitarios. Pero la juventud no se ve beneficiada por los puestos de trabajo, sino todo lo contrario. Les esperan empleos que nada tienen que ver con sus aptitudes académicas, lo que les fuerza a emigrar, situación en que se encuentra un 20% de los licenciados universitarios, según estadísticas del Banco Mundial.

Las previsiones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) auguran que la economía lusa entrará en recesión en 2011 y el desempleo pasará a afectar al 11,4% de la población activa, frente al 10,6% actual.

Portugal, en lugar de aproximarse, se ha alejado del promedio de la UE. Un cuarto de siglo después de haber ingresado en el club europeo, la pobreza y la exclusión social afectan aún a buena parte de su población.

Todo esto es parte de la pesada factura de las presidenciales que acaba de pagar la izquierda portuguesa.

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