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El régimen libio admite que dialoga con Occidente

Un asesor de Saif Gadafi se reunió con el Foreign Office. Los rebeldes, abiertos a la idea de un alto el fuego

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Ninguno de los dos bandos en la guerra civil de Libia parece tener muchas esperanzas en acabar rápidamente con su rival. Quizá por eso este viernes se escucharon por primera vez declaraciones favorables a una hipotética negociación de contenido desconocido y final impredecible.

Las especulaciones se desataron al saberse que una persona muy cercana a Saif al-Islam Gadafi, el hijo del dictador que estudió en Londres, ha estado en la capital británica en los últimos días.

Londres comunicó a Mohamed Ismail que exige la salida del poder de Gadafi

El régimen libio dio la versión, no muy creíble, de que Mohamed Ismail había viajado para ver a sus hijos, que estudian en Londres. El Foreign Office confirmó que se había tratado de una visita oficial, pero fue muy parco al explicar la naturaleza de los contactos. 'El mensaje que se le transmitió es que Gadafi tiene que irse, y que los responsables de crímenes tendrán que presentar cuentas ante el tribunal internacional', dijo un portavoz a The Guardian.

Ismail, con buenos contactos en Occidente, ha actuado como intermediario en nombre de Saif en numerosos negocios y gestiones en el extranjero. Después de la deserción del ministro de Exteriores, Musa Kusa, el régimen debe elegir con mucho cuidado a las personas que pueda enviar en misiones al exterior. Algunos pueden tener la tentación de no regresar.

En Trípoli, el ex primer ministro Abdul Ati al-Obeidi confirmó que el Gobierno está abriendo líneas de comunicación con los países occidentales. 'Hemos intentado entrar en contacto con británicos, franceses y norteamericanos para intentar poner fin a las hostilidades. Intentamos encontrar una solución aceptable para todos', dijo en una entrevista a Channel 4.

El Ejército vuelve a bombardear Misurata pero sigue sin poder tomarla

Esta declaración coincidió con la visita a Bengasi del enviado especial de la ONU. En su presencia, el líder del consejo revolucionario, Mustafá Abdul-Jalil, dijo que están dispuestos a aceptar un alto el fuego. La condición es que 'las fuerzas de Gadafi se retiren de las ciudades y sus inmediaciones para dar libertad al pueblo de Libia a decidir (su futuro) y que el mundo vea que han elegido la libertad'.

Todas esas ofertas, sinceras o no, de diálogo poco tienen que ver con lo que está ocurriendo en Misurata, la tercera ciudad de Libia y la única población de la zona occidental del país en la que continúa la resistencia contra Gadafi.

Los rebeldes intentan organizar una fuerza más profesional

Los rebeldes aún controlan el centro y el puerto de Misurata, a pesar de que este viernes las fuerzas gubernamentales aumentaron los ataques con fuego de artillería y morteros.

Un portavoz de los rebeldes informó a Reuters por teléfono de que los rebeldes habían rechazado un nuevo intento del régimen por hacerse con Misurata. Al fracasar, procedieron a atacarla de forma indiscriminada: 'Utilizaron tanques, lanzagranadas y mortero contra la ciudad. Fue un bombardeo muy intenso. La destrucción es indescriptible'.

Otro dirigente rebelde contó a Al Jazeera que en el bombardeo un coche fue alcanzado y murieron sus ocupantes, cinco personas, incluido un niño de seis años.

En la zona oriental, los rebeldes acumularon fuerzas cerca de la ciudad de Brega, una de las que tuvieron que abandonar esta semana en una caótica huida.

Por primera vez, se aprecian indicios de que han comenzado a imponer un cierto orden en sus filas. Se instalaron controles cerca de Brega y algunos de los voluntarios que intentaron acercarse al frente fueron invitados a volverse al carecer de cualquier tipo de experiencia militar. Los rebeldes dijeron que han completado el entrenamiento de nuevas tropas.

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