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Serbia se convierte en el campo de los refugiados que la UE rechaza

Sid, el campo de los rechazados

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Migrantes y refugiados esperan para continuar su viaje en tren a Europa occidental en un campo de refugiados en Croacia. REUTERS/Darrin Zammit Lupi

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SID (SERBIA).- En 1991, cuando Croacia declaró su independencia y levantó su frontera con Serbia, el Motel Adasevci se levantó para ser el primero de la carretera para los visitantes. Abandonado hace cinco o seis años, hoy es el último campo de refugiados del país, antes de que estos entren en la Unión Europea, junto a una estación de servicio.

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El campo de Adasevci es de tránsito, como todos los que se han instalado a lo largo de la ruta hasta Alemania y está pensado para que los refugiados pasen allí no más de 6 horas. Unas 340 esperaron el martes 24 horas, hasta que Croacia decidió abrir la frontera. “El campo empezaba a tener demasiada basura y sólo hay tres asistentes de limpieza, así que los refugiados decidieron ayudar. Les pedíamos que no lo hicieran, porque no queremos que a alguien le pueda parecer que les estamos obligando a trabajar, pero no nos escucharon; querían ayudar y lo hicieron”, cuenta la misma fuente.

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Sid, el campo de los rechazados

A partir de este punto, en la UE, los enlaces se hacen sólo por tren, para controlar mejor quién entra y quién sale. Y por tren se efectúan también las devoluciones de quienes la policía croata o eslovena no deja continuar el viaje. Pero a la vuelta, en vez de a Adasevci, la policía los envía a Sid, un pequeño pueblo serbio, también en la frontera. El campo está situado justo enfrente de la estación de tren, en una villa reconvertida en refugio con algunas tiendas para dar apoyo.

La oscura vuelta a Macedonia

Entre los rechazados también hay afganos, aunque Serbia y Macedonia lo nieguen. “No hay normas, no hay un criterio para denegar el acceso”, repite una y otra vez El Shairy, que lleva tres meses presenciando todo tipo de situaciones extravangantes. “Oficialmente, los rechazan porque afirman que Afganistán es un país seguro ahora: la realidad es que frente a los sirios, los afganos tienen un nivel educativo más bajo y, acudiendo a los tópicos, parece más difícil que se adapten al estilo de vida europeo”.

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