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Sea Watch 3 El Consejo de Europa, primero en arbitrar en el Mediterráneo

La ONG alemana Sea Watch se dirige al Tribunal de Estrasburgo para conocer si Italia está violando los derechos humanos al no permitir el desembarque de 43 migrantes en el puerto de Lampedusa.

Imagen de archivo del barco humanitario de Sea Watch 3.

MANUEL TORI

El Mediterráneo Central vuelve a ser escenario de enfrentamiento entre Italia y las ONG. El esquema no hace más que repetirse, una vez más: las ONGs rescatan migrantes frente a las costas de Libia; se acercan a las costas italianas; el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, pone todas las trabas posibles para que las ONGs ni siquiera puedan acercarse; y los migrantes empiezan a estar a la deriva durante días hasta que alguien ofrezca una solución. Sin embargo, por primera vez, un nuevo árbitro sienta precedente entrando en juego como mediador entre Italia y las organizaciones humanitarias.

La ONG alemana Sea Watch se ha dirigido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo (Francia) –y perteneciente al Consejo de Europa– para que dé su propia opinión acerca de si Italia está incumpliendo o no el derecho internacional al no permitir el desembarque de los 43 migrantes y refugiados que llevan 13 días embarcados en el buque humanitario Sea Watch 3 en torno a Lampedusa a una distancia de 16 millas marítimas. El Tribunal de Estrasburgo ha informado a través de una nota que ha recibido una solicitud de "medidas provisionales" por parte del buque con bandera holandesa para que los migrantes y refugiados puedan desembarcar en condiciones de seguridad en la isla siciliana de Lampedusa.

El objetivo, según se lee, es el de "impedir serias e irremediables violaciones de los derechos humanos". La portavoz de Sea Watch, Giorgia Linardi, ha informado a lo largo de este domingo que la petición ha sido firmada por algunos de los embarcados que consideran estar viviendo un trato "inhumano y degradante" tras tantos días a la deriva. Italia podría estar incumpliendo el derecho internacional no sólo por no garantizar la supervivencia de unos náufragos en el mar, sino también por no ofrecerles un puerto seguro.

"¿La Unión Europea quiere resolver la situación? Fácil. Barco holandés, ONG alemana: la mitad para Ámsterdam, la otra mitad para Berlín y el secuestro del barco pirata", dijo domingo el líder de la Liga, Matteo Salvini, arremetiendo contra Holanda. Sin embargo, tal como recuerda el periódico italiano Corriere della Sera, "la UE no competencia directa en materia migratoria, y tienen que ser los Gobiernos los que tienen que ponerse de acuerdo". "He escrito personalmente a mi colega holandés. No consigo entender por qué están tan desinteresados acerca de un barco que lleva su bandera, que además pertenece a una ONG alemana", declaró hace dos días Salvini. Y añadió: "Consideramos al Gobierno holandés y a la Unión Europea, ausentes y lejanos como de costumbre, responsables de cualquier cosa que les pueda ocurrir a las mujeres y a los hombres abordo del Sea Watch 3".

Desde que firmó su cargo hace un año, el líder de la Liga, Matteo Salvini, hasta ahora ha hecho todo lo posible para impedir que cualquier embarcación con migrantes o refugiados abordo pueda llegar a atracar en un puerto italiano. La promesa anti-migratoria está en el ADN programático del soberanismo italiano. El vicepresidente del Gobierno italiano sigue apostando por su política de los "puertos cerrados" para demostrarle a Europa que no tiene ningún temor de ser reprochado por Bruselas o por el resto de los países de la Unión Europea.

Los migrantes y los refugiados salen de sus países por diferentes razones: bélicas, religiosas, económicas, médicas, profesionales, personales. Con el objetivo de alcanzar Europa de cualquier forma posible, pagan en torno a 1.500 dólares estadounidenses cada uno –cifras variables– para ponerse en manos de los traficantes de seres humanos presentes en Libia. En el país norteafricano son retenidos en condiciones infrahumanas, motivo por el cual Naciones Unidas considera que Libia, también por el hecho de ser un Estado fallido desde la caída de Muamar El Gadafi, se trata de un lugar "no seguro" para los migrantes que ya han zarpado hacia Italia, de modo que nunca deben volver atrás.

Las organizaciones no gubernamentales, posicionadas justo donde empiezan las aguas internacionales, tratan de salvar a los migrantes y refugiados a la deriva con el objetivo de garantizarles la supervivencia en su ruta hacia Europa. Parece bastante utópico la idea de salvar la mayor cantidad posible, de hecho fue así hasta la llegada de Matteo Salvini en el Gobierno italiano. Los anteriores Ejecutivos transalpinos implicaron mucho a sus fuerzas armadas para colaborar con las ONG. Hoy Sea Watch, a contracorriente, trabaja para forzar a que los países europeos encuentren una solución política conjunta a un problema que lleva años siendo estructural para el Viejo Continente.

La ONG española ProActiva Open Arms también estará de nuevo operativa frente a Libia en los próximos días, al igual que sus compañeros de la alemana Sea Watch. Este domingo, el capitán del barco Open Arms, Riccardo Gatti, habló en la cadena nacional italiana La 7 explicando que de repetirse el mismo esquema que estos días frente a la isla siciliana de Lampedusa, "tendremos que comportarnos igual que el Sea Watch 3". El hecho de permanecer justo en el límite del mar territorial italiano, permite evitar las posibles multas de hasta 50.000 euros que prevé el nuevo decreto ley del Gobierno italiano para dificultar la entrada de las ONGs a los puertos transalpinos.

Sea Watch es una ONG alemana nacida a finales del año 2014 cuyo objetivo es el de salvar a los migrantes y los refugiados en peligro en el Mediterráneo y el de hacer presión a los Gobiernos europeos, sobre todo al italiano, para que se abra un canal legal humanitario para poder, al menos, garantizar la supervivencia de quienes ponen en riesgo su vida en el mar para salvarla huyendo de situaciones de conflicto. Aun así, el derecho internacional no reconoce la protección de todo tipo de migrantes, sino especialmente la de los refugiados, ya que son víctimas de guerras y persecuciones. Sean migrantes o refugiados, ONGs como Sea Watch u Open Arms pretenden, al menos, que estas personas no tengan que perder su vida en el intento de mejorarla. Mientras Europa se queda de brazos cruzados.

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