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¿Es realmente Ted Cruz mejor que Donald Trump?

El magnate se lleva todas las miradas, pero su principal rival para lograr la nominación republicana es tan peligroso como él, o tal vez mucho más.

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El candidato republicano a la Casa Blanca Ted Cruz en la Conferencia de Políticas del Comité de Action Política Americo Israelí (AIPAC) en Washington. - REUTERS

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A estas alturas del proceso de primarias en Estados Unidos, Ted Cruz parece ser la única esperanza del movimiento anti-Trump. Pero, ¿es realmente Cruz el mejor antídoto contra el trumpismo? Los comentaristas políticos, tanto los norteamericanos como los europeos, tanto los progresistas como los conservadores, están sufriendo tal fijación con el multimillonario neoyorquino que parecen olvidar que su principal rival para lograr la nominación republicana es tan peligroso como él, o tal vez mucho más.

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El senador por Texas es probablemente el más derechista de todos los senadores republicanos y, a diferencia de Trump, él sí tiene la pretensión de poner en práctica sus ideas extremistas

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Mi respuesta es sí y ese alguien no es otro que Ted Cruz. El senador por Texas es probablemente el más derechista de todos los senadores republicanos y, a diferencia de Trump, él sí tiene la pretensión de poner en práctica sus ideas extremistas. Ambos aspiran al poder por encima de todo, eso está claro, pero por diversos motivos: el multimillonario aspira a llegar a la Casa Blanca básicamente para satisfacer su egolatría y realmente no tiene una idea muy clara de qué hacer una vez esté instalado en el despacho oval ─ni él mismo se toma en serio las ocurrencias disparatadas en las que basa su campaña (esperemos)─, confía básicamente en su instinto. Cruz, en cambio, es un fanático y, como todo fanático, sí que tiene unas ideas muy claras sobre lo que quiere hacer con el poder: en su caso, una mezcla explosiva de ideas ultraliberales en lo económico y ultraconservadoras en lo social que harían que el mismísimo Ronald Reagan a su lado casi nos pareciera un socialdemócrata. Sin duda, el título de “El Absolutista” que le adjudicó en 2014 el columnista del New Yorker, Jeffrey Toobin, le va como anillo al dedo.

Contrario al matrimonio homosexual y a las uniones civiles, opuesto al aborto, favorable a la pena de muerte y al derecho a portar armas, las posiciones en materia social de Cruz se sitúan en la extrema derecha del Partido Republicano

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Ciertamente, escoger entre Trump o Cruz es como escoger entre ser disparado o morir envenenado. La frase no es mía, es del senador republicano Lindsay Graham que, curiosamente, ha terminado apoyándolo. Desde una perspectiva democrática o de izquierdas ninguna de las dos opciones es aceptable, pero si no hubiera ninguna otra opción, probablemente habría que inclinarse por Trump. Al menos el multimillonario no es un ideólogo y, al no tener posiciones rígidas sobre casi ningún tema estaría mucho más dispuesto a llegar a acuerdos, de hecho, esa es su especialidad.

*El autor es profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid. Ha sido investigador visitante en el Washington College of Law (American University) y en la Universidad de Toronto.

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