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La prueba de fuego para la izquierda italiana

La oposición sigue sin encontrar un líder convincente

D. DEL PINO

Cuando alguien le pregunta a un italiano cómo es posible que Silvio Berlusconi volviera a ganar unas elecciones, el sujeto en cuestión suele bajar la mirada y decir: 'Yo nunca he votado a Berlusconi'. Es el mecanismo de defensa de un pueblo que en su mayoría, de puertas para adentro, se avergüenza de los excesos y comentarios de Il Cavaliere, pero que luego le apoya cada vez en las urnas de una manera desconcertante. A la negación sigue la habitual explicación de 'es que aquí todos quieren ser como él. Ricos y con éxito con las mujeres'.

Mientras Italia ha vivido en las últimas semanas protestas masivas en las calles contra las reformas del Gobierno de Berlusconi los estudiantes incluso llegaron a bloquear el tráfico ferroviario la oposición sigue languideciendo. La izquierda italiana vive sumida en una crisis existencial que se agrava con episodios de esquizofrenia cuando se nombra a Berlusconi.

Si triunfa la moción de censura, la izquierda tiene que cambiar de discurso

Y por ello, la moción de censura del próximo martes en el Parlamento es tan importante para la izquierda. Porque si prospera, al menos habrán conseguido sacudirse de encima el fantasma Berlusconi. Sería como su propia moción de confianza. Pero, sobre todo Pierluigi Bersani, líder del Partido Democrático (PD), no debería engañarse. Si cae Berlusconi sólo implica un nuevo comienzo. El de la elaboración de un discurso que no le eche la culpa de todo a Il Cavaliere.

El PD, principal partido de la oposición, está en pleno proceso de cambio. Surge en 2007 con Walter Veltronide líder. El entonces alcalde de Roma se presentó a las elecciones un año después, tras la caída del Gobierno de Romano Prodi, como la gran esperanza de la izquierda al conseguir aglomerar a todas las facciones no comunistas. Pero no cuajó.

En octubre de 2009 Ber-sani ganó las primarias del PD y hasta el pasado septiembre su liderazgo estaba en entredicho. Se esperaba que para optar a algo serio, la izquierda se sacara de la manga a un joven capaz de mover masas. Y Bersani, a sus 59 años, no es esa persona. Aun así, las encuestas le dan al PD casi los mismos votos que al Pueblo de la Libertad, la formación de Berlusconi, lo que le convierte en una actor decisivo ante un hipotético panorama electoral.

El PD de Bersani iguala al partido del primer ministro en las encuestas

El resto del pastel de la izquierda se lo reparten Italia de los Valores, de Antonio di Pietro, el ex fiscal, e Izquierda, Ecología y Libertad, de Nichi Vendola. Este último es el más joven de los tres, tiene carisma y domina internet y las redes sociales. Ha sido bautizado como el 'Obama italiano' e incluso despierta tantas expectativas que la BBC británica le dedicó un reportaje esta semana. Pero Vendola concentra en sí mismo demasiadas contra-dicciones. Es comunista, católico y homosexual.

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