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Romney pide a los republicanos que se unan para ganar a Obama

El candidato conservador favorito intenta ganar Iowa, pero ya mira hacia New Hampshire

ISABEL PIQUER

De los ocho grandes aspirantes a la nominación republicana, Iowa, la primera etapa de las primarias, debe decantarse este martes por sus favoritos, tras lo que ha sido, en opinión de todos los comentaristas políticos, una campaña bastante mediocre.

Los últimos sondeos dan un pequeña ventaja al exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney. Sin embargo, no descartan que Rick Santorum, el candidato del Tea Party, pudiera ganar, pero, como pasó en 2008 con el entonces favorito de los evangelistas, Mike Huckabee, sería flor de un día. Santorum no tiene ni la infraestructura ni los medios de Romney, que ha preparado cuidadosamente la segunda etapa de las primarias, New Hampshire, dentro de una semana.

'Los republicanos quieren ganar este año', decía ayer Craig Robinson, director de la publicación conservadora The Iowan Republican, 'por eso se han centrado en un candidato que pueda derrotar al presidente Barack Obama'.

El favorito parecía tan seguro de su victoria que en uno de los últimos mítines de campaña se le escapó un 'vamos a ganar estas elecciones'. Este martes, en un café de Des Moines, ante un centenar de personas, Romney pidió unidad frente a la crisis: 'Las divisiones envenenan los ánimos de los estadounidenses y los enfrentan en una guerra de clases. Prefiero que América sea una nación unida bajo la mirada de Dios'.

Romney: 'Prefiero que América sea una nación unida bajo la mirada de Dios'  

Romney, sin embargo, no tiene mucho de qué alegrarse. Si los republicanos le eligen finalmente como candidato, será porque no han podido elegir a nadie más. 'El hecho de que Santorum se haya aproximado a los primeros puestos en los últimos días no se debe tanto al candidato en sí como al hecho de que los votantes ya no sabían muy bien a quién votar', subrayaba el comentarista político del Washington Post, Dana Milbank.

Los perdedores no se dan por vencidos y esperan un 'milagro', como decía la última candidata de la lista, la representante por Minnesota, Michele Bachmann. Y la mayoría ha anunciado que no piensa retirarse inmediatamente pese a sus escasas posibilidades.

Newt Gingrich, que espera contar con el voto de los conservadores del sur, tiene puestas sus esperanzas en Carolina del Sur y en Florida, aunque todos los analistas coinciden en dar por muerta su candidatura. Gingrich se enfrenta a algo peor que sus rivales: su propio pasado político. En Iowa, los votantes no le han perdonado que haya cobrado 1,6 millones de dólares como consultor privado de los dos gigantes estatales Fanny Mae y Freddy Mac, que garantizan buena parte de las hipotecas del país.

Iowa ha dado bastante de sí, porque tiene una forma singular de igualar a los candidatos. Romney, con un botín de 32 millones de dólares, se ha visto amenazado por Santorum, que sólo tiene un millón en sus arcas de campaña. Tiene que ver con la topografía electoral de un Estado que aprecia mucho el contacto directo y que no se deja influir tanto por amplias campañas televisivas.

El formato de Iowa también ha permitido que un candidato tan improbable como Ron Paul, el veterano representante de Texas cuyas posturas marginales nunca le han granjeado el apoyo de su propio partido, también pudiera situarse cerca de la victoria.

Pero la primera etapa de las primarias no ha dejado buen recuerdo. Iowa no ha sido, en opinión de todos los comentaristas, un momento especialmente glorioso. Lo resaltaba este martes la página web Politico, al hacer un balance de la campaña y calificarla de 'mediocre'.

'Aunque tienen serias posibilidades de llevarse la presidencia, los republicanos han presentado a unos candidatos de poca talla. Romney ha sido el único en poder proyectar algo de respetabilidad presidencial. Y, sin embargo, tres de cada cuatro republicanos no acaba de confiar en él', decía www.politico.com.

Santorum podría ganar en Iowa, pero no tiene los medios para ser nominado 

Politico también subrayaba el hecho de que los votantes se habían decantado, como en 2008, por un candidato de centroderecha, pese a la radicalización ideológica del partido, animada por el Tea Party. Romney, que sin duda se llevará la nominación, es, después de todo, un candidato tanto o más tradicional como lo fue en su momento John McCain. Este año los vientos están a su favor.

'Los conservadores no están enamorados de Romney', comentaba el antiguo jefe de campaña de Bachmann, 'pero tampoco lo estaban de McCain. Ni de Bob Dole. No es nada nuevo'. En las elecciones, al final, los votantes acaban decidiéndose por lo más seguro.

'Siempre hay un candidato más convencional, se puede llamar del establishment, y uno más marginal. Al final, siempre ha ganado el primero', decía Charlie Black, un antiguo asesor de McCain.

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