Este artículo se publicó hace 14 años.
Las riadas dejan a su paso 41 muertos en Río de Janeiro
Los corrimientos de tierra han sepultado alojamientos turísticos. Continúan las labores de búsqueda de los desaparecidos
La resaca de la fiesta de Año Nuevo en Brasil estuvo marcada por las muertes de al menos 41 personas tras los corrimientos de tierras provocados por las fuertes lluvias caídas en el último día y medio sobre el estado de Río de Janeiro.
Lo peor se produjo en Ilha Grande, una pequeña isla de pescadores situada a unos 150 kilómetros de Río de Janeiro y orientada al turismo ecológico en los últimos años, donde fuentes oficiales han confirmado una cifra provisional de 15 muertos al arrasar un alud de lodo un pequeño hotel.
El secretario estatal de Salud y Defensa Civil, Sergio Cortes, confirmó la cifra de fallecidos por el alud que sobre las 04.30 horas (06.30 GMT) derrumbó la Posada Sankai, en la zona norte de la isla, donde el acceso sólo es posible por mar.
Búsqueda de desaparecidos"Las búsquedas continuarán incesantes, no van a parar. Estamos trayendo generadores de energía y maquinaria desde Río", anunció Cortes en entrevista con la televisión Globo.
El vicegobernador del estado de Río de Janeiro, Luiz Fernando de Souza Prezao, también visitó la zona, tras lo cual compareció ante la prensa y calificó la situación de "muy triste".
Prezao, quien señaló que recibió una llamada del propio presidente Luiz Inácio Lula da Silva, destacó, sin embargo, que la instalación hotelera no fue totalmente destruida, por lo que conserva esperanzas de encontrar huéspedes con vida.
Además, afirmó que la zona afectada por el corrimiento no era considerada de riesgo, ya que "la vegetación de la región es nativa y no hay señales de deforestación".
"Las piedras y las ramas son muy grandes por lo que es un cuadro difícil", dijo Prezao, al tiempo que apuntaba que están a la espera de poder hacer llegar a la isla maquinaria pesada e incluso generadores de luz para poder trabajar durante la noche.
Las televisiones mostraron imágenes aéreas del lugar, una pequeña playa rodeada de frondosas colinas donde se puede apreciar como una auténtica cicatriz el río de barro que, además de con el pequeño hotel, acabó con al menos otras tres casas.
El subsecretario estatal de Defensa Civil, Pedro Machado, confirmó a los medios que diez de los cadáveres fueron hallados bajo los escombros y el barro, y cinco en el mar.
En el lugar, junto a vecinos voluntarios, trabajan alrededor de un centenar de personas entre miembros de los bomberos, la Marina de Brasil y la Policía Militar del Estado, que ha desplazado al lugar helicópteros.
Dado que el hotel estaba lleno por la celebración de Fin de Año, se calcula que podría haber hasta medio centenar de personas alojadas, por lo que las autoridades han mostrado su temor de que la cifra pueda alcanzar las cuatro decenas.
Precisamente en Angra dos Reis, ciudad continental a pocos kilómetros frente a Ilha Grande, otro corrimiento de tierras mató a cinco personas, y una niña de tres años murió en un hospital después de haber sido rescatada del lodo el miércoles, día en que comenzaron las fuertes precipitaciones.
Desde entonces, las incesantes lluvias en Río de Janeiro se han cobrado la vida de once personas en la capital carioca, dos en la vecina ciudad de Niteroi y otras siete en otras ciudades del Estado, lo que completa el resultado provisional de 41 muertos.
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