Los seísmos no dan tregua a las ciudades chinas

La tragedia volvió a asolar ayer China con una potente réplica que dejó un muerto y más de 400 heridos en el epicentro del terremoto del pasado día 12 en Sichuan (en el suroeste del país).

La réplica, de 6,4 grados de magnitud en la escala de Richter, causó el desplome de más de 70.000 viviendas en la ciudad de Guangyuan, distrito de Qingchuan, donde se localizó el epicentro de este nuevo temblor.

Veinticuatro de estos nuevos heridos se encuentran en estado grave, según informó la agencia de noticias china Xinhua. El temblor pudo sentirse también en Pekín, a 1.500 kilómetros de distancia del epicentro.

Al mismo tiempo, 1.800 militares se dirigen hacia uno de los lagos que están a punto de desbordarse sobre las devastadas poblaciones de la provincia de Sichuan.

Esta nueva amenaza se cierne ahora sobre los supervivientes, entre los que se cuentan 5,5 millones que están durmiendo al raso ante la llegada de las lluvias monzónicas que cada año afectan al sur de China. Los efectivos están escalando la accidentada zona portando cada uno 10 kilogramos de dinamita y esperan llegar muy pronto al dique.

La de ayer fue la más potente de las miles de réplicas que se han registrado desde el seísmo de 8 grados de magnitud que devastó el suroeste de China hace dos semanas.

La cifra de muertos por el temblor del día 12 ya ha ascendido a 62.664 en las seis provincias afectadas, la mayoría de ellos en Sichuan, con otros 23.775 desaparecidos que pueden disparar la cifra total de fallecidos a más de 86.000, según datos del Gobierno central.

La potencia de la réplica va a empeorar la situación de los millones de personas afectadas por el primer temblor.

El muerto y los 24 heridos fueron localizados en casas desplomadas y aludes de tierra, señaló Wang Fei, funcionario de ayuda en desastres de la ciudad de Guangyuan, a la agencia Xinhua.

Los supervivientes del primer terremoto han protagonizado escenas de pánico al notar la réplica de hoy, que se produjo a las 16.21 hora local, con gente huyendo de los edificios durante el minuto que duró el temblor.