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El presidente surcoreano cruza a pie la frontera para reunirse con Kim Jong-il

El presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, cruzó hoy a pie la frontera con Corea del Norte, último símbolo de la Guerra Fría vigilado por medio millón de soldados

AGENCIAS

El presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, cruzó hoy a pie la frontera con Corea del Norte, último símbolo de la Guerra Fría vigilado por medio millón de soldados. Este gesto simbólico marca el inicio de la segunda cumbre intercoreana en más de medio siglo, que celebrarán hasta el jueves Roh y el líder norcoreano, Kim Jong-il, en Pyongyang.

Roh ha calificado su primer viaje al Norte comunista como una oportunidad de poner fin a medio siglo de tensiones gestadas enla Guerra Fría con la división de la península coreana al término de la Segunda Guerra Mundial.  Sin embargo, sus críticos dicen que el encuentro es simbólico y eludirá el programa de armas nucleares de Corea del Norte y su ampliamente criticado historial de derechos humanos.

Norcoreanos vestidos con sus mejores galas ondearon en fila flores de plástico rosas y rojas y vitorearon la llegada de Kim a la principal plaza de la ciudad, repitiendo los saludos minutos después cuando Roh salió de un coche abierto proporcionado por Corea del Norte. Un serio y corpulento Kim, vestido con su característico mono y zapatos de plataforma que le hacían parecer más alto que Roh, estrechó posteriormente la mano al líder surcoreano y su esposa.

Menos efusivo que en 2000 

El saludo contrastó con la efusiva bienvenida de Kim al presidente surcoreano Kim Dae-jung en el inicio de la primera cumbre en 2000 .Entonces, ambos líderes fueron juntos en coches, se abrazaron, unieron sus manos y cantaron juntos canciones patrióticas.  

Roh, que lleva sólo cinco meses en el cargo, dijo que usaría las conversaciones para presionar para lograr la paz y un eventual recorte de armas en la península y podría comprometer miles de millones de dólares para la asediada economía de Corea del Norte. Los sondeos muestran que los habitantes de Corea del Sur favorecen el encuentro y una eventual unificación pero quieren que el proceso avance lentamente, ya que temen que los cientos de miles de millones de dólares que costaría absorber a su empobrecido vecino afectarían su economía.

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