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¿Cómo salir adelante después del terremoto en Ecuador?

Mientras el gobierno cifra las pérdidas en 3.000 millones de dólares, la población afectada se pregunta cómo salir adelante tras sufrir las consecuencias de un terremoto que ha arrasado sus casas y negocios. El seísmo de 7,8 grados, se salda hasta el momento con 654 muertos y 16.601 heridos.

Mujeres en un refugio levantado en una instalación deportiva en Pedernales. REUTERS/Guillermo Granja

JAIME GIMÉNEZ

QUITO.- Desde que la tierra tembló violentamente el pasado 16 de abril, decenas de miles de ecuatorianos vieron sus vidas destruidas. El seísmo de 7,8 grados de magnitud en la escala Richter, que hasta el momento se salda con 654 muertos y 16.601 heridos, dejó sin casa a más de 26.000 personas. Además, muchos habitantes de las zonas afectadas se han quedado sin empleo, ya sea porque sus negocios se vinieron abajo o porque el lugar donde trabajaban dejara de existir.

Una de esas personas es Gustavo Padilla, agricultor de San Ramón de Tigrillo, una pequeña comunidad del interior de la provincia costera de Manabí. “He perdido mi casa y mis cultivos de maracuyá. Ahora tendré que pedir un crédito para poder sembrar de nuevo, pero tardare más de un año en obtener la cosecha”, afirma a Público este militar retirado de 42 años. Como él, miles de ecuatorianos se ven obligados a buscar una forma de salir adelante, reconstruyendo unas vidas que el terremoto derrumbó.

Con las antenas telefónicas caídas y sin comunicación con el exterior, el pueblo de San Ramón de Tigrillo trata de volver a la normalidad. El 70% de las casas han quedado destruidas, pero ninguna persona falleció por el terremoto. “Lo peor es el miedo, que se ha quedado dentro de nosotros”, asegura Padilla, propietario de una finca de dos hectáreas en la que cultivaba maracuyá, pimienta y cacao. “El movimiento destruyó los soportes que sujetaban mis cultivos de maracuyá y pimienta, que son plantas trepadoras, aunque el cacao sí resistió. Ahora tendré que invertir 16.000 dólares para restaurar los cultivos”, explica a través de un teléfono satelital, la única forma de establecer conexión desde su comunidad. Su vivienda, construida con madera y cemento, también ha sufrido daños irreparables. “La madera resistió, pero el cemento se cayó. Ahora me toca derrumbar la casa y volver levantarla, tengo que sacar a mi familia adelante”, cuenta emocionado.

Un residente observa su casa derrumbada en Pedernales. REUTERS/Henry Romero

Un residente observa su casa derrumbada en Pedernales. REUTERS/Henry Romero

El gobierno ecuatoriano ha cifrado las pérdidas por el terremoto en 3.000 millones de dólares, lo que equivale a un 3% del PIB del país. Para apoyar la reconstrucción de las zonas dañadas en la costa del Pacífico, el ejecutivo de Rafael Correa decidió elevar el IVA en dos puntos porcentuales durante un año y establecer un impuesto del 0,9% a las grandes fortunas. Asimismo, los ecuatorianos que reciban un sueldo mayor a 1.000 dólares al mes tendrán que aportar un día de su sueldo a reparar los daños producidos por el terremoto. Los que tengan un salario superior a 2.000 dólares, contribuirán con dos días de sueldo y así progresivamente hasta los que ganen 5.000 dólares, quienes pagarán cinco días de salario. Con estas medidas fiscales de urgencia, sumadas al crédito por 600 millones de dólares solicitado a instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, el gobierno espera recaudar suficiente dinero para financiar la reconstrucción.

“El país no ha de engañarse. No son tres días, ni tres meses. Esto va a tomar años. Es el desastre más grande de los últimos 70 años. Hay decenas de miles de damnificados, poblaciones casi totalmente destruidas”, declaró el presidente Correa el pasado miércoles. “Estamos enfrentando lo más duro, pero es solo el comienzo”, añadió.

Una de las ciudades más afectadas fue Pedernales, muy cercana al epicentro del seísmo. En esta turística población de la costa norte de Ecuador todos los hoteles han quedado inservibles. Así lo afirma Bruno Andrade, dueño del hotel Bamboo. “Tuvimos mucha suerte porque nuestro hotel logró mantenerse en pie y no tuvimos pérdida de vidas. Pero los cimientos están destruidos, se puede caer con un soplo”, describe. Hasta el momento, las más de 700 réplicas que han seguido al terremoto del 16 de abril no han podido tumbar el edificio. “Lo vamos a tener que derrumbar por cuestiones de seguridad”, explica Andrade, cuya familia ha regentado el hotel desde hace siete años. “Era un negocio próspero, justo estábamos construyendo una tercera planta para poder albergar a más turistas”, cuenta.

