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Los seguidores de Al Sadr se retiran del centro de Bagdad tras los disturbios que han causado 35 muertos

El influyente clérigo chií ha pedido disculpas por los incidentes generados tras anunciar su retirada de la vida pública por la parálisis política instalada en Irak

Pistoleros chiítas iraquíes leales al clérigo chiíta y líder del movimiento sadrista Moqtada al Sadr, durante enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales en el área de la Zona Verde, en el centro de Bagdad, Irak, el 30 de agosto de 2022.
Pistoleros chiítas iraquíes leales al clérigo chiíta y líder del movimiento sadrista Moqtada al Sadr, durante enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales en el área de la Zona Verde, en el centro de Bagdad, Irak, el 30 de agosto de 2022. Ahmed Jalil / EFE/EPA

La calma vuelve poco a poco a la Zona Verde de Bagdad, donde se han producido graves disturbios y enfrentamientos después de que la ocuparan cientos de seguidores del influyente clérigo chií Muqtada al Sadr, que ayer anunció que se retiraba de la vida pública ante la parálisis política que impide formar un gobierno en Irak encabezado por él.

Después de 35 muertos, al menos 250 heridos, varios ataques con lanzacohetes y el continuo ruido de las ametralladoras en la zona que alberga el parlamento y otros edificios institucionales, los seguidores de Al Sadr han empezado a desalojar lo que se había convertido en un campo de batalla desde el lunes. Poco después, las autoridades iraquís iban levantando el toque de queda que ya regía para todo el país, ya que los disturbios se habían extendido a otras cuidase. 

Ha tenido que ser el propio Al Sadr el que pidiera a sus correligionarios que se retiraran en un plazo de una hora del área fortificada de la capital iraquí. "Si en 60 minutos no se retiran de la sentada frente al Parlamento, dejaré de ser parte de la corriente sadrista", gritó el líder en un discurso de seis minutos en Nayaf, su ciudad natal ubicada en el sur de Irak. El clérigo incidía en que la retirada fuera "completa" y pidió perdón por la situación que su retirada —que no es la primera— ha generado.

Pide disculpas

"La revolución que ha sido manchada por la violencia no es una revolución", apuntó Al Sadr

"Pido disculpas al pueblo iraquí, ya que es el único perjudicado de lo está ocurriendo". El clérigo se mostró "triste y cansado por lo que sucede en Irak" y añadió que, "quienquiera que haya iniciado la discordia ayer, esa parte, la otra o la tercera, el asesino y el asesinado estarán en el infierno". "La revolución que ha sido manchada por la violencia no es una revolución", apuntó Al Sadr.

Desde que ayer Al Sadr anunciara su retirada definitiva de la política, miles de sus seguidores salieron a las calles e irrumpieron en el Palacio Presidencial y en la sede del Gobierno, además de hacer una sentada frente al Parlamento, entre escenas de violencia que se prolongaron durante toda la noche.

Los enfrentamientos han tenido lugar entre los seguidores de Al Sadr contra las fuerzas de la seguridad iraquíes y contra combatientes de Saraya al Salam (Brigadas de la Paz), una milicia de Al Sadr, aunque las fuentes de seguridad no han apuntado a ningún autor.

"Se ha decidido levantar el toque de queda en Bagdad y las provincias", dijo en un escueto comunicado la Comandancia de Operaciones Conjuntas.

Tras la alocución del líder chií, el primer ministro en funciones iraquí, Mustafa al Kazemi, afirmó en un tuit que "el llamamiento de Muqtada al Sadr para detener la violencia representa los niveles más altos de patriotismo y preocupación por la protección de la sangre iraquí".

En los últimos meses Irak ha sido escenario de una gran escalada política debido a la parálisis, dado que tanto el Poder Judicial como el Parlamento suspendieron su actividad, y el Gobierno aún está en funciones.

Al Sadr, cuyo movimiento salió vencedor de los comicios de octubre con 73 de los 329 escaños del Legislativo, afirmó que con su actividad política "sólo quería reparar la deformación que, en su mayoría, causaron las fuerzas políticas chiíes, siendo las mayoritarias del país (...) sólo quería acercarlas al pueblo para que sientan su sufrimiento".

Lo que distingue a Al Sadr de otros partidos y milicias chiíes es su desvinculación de Teherán, que en los últimos años ha ejercido cada vez más influencia en Irak, pero el clérigo aboga por la soberanía de su país, el patriotismo y la independencia a pesar de sus vínculos con el vecino, lo que impide a las demás formaciones chiíes darle su apoyo para formar Gobierno.

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