Este artículo se publicó hace 16 años.
Reconstruir un país en el Medievo
España levanta de sus ruinas la deprimida provincia afgana de Bagdis
"Nos va a llevar décadas sacar a este país de la Edad Media", comenta Honorio Cantero, coronel jefe del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT, en sus siglas en inglés) situado en Qala-i-Nao, capital de la provincia de Bagdis.
"Cuando España se hizo cargo de la PRT en 2005 no existía un solo kilómetro de carretera asfaltada", añade Ignacio Álvaro, coordinador adjunto de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), en el rudimentario contenedor de la base que alberga su oficina.
Ignacio es uno de los doce miembros de la AECID destinados en Bagdis, al noroeste del país. En Qala-i-Nao, conviven en la base con unos 200 militares, responsables de garantizar su seguridad.
"Trabajamos conjuntamente con ellos", asegura este técnico, en referencia al brazo militar de la PRT, que a duras penas controla a la insurgencia de la provincia.Dos años después y tras una inversión de cinco millones de euros, los logros de la agencia han sido reconocidos internacionalmente la semana pasada. Un estudio de la Universidad estadounidense John Hopkins y el Ministerio de Sanidad afgano ha puesto de manifiesto que Bagdis se ha convertido en la segunda provincia en calidad asistencial del país. En 2007 ocupaba el penúltimo lugar en el ranking.
"Más de once mil pacientes han visitado las urgencias y cerca de 40.000 las consultas del hospital", explica Luis de la Fuente, responsable del programa de salud de la AECID en Afganistán. El centro sanitario construido por los españoles en Qala-i-Nao es hoy el principal hospital de la provincia y modelo para toda la región Oeste, según el citado estudio. A los españoles les espera un ardua y complicada labor. "Prácticamente acabamos de llegar. Nos van a hacer falta muchos años", afirma el coronel Pedro Rolán, predecesor de Cantero en el mando."Hay que empezar de cero en muchos aspectos", apostilla.
Bases españolas y PRTs
Como miembro de la OTAN, España participa en las labores de reconstrucción y desarrollo en el marco de ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia de Afganistán). A ésta aporta 600-700 militares, número que oscila dependiendo de la cantidad total de efectivos destinados a otras misiones internacionales.
Además de los dos centenares de militares destinados en Bagdis, completan el contingente más de 350 efectivos de la Base de Apoyo Avanzado de Herat (al noreste del país), unos 50 en la base de Camp Stone y una veintena de oficiales en Kabul.
"En Herat damos principalmente apoyo logístico a Qala-i-Now y a las 4 provincias del mando regional oeste", explica Salvador Pérez, piloto y portavoz de la base.Cuando ISAF diseñó el sistema de PRTs (equipos cívico-militares de reconstrucción) y repartió las provincias, asignó a España la de Bagdis, la segunda más pobre después de la de Ghor, gestionada por los lituanos.
"En 2005 los británicos nos ofrecieron Bagdis porque era la única decente que quedaba", denuncia una fuente diplomática española. "El año anterior España desestimó hacerse cargo de la de Kunduz, mucho más tranquila", añade.
En Bagdis, cada militar que entrevistamos repite cuáles son los pilares de ISAF: garantizar la seguridad, fomentar la gobernabilidad y aplicar proyectos de desarrollo. Mientras lo primero y lo segundo son tareas específicas de los militares, las Fuerzas Armadas comparten con la AECI las tareas de reconstrucción, aunque a un nivel bien distinto.
"Nosotros trabajamos en proyectos de corta duración, especialmente en la construcción de pozos o reparación de muros o tejados", afirma el Coronel Cantero frente a un enorme mapa de Afganistán.
"Al ser proyectos de rápida realización, compran la confianza de la población y así evitan ataques a las tropas españolas", puntualiza nuestra fuente. A 700 kilómetros, al sur de Qala-i-Nao, en Kabul, el general Branco, portavoz de ISAF dice al respecto. "Es absurdo plantearnos la reconstrucción si no tenemos unas mínimas garantías de seguridad". Una lección aprendida por los militares al poco de llegar a las conflictivas provincias del sur. "Se cometió un error desplegando tropas cuando no existían unas mínimas condiciones para nuestros soldados", afirma un asesor de la embajada alemana.
120 kilómetros de carreteras
La provincia de Bagdis no es sólo la segunda más pobre de Afganistán. Su orografía escarpada hace que cualquier desplazamiento se convierta en una pesadilla. "El mayor esfuerzo lo hemos dedicado a construir carreteras e infraestructuras", añade Ignacio Álvaro. "Hoy ya hemos construido más de 120 kilómetros", espeta el técnico con orgullo.
Además de la pista de aterrizaje de Qala-i-Nao, la principal obra acometida con apoyo español ha sido la construcción de los primeros 30 kilómetros de la carretera que une esta ciudad con Herat, la más importante de la región.
