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Los saharauis apuestan por un presidente de continuidad en la figura de Brahim Gali

El Frente Polisario optó por el continuismo, pero con un rostro más duro, y como se esperaba eligió al histórico líder militar y uno de los fundadores del movimiento independentista, como secretario general y presidente de la RASD.

Los saharauis apuestan por un presidente de continuidad con un cariz más duro. /EFE

EFE

El Frente Polisario optó hoy por el continuismo, pero con un rostro más duro, y como se esperaba eligió a Brahim Gali, histórico líder militar y uno de los fundadores del movimiento independentista, como secretario general y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Gali, considerado una de las voces más influyentes del liderazgo saharaui, obtuvo un 93,19 por ciento de los votos emitidos por los 2.470 congresistas reunidos desde el viernes en el campo de refugiados de Dakhla, el más occidental de los establecidos hace 40 años en el desierto argelino.

Según datos de la Comisión electoral nacional, el que fuera representante del Polisario en España recibió 1.803 votos a favor y ninguno en contra, con 538 abstenciones, 64 papeletas nulas y 65 en blanco. "Respecto al futuro del Polisario creemos que no hay una interrupción, que con el nuevo secretario general tenemos todas las posibilidades de seguir por la línea trazada por el presidente Mohamad Abdelaziz", muerto el pasado 31 de mayo, explicó Omar Mansur, miembro de la secretaría general del movimiento.

En la primera reacción oficial a la elección de Gali, Mansur indicó que "es una línea de cooperación con Naciones Unidas, pero al mismo tiempo de reconstrucción y de reforzamiento de las fuerzas armadas saharauis para tener un mayor apoyo y presencia en la comunidad internacional". "Consideramos que esta no debe ser vista como una cuestión de nombres, sino de objetivos y estrategia, y esa estrategia es la misma y que seguramente con el cambio de nombres puede cambiar un estilo, pero no los objetivos y las dinámicas sobre las que trabajamos", agregó.

En este sentido, el nuevo presidente saharaui -de 67 años- se presenta como el candidato de consenso perfecto en un contexto de gran incertidumbre, en el que parece que el diálogo se ha estancado, debido a las políticas dilatorias de Marruecos y en el que vuelven a sonar los llamamientos a las armas entre los más jóvenes. Afable y con un fluido dominio de español, Gali ha sido de todo: soldado en la fuerza nómada bajo control colonial español, activista subversivo, fundador del Frente Polisario y la RASD, líder guerrillero, ministro de Defensa y embajador tanto en Madrid como en Argel.

Está abierto a regresar al campo de batalla si el proceso de diálogo sigue estancado y la comunidad internacional continúa permitiendo la "política dilatoria de Marruecos"

Abierto a regresar al campo de batalla si el proceso de diálogo sigue estancado y la comunidad internacional continúa permitiendo lo que denomina política dilatoria de Marruecos, algunos medios le señalan además como el candidato sostenido por Argelia, principal aliado de los saharauis. Y también el político al que menos quería ver al frente del liderazgo saharaui Marruecos, potencia ocupante desde 1975 que prefería un perfil "más dialogante" y acomodaticio y no al militar de firmes convicciones y lenguaje directo que como ministro de Defensa dirigió la guerra entre 1976 y 1989.

Logrado el alto el fuego de 1991 e iniciado el proceso de diálogo con Rabat en busca del referéndum de autodeterminación que la autoridad colonial española prometió en la década de los sesenta, Gali fue nombrado en 1999 representante del Polisario en España, cargo que ejerció hasta febrero de 2008. Meses después fue destinado como embajador saharaui en Argelia, puesto que desempeñó hasta que en el pasado congreso, celebrado en diciembre con un Mohamad Abdelaziz ya enfermo, fue reincorporado a las funciones de gobierno como responsable de organización de masas y organización política del Frente Polisario.

Su primera prueba de fuego será precisamente la decisión que la ONU tome el próximo día 31 sobre la continuidad de su misión en el Sahara Occidental

Su primera prueba de fuego será precisamente la decisión que la ONU tome el próximo día 31 sobre la continuidad de su misión en el Sahara Occidental (MINURSO), sacudida por la decisión de Rabat de retirar en marzo pasado a parte de su personal en protesta por una polémica declaración del secretario general, Ban Ki-moon. Los saharauis exigen ahora que, si los funcionarios marroquíes vuelven y la ONU prolonga su misión, sea para completar su mandato: es decir, que se establezca un calendario fijo para celebrar la citada consulta.

En este sentido, Gali es partidario de aumentar la presión en los organismos mundiales para que éstos obliguen a Marruecos a cumplir la ley internacional y se celebre el referéndum de autodeterminación prometido. Aunque sin dejar de mirar al campo de batalla y manteniendo abierta la puerta de la guerra como herramienta disuasoria.

"Se respira un ambiente positivo, pero también un ambiente de necesidad de desafío a Marruecos por su rebeldía frente a la comunidad internacional, su arrogancia al expulsar a la fuerzas de Naciones Unidas", explicó Mansur. Ahora "los saharauis caminarán con la mano tendida, pero en la otra llevarán un arma cargada", apostilló.

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