Este artículo se publicó hace 13 años.
Siria maquilla la represión ante los observadores de la Liga Árabe
Damasco retira los tanques de los barrios de la ciudad de Homs que recibieron la visita de la misión regional
Eugenio García Gascón
Los observadores de la Liga Árabe que ya están en Siria visitaron este martes algunos barrios de la castigada ciudad de Homs, que, de forma muy conveniente para Damasco, estaban en calma después de que el Ejército retirara sus tanques, denunciaron manifestantes de la oposición.
Pero pese a los probables intentos del régimen sirio por ofrecer un espejismo de calma a ojos de los observadores, entre 20.000 y 70.000 habitantes de esta ciudad del centro del país salieron hoy a la calle. Los manifestantes trataron de entrar en el centro para protestar contra el régimen del presidente Bashar al Asad. Una protesta que coincidió con la llegada de esta misión que tiene como objetivo comprobar que no se cometen crímenes de guerra y que trabaja con la vista puesta en una transición pacífica y ordenada.
La misión la preside el general sudanés Muhammad al Dabi, que se reunió con el gobernador de Homs. Más tarde Dabi efectuó unas declaraciones en las que afirmó que la primera jornada había sido "muy buena" y que todas las partes con las que se encontró se mostraron "receptivas" a los observadores. Dabi no precisó quiénes habían sido sus interlocutores de la oposición.
El general regresó por la noche a Damasco para entrevistarse con las autoridades de la capital y declaró que hoy volverá a Homs, donde han pernoctado los restantes miembros de la misión.
Algunos vídeos enviados a YouTube muestran a grupos de manifestantes dirigiéndose a los observadores y pidiéndoles insistentemente que se adentren en Homs y vayan a otros barrios, especialmente Baba Amro, donde la represión, según ellos, era mucho más violenta. En ese vecindario, los tanques han abierto fuego estos días contra las viviendas destruyendo varias de ellas. Un manifestante dice a los observadores: "Queremos protección internacional", y otro pregunta: "¿Dónde está el mundo?". Un observador señala a los manifestantes que no está autorizado a hablar.
La manifestación terminó cuando las fuerzas de seguridad dispersaron a la multitud con gas lacrimógeno. En al menos dos barrios hubo también concentraciones de apoyo al régimen.
Los observadores se desplazan acompañados de funcionarios sirios
Según los manifestantes, si bien en algunos barrios los tanques se han replegado, no sucede lo mismo en Baba Amro. Los opositores hablaban hoy de grandes "matanzas".
La versión del Gobierno sirio sobre Baba Amro es que este barrio se ha convertido en un refugio para militares desertores, a quienes se acusa de la violencia. Los tanques están en ese barrio con el objetivo de acabar con los focos subversivos, de acuerdo con el discurso de Damasco. Según activistas de la oposición, en el barrio hay escasez de alimentos desde hace días debido al asedio.
Mientras tanto, el general Dabi negó que el lunes fuera abatido por el Ejército un observador en Homs, tal y como indicaron algunas fuentes de la oposición. Dabi indicó que el lunes ningún observador había llegado a la ciudad.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo de oposición con sede en Londres, confirmó después que muchos tanques del Ejército siguen en Baba Amro, aunque, según sus datos, 11 carros de combate han sido retirados. Este observatorio aseguró también que los soldados ocupaban edificios públicos y privados.
Los manifestantes dijeron que el Gobierno está jugando con los observadores y retira los tanques de las zonas que estos se disponen a visitar pero luego vuelve a enviarlos.
También sostuvieron que para despistar a los observadores los soldados ahora van vestidos de paisano. La represión de este martes se cobró la vida de una veintena de personas, según el cómputo de activistas de la oposición que no se pudo contrastar.
Primera faseEl despliegue de los observadores tiene lugar en un primera fase en las cinco ciudades más calientes: Damasco, Homs, Idlib, Hama y Derá. Las cuatro últimas son las que han visto las protestas más numerosas y en las que ha habido un número más elevado de bajas durante los últimos meses.
Los manifestantes dicen que los soldados van ahora vestidos de paisano
Según un recuento de la ONU, desde que se iniciaron las protestas en marzo han muerto más de 5.000 personas. El régimen, por su parte, dice que durante los últimos nueve meses han muerto 2.000 soldados, policías y civiles afectos al Gobierno.
La delegación de observadores incluye a medio centenar de miembros entre los que hay diplomáticos, expertos en seguridad y en Derecho que provienen de distintos países árabes, al mando del general Dabi, un personaje controvertido por su participación en la represión de Darfur. Más de una decena de países participan en la misión.
Casi la totalidad de los observadores son suníes, mientras que el régimen sirio es en gran parte alauí chií, como Bashar al Asad. Las relaciones entre las comunidades suní y chií han sido muy tensas a lo largo de la historia. Arabia Saudí lidera una campaña suní contra países donde hay importantes comunidades chiíes, es decir, Irán, el sur de Irak, Siria y el sur de Líbano, además de Bahrein.
Los observadores se desplazan acompañados por funcionarios sirios, según precisa el acuerdo entre Siria y la Liga Árabe. Además, los vehículos que se han destinado a la misión todavía no han llegado a Damasco, de manera que los observadores están utilizando coches sirios. En principio, la misión tiene libertad de movimiento, aunque el Gobierno sirio ha dicho que no podrán visitar bases militares "sensibles". La oposición dice que en estas bases es donde están detenidos miles de ciudadanos que según el acuerdo de la Liga Árabe deben quedar en libertad.
El acompañamiento por parte de las Fuerzas de Seguridad sirias de la misión ha suscitado críticas en medios de la oposición. El líder del Consejo Nacional Sirio, que agrupa a la oposición en el exilio y reside en París, Barhan Galiun, cree que en la práctica los observadores se han convertido en "rehenes del régimen". Galiun añadió que ha llegado la hora de que intervenga la comunidad internacional, en referencia al uso de la fuerza, puesto que aunque el plan árabe es bueno, no se han puesto los medios para su aplicación.
Tensiones casi inevitablesAlgunos analistas están convencidos de que la misión está condenada al fracaso puesto que es inevitable que surjan tensiones entre los observadores y las autoridades, ya que las dos partes tienen intereses muy divergentes y hasta contradictorios.
La oposición denuncia 20 nuevas muertes durante la jornada de hoy
Las condiciones que la Liga Árabe ha puesto a Siria son cuatro: "acabar con las acciones violentas vengan de donde vengan con el fin de proteger a los ciudadanos, la liberación de los detenidos con ocasión de los últimos sucesos, sacar al Ejército de las localidades en las que ha entrado, y abrir a los observadores todos los lugares que estos consideren oportuno visitar".
La Liga Árabe se ha marcado como objetivo el diálogo entre las distintas facciones sirias, pero la mayoría de la oposición se encuentra en el exilio y ha formado el Consejo Nacional Sirio, que se niega a negociar con Asad y exige el fin del régimen sin condiciones para iniciar una transición que culminaría en unas elecciones.
Los observadores cuentan con un mes para ejecutar su misión, aunque el plazo podría renovarse con un segundo mes adicional. También se espera que en los próximos días lleguen a Siria más observadores árabes.
Si la misión no puede realizar su trabajo de una manera satisfactoria, lo más probable es que la Liga Árabe se reúna y decida diferir la cuestión al Consejo de Seguridad de la ONU. Algo que aparentemente están esperando Estados Unidos y otros países occidentales, además de Arabia Saudí y varios países árabes suníes.
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