Nicolas Sarkozy se desvivió en elogios para postularse como el mejor aliado del Reino Unido en Europa. El presidente francés, que intervino ante diputados y lores en el Palacio de Westminster, agradeció la ayuda prestada por Reino Unido a su país en la II Guerra Mundial.

Fue más lejos que sus predecesores al celebrar la reciente estrategia política de Londres. “Son modelo, punto de referencia, inspiración para mí. Pero lo que más admiro de ustedes es la habilidad para cambiar y mostrar las pautas del futuro al resto del mundo. Francia ha de aprender de sus vecinos”, alabó Sarkozy en un discurso dirigido no sólo a la selecta audiencia sino a su propio electorado.

Como prueba de sus buenas intenciones, prometió ampliar el despliegue de tropas francesas en Afganistán. Londres lleva tiempo pidiendo un mayor esfuerzo a sus aliados.

En su primera visita de Estado a Londres, la primera de un presidente francés en diez años, dejó de lado las periódicas rencillas y diferencias entre ambos países para defender los valores que les unen. Con un guiño de humor al escenario elegido, decorado con grandes paneles de las batallas de Waterloo y Trafalgar, promocionó la cooperación en la construcción europea, inmigración, seguridad, defensa, energía y cambio climático.

En su mandato, Sarkozy quiere convertir la “entente cordial en una entente amistosa”, que refuerce “el eje franco-británico” frente al “eje franco-germano”, que, según explicó, “fue la fuerza indispensable de la reconciliación europea”.

“Queremos cambiar Europa y queremos al Reino Unido dentro de Europa. El éxito depende en una actuación conjunta, respetando la diversidad y las identidades”, señaló en un apasionado discurso en francés. “La palabra nación no debería asustarnos. Vivimos en el siglo XXI con normas del XX. Necesitamos respuestas conjuntas a los problemas actuales”, añadió
Hoy tendrá ocasión de profundizar en su nueva amistad en un encuentro con el primer ministro Gordon Brown.