Este artículo se publicó hace 14 años.
La presencia de EEUU en Afganistán motivó el tiroteo de Fráncfort
El joven kosovar que empuñó el arma en el aeropuerto de Fráncfort se violentó al saber que los soldados norteamericanos se dirigían a Afganistán.

Arid Uka, el joven de 21 años de origen kosovar que mató hace dos días a dos soldados estadounidenses en el aeropuerto de Fráncfort, cometió el crimen como "venganza" por la presencia de EEUU en Afganistán.
El fiscal alemán Rainer Griesbaum ha aclarado que la actuación del detenido, trabajador de la oficina de correos del aeropuerto alemán, tuvo dos desencadenantes: el primero, las conversaciones que pudo escuchar de los soldados norteamericanos en el aeropuerto en las que éstos alardeaban de su actuación en Afaganistán; el segundo, la visita la noche anterior a una página web islamista sobre la acción de un comando de soldados de EEUU que masacró a una familia afgana y violó a mujeres.
El joven no estaba vinculado a ninguna red terrorista islámicaPor el segundo motivo se sospechó que el joven Uka podría estar vinculado a alguna red de terrorismo islámico, cuestión que el fiscal ha aclarado diciendo que se trata de una acción en solitario.
Griesbaum también ha subrayado que el detenido ha sido acusado formalmente de doble asesinato y triple intento de asesinato y que llevaba varias semanas reflexionando sobre la posibilidad de cometer un atentado, motivo por el que había adquirido una pistola de 9 milímetros de manera ilegal días atrás.
Anatomía de los hechosCuando Arid Uka vio al grupo de soldados estadounidenses que acaban de aterrizar y se dirigían a un autobús militar ubicado a las puertas de la terminal dos, se acercó a ellos preguntando si alguno tenía un cigarrillo. Tras hacer el primer acercamiento, el kosovar preguntó al último militar en subir al autocar si su destino final era Afganistán, cuestión que fue contestada afirmativamente y que fue el desencadenante para pegarle un tiro por la espalda apuntando a su cabeza y causando la muerte instantánea.
Con el primer asesinato cometido, Uka se subió al autobús donde se encontraban el resto de soldados mientras gritaba: "¡Alá es grande!", volviendo a apretar el gatillo hasta un total de nueve veces. Una de las balas impactó en su siguiente víctima, el conductor del vehículo militar.
Todavía intentó cobrarse hasta una tercera víctima, pero su arma se bloqueó e intentó salir huyendo, entorpecido precisamente por el último soldado al que había intentado matar, gracias a lo que pudo ser detenido con la ayuda de la policía alemana en la terminal cuatro del aeropuerto.
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