"Bagdis es una provincia aislada por su orografía pero es importante no olvidar a sus ciudades" señala Álvaro, en referencia al trabajo de la AECI para desarrollar una red de carreteras que comunique Qala-i-Nao.
Conectar todas las provincias de Afganistán es uno de los objetivos prioritarios en la agenda de gobierno del presidente Hamid Karzai. La célebre Ring Road, anunciada en gigantescos carteles por todo el país, persigue enlazar las principales ciudades con la capital. A día de hoy, Bagdis es la única donde todavía no se ha construido el tramo que permita cerrar el círculo de la principal infraestructura viaria del país.La construcción de carreteras es fundamental también para permitir el acceso a escuelas y hospitales.
En las próximas semanas la Cooperación Española aportará nueve ambulancias todo terreno, una unidad móvil de vacunación, un vehículo de emergencias y seis clínicas móviles. Con ello la AECID pretende que Bagdis sea la primera provincia que disponga del más completo sistema de transporte sanitario.
Pero el esfuerzo de la institución española no sólo se centra en el equipamiento. También da prioridad a la formación de profesionales afganos. En 2008 se graduará la primera promoción de matronas rurales, formadas por la agencia, que darán servicio en las zonas más remotas de la povincia a donde no llega ningún servicio sanitario.
Con ello persiguen reducir los elevados índices de mortalidad materno infantil. Según la agencia de cooperación, un recién nacido de cada seis muere en el parto. Uno de cada cuatro de los que sobreviven no llega a los cinco años, en el 40% de los casos por falta de agua potable.
"Solo el 6% de la población tiene acceso a agua de buena calidad", comenta Pablo Yuste. "Tampoco el afgano tiene un concepto claro de lo que es potable o no; lavan los platos en el las alcantarillas", añade este experto, para quien eliminar la insalubridad del agua en Bagdis es otro gran desafío. En la capital, lo han conseguido. "Toda la ciudad va a tener acceso a este precioso recurso", señala Álvaro.
La red de saneamiento
El agua, fuente de vida, también puede convertirse en veneno. "Las fecales se filtran a las aguas subterráneas, contaminando el suministro del que luego se bebe", comenta Yuste. En su lucha por frenar la contaminación existente, los españoles han construido en Qala-i-Nao la primera red de saneamiento subterráneo con tuberías de todo Afganistán.
El sector agrícola es la otra gran área de actuación de los españoles en Bagdis. "En esta zona los afganos ni siquiera han tenido suerte con la tierra que les ha tocado", comenta Pablo Yuste, coordinador general de la AECID en el Afganistán.
A pesar de las extremas condiciones climáticas, la agricultura aporta la principal fuente de ingresos a la población. "El problema es la desertificación y la erosión. Cuando caen esas lluvias torrenciales, el agua se lo lleva todo, pueblos incluidos, porque no hay vegetación que la frene", lamenta Yuste. Los técnicos han logrado mejorar las canalizaciones de riego, fabricándolas de hormigón en los tres valles principales que rodean la ciudad.
El último gran reto de la Agencia es la educación. La construcción de escuelas o de las más de 160 tiendas de campaña levantadas hasta ahora con el apoyo de UNICEF están permitiendo la escolarización de los más de 20.000 niños de la provincia. Una actuación en el campo educativo que además tiene un importante componente de género, formando a las mujeres que malviven en Bagdis. Victimas también de un sistema social arcaico basado en una interpretación obsoleta del Islam, más evidente en provincias que en grandes urbes como Kabul.
En definitiva, 50 millones de euros para el quinquenio 2005-2010. Proyectos de gran envergadura que podrían tardar decenios en materializarse. "No hemos hecho más que empezar", dice el coronel Cantero.
La educación progresa a pesar de la guerra En los colegios de Afganistán hay más niños que nunca: 5,7 millones, de los que 800.000 han sido escolarizados este año. Son datos del Ministerio de Educación Nacional afgano, que se ha felicitado por estos buenos resultados, sobre todo si se tiene en cuenta que, en los últimos diez meses, 147 niños y profesores han muerto asesinados en la guerra y casi un centenar de escuelas han sido quemadas. Desde que hace dos años los talibanes relanzaron su ofensiva contra el Gobierno prooccidental de Hamid Karzai, los profesores, las escuelas y los estudiantes se han convertido en objetivos de los radicales islámicos, que prohíben a las mujeres trabajar fuera de casa y a las niñas acudir a clase. Los buenos resultados relativos del pasado año no ocultan, sin embargo, que el estado de la educación sigue siendo catastrófico. El propio Karzai reconoció que "en varias provincias de Afganistán, al menos 300.000 niños no pueden ir al colegio". En muchas zonas, las escuelas simplemente no existen; en otras, son simples tiendas expuestas a la intemperie donde los niños padecen temperaturas extremas. La inexistencia de centros escolares empuja también a muchos estudiantes, explicó el Ministerio de Educación, a acudir a escuelas coránicas irregulares, donde "se propaga el odio, la violencia y el terrorismo"
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