Este artículo se publicó hace 13 años.
Sócrates dimite como líder de los socialistas portugueses
El centro derecha barre al PS en las elecciones legislativas celebradas
El primer ministro en funciones de Portugal, José Sócrates, anunció su dimisión como secretario general del Partido Socialista (PS) tras su derrota en las elecciones legislativas celebradas hoy.
"No me escondo detrás de las circunstancias, esta derrota electoral es mía, y quiero asumirla por entero esta noche. Por eso creo que ha llegado el momento de abrir un nuevo ciclo político en el Partido Socialista", subrayó.
Con los ojos enrojecidos y visiblemente emocionado, Sócrates compareció ante la prensa en un céntrico hotel lisboeta y anunció su despedida del poder ante las cámaras de la televisión, decenas de militantes y dirigentes de su partido. El primer ministro, que renuncio en marzo ante el rechazo parlamentario a su cuarto plan de austeridad y tuvo que pedir unas semanas después el rescate financiero de Portugal, felicitó al vencedor de los comicios.
Concluido el 92 por ciento del escrutinio provisional de las elecciones legislativas anticipadas celebradas hoy el PS obtiene 28,2 % de los sufragios y el Partido Social Demócrata (PSD centro-derecha), el 39,4.
Un líder tenaz engullido por la crisisDeja el cargo de primer ministro fagocitado por la severa crisis que golpea al país. Optimista, tenaz y muy activo, José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, de 53 años, no resistió al veredicto de las urnas apenas 20 meses después de su ajustada victoria en las legislativas de 2009, cuyo mandato de cuatro años no ha podido completar.
Sócrates, a quien le gustaba a apelar en sus discursos por un Portugal moderno y europeísta, firmó una campaña en la que fue de más a menos y durante la que los que conservadores y marxistas le eligieron como principal blanco de las críticas. El dirigente socialista comenzó la campaña con un apoyo semejante al del líder del Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha) y próximo primer ministro, Pedro Passos Coelho, pero acabó hundiéndose víctima de la peor crisis económica que recuerda esta generación de portugueses.
Desde el primer día del segundo y breve Gobierno, el ya ex primer ministro defendió con uñas y dientes la teoría en la que consideraba a su país y a su Administración víctimas de la tormenta financiera internacional desatada hace tres años por las hipotecas basura de Estados Unidos. El político que presumía de haber vencido el crónico déficit fiscal de la economía portuguesa fue revolcado sin compasión por la oleada de calamidades de un año horrible para la economía lusa, agobiada como nunca por el desajuste de sus finanzas.
Cuatro meses de galopante desconfianza de los mercados, caída en picado de la solvencia crediticia lusa, y falta de fuentes de financiación no lograban empujar a Sócrates a pedir el rescate, aunque algunos expertos lo consideraban inevitable. Finalmente, el político luso tuvo que tirar la toalla tras el cambio de postura de la oposición conservadora, que decidió no apoyar su cuarto plan de austeridad y forzó, en marzo, la dimisión del Ejecutivo y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Sócrates, reelegido apenas una semana después secretario general de su partido con el 93,3 % de los votos, volvió a presentarse a las urnas reforzado con un programa de Gobierno que intentaba destacar la política social, las energías limpias, las nuevas tecnologías y la innovación.
Después de 25 años en la política, el que fuera ministro de Ambiente y delfín del líder socialista Manuel Guterres asumió un pedido de ayuda financiera que siempre había querido evitar. Sin embargo, pasó de considerar la ayuda externa una losa para el país que se podía haber evitado con su rechazado programa económico, a anunciar con optimismo a la población, el 5 de abril, que había negociado un "buen acuerdo" con Bruselas y el FMI.
Padre de dos niños, divorciado e hijo de una pareja separada, tuvo un primer Gobierno cómodo, en mayoría absoluta, y destacado por la aprobación del Tratado de Lisboa, que reformó la Unión Europea durante la presidencia lusa de 2007. Con fama de socialista poco ortodoxo, la resonante victoria que regaló a su partido en 2005 puso en marcha una especie de "tercera vía" a la portuguesa.
Las reformas económicas, laborales y el saneamiento del Estado que impulsó, sufrieron la contestación de los sindicatos y la izquierda marxista, sus más encarnizados enemigos, pero no sirvieron para evitar los efectos de la crisis de la deuda soberana. En el plano social, Sócrates introdujo, sobre todo en su etapa de mayoría absoluta, leyes para despenalizar el aborto, facilitar el divorcio y legalizar el matrimonio homosexual que le granjearon el rechazo de la población más católica.
Licenciado en Ingeniería Civil, ingresó en las juventudes del Partido Socialista poco después de la Revolución del 25 de abril, con sólo 16 años. Tras ser presidente de la federación de distrito de Castelo Branco, donde vivió desde niño con su padre, entre 1987 y 1995 se proyectó en la política nacional como diputado y luego como secretario de Estado y ministro de Ambiente, de 1997 a 2002, con Guterres. En 2004 ganó la secretaría del PS pese a la dura oposición que tuvo en algunas de sus familias, a las que mantuvo en aparente paz durante sus siete años de mandato.
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