Residentes descansan fuera de sus casas en Portoviejo. REUTERS/Henry Romero

Residentes descansan fuera de sus casas en Portoviejo. REUTERS/Henry Romero

Vistas las dramáticas consecuencias del seísmo para el sector turístico, los empresarios hoteleros de Pedernales planean enviar una carta al presidente de Ecuador para pedir la condonación de sus deudas con los bancos públicos. “Supongo que la economía de Pedernales se reactivará en 5 o 10 años”, especula Andrade, quien piensa que su familia debe abandonar temporalmente el negocio del turismo para apostar por una actividad más rentable a corto plazo. “Este pueblo se construyó gracias a la producción camaronera, así que habrá que volcar los ojos a la venta de productos relacionados con el camarón”, razona este empresario que valora las pérdidas causadas por el terremoto en más de 250.000 dólares.

Sin embargo, no solo los dueños de hoteles se han visto perjudicados económicamente por el desastre natural. Como afirma a Público Nuno Queiros, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Ecuador, “el sector turístico no es solo el hotel y el restaurante, es también el pescador que provee la comida para el restaurante y la comunidad que proveía las toallas o las lavaba”.

En los últimos años, Ecuador había apostado fuerte por la promoción del turismo. A través de la campaña All you need is Ecuador (Todo lo que necesitas es Ecuador), el gobierno pretendía posicionar al país como un destino principal para el turismo procedente de Europa y Estados Unidos. Precisamente para atraer visitantes norteamericanos, Ecuador llegó a pagar alrededor de 3,8 millones de dólares por un anuncio televisivo durante la Superbowl, la final del campeonato de fútbol americano. Ahora, cuando el terremoto ha llevado a muchos a pensarse dos veces viajar al país andino, los ecuatorianos han puesto en marcha una campaña en redes sociales llamada Don´t cancel your trip to Ecuador (No canceles tu viaje a Ecuador). Pese a que la zona costera, la más afectada por el seísmo, es un gran atractivo turístico, otras regiones del país que también atraen a muchos visitantes han quedado intactas. Es el caso de las casi vírgenes Islas Galápagos, las ciudades coloniales de Quito y Cuenca o la majestuosa selva amazónica.

Un niño mira a través de una ventana en su casa dañada en Pedernales. REUTERS/Henry Romero

Un niño mira a través de una ventana en su casa dañada en Pedernales. REUTERS/Henry Romero

“Había una fuerte estrategia de posicionamiento mediático de Ecuador como receptor de turismo, buscando unos ingresos turísticos que fueran un factor importante en la economía nacional”, asevera el consultor político Decio Machado. “Es muy fácil que después de este seísmo ese posicionamiento se vea trastocado”, anuncia. Machado, director de la fundación Aldhea, considera que este “es un momento en el que todo el país tiene que arrimar el hombro. Una catástrofe de estas características en un país tan pequeño, con una economía muy dependiente del sector petróleo, que está en caída, conlleva que la situación a futuro se parezca a un túnel del que todavía no se ve claro dónde está la luz de salida”.

Buscando esa salida se encuentra el agricultor Gustavo Padila, quien denuncia que “la ayuda está llegando a las ciudades, pero se han olvidado de que también existen los pueblos pequeños. Necesitamos médicos para los niños y material de obra para volver a levantar nuestras casas”. Desde una humilde comunidad como San Ramón de Tigrillo, Padilla tiene claro lo que necesita para reconstruir su vida y la de su familia después del terremoto: “con trabajo y esfuerzo seguro que conseguiremos salir adelante”.

La embajada recuerda que la Cancillería ecuatoriana ha habilitado el número de teléfono 900 935 930 para llamadas desde España y la plataforma www.consuladovirtual.gob.ec para pedir información vía chat o videollamada.

AYUDA INTERNACIONAL
​Nombre del Banco: Citibank, N.A.
Swift: CITIUS33
ABA: 021000089
Número de cuenta corriente NY: 36360112
Nombre de la cuenta: TERREMOTO ECUADOR / EARTHQUAKE ECUADOR

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