Este artículo se publicó hace 15 años.
Raúl, el camaleón reformista
Perfil del sucesor de Fidel al frente de Cuba
Cuando el menor de los Castro, el lampiño Raúl que creció bajo el regazo del barbudo mayor, llegó al poder el 24 de febrero de 2008, encarnaba todas las esperanzas de cambio. De hecho, insistió en eliminar algunas "prohibiciones absurdas" del régimen. No tardo en aprobar un paquete de medidas. Permitió la venta de móviles, ordenadores y tecnología a los cubanos. También eliminó la prohibición de entrar en los hoteles a sus compatriotas.
La esperada reforma agraria está todavía ralentizada. Los ciclones y la inercia burocrática de la era Fidel están transformando los esperados cambios en un videoclip reformista a cámara lenta.
Raúl pidió paciencia. Pero Cuba está anclada en un miedo superlativo a cualquier mudanza. La ley que permitiría a los cubanos entrar y salir libremente está encajonada. Y sin fecha de aprobación. Raúl, ese camaleón revolucionario que se arropó de la vieja guardia, no parece dispuesto a arriesgar demasiado. ¿Destruir/reciclar la obra de su hermano mayor? Poco a poco. Y más poco que mucho.
Raúl mira a Obama, espera a que mueva ficha. Mientras, se esfuerza en que la eficiencia mejore en la isla. En 2009 empieza el nuevo sistema de salario por productividad. Pero la economía depende en un 70% de las Fuerzas Armadas, un auténtico Ejército SA que controla las inversiones.
Por si fuera poco, el camaleón prudente no sólo ha anunciado pocos cambios sino que apela al cinturón apretado sortea-crisis. E incluso insinúa que "las gratuidades y los subsidios excesivos" pasarán a mejor vida. ¿Eliminará la cartilla de racionamiento, el gran logro de la Revolución? El 2009 despejará la incógnita del menor de los Castro.
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