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Solidaridad ciudadana en Hungría con los refugiados, mientras el Gobierno de Orban aprueba leyes xenófobas

Endurecimiento de las leyes

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Distribución de ropa a los refugiados en la estación de trenes. / CORINA TULBURE

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BUDAPEST.- “En vez de preguntarnos cómo estamos y sacarnos fotos, ¿por qué no preguntáis a los oficiales húngaros cuánto tiempo vamos a seguir al raso? Llevo aquí más de cinco días durmiendo en el suelo. No sabemos cuándo vamos a salir”, comenta una joven siria de Homs en la estación de Keleti en la madrugada del sábado.

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Confusión y nerviosismo

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“Cientos de personas se han organizado de manera autónoma para ayudarles, proporcionarles comida, ropa y para jugar con los niños.”

Al otro lado del campamento, la ONG Migrant Aid ofrece desayunos a los refugiados y comida para los niños y los bebés, les proporciona ropa, y algunos médicos voluntarios, la mayoría mujeres, según se ve en las listas, se han sumado para ayudar. Por la noche reparten productos de primera necesidad e improvisan duchas. Veronika Kozma, activista en temas de inmigración, explica que ofrecen ayuda humanitaria: “Hacemos lo que el Estado debería haber hecho”, denuncia. Lo mismo opina la periodista Andrea Kóbor: “Cientos de personas se han organizado de manera autónoma para ayudarles y proporcionarles comida, ropa, o incluso para jugar con los niños.” Es lo que ella misma hace por las tardes: hablar con los padres y jugar con los niños.

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Gente en la madrugada del sábado se despierta en la estación./C.T

“Los miembros del Jobbik son un peligro, porque tienen una red extensa y organizan protestas en todos los rincones del país”

A los ultras se suman los miembros del Jobbik, el partido de extrema derecha de Gábor Vona, que el sábado se manifestaron por las calles de Budapest en contra de los refugiados: “Son un peligro, porque tienen una red extensa y organizan protestas en todos los rincones del país”, explica Andrea Kóbor.

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“Es todo un caos. El panorama cambia de una hora para otra”

En Viena han surgido iniciativas particulares para llevar a la gente desde Hungría a Austria en coches particulares. Sin embargo, topan con la dureza de la legislación húngara dado que en Hungría, llevar a una persona sin documentación en tu coche a otro país está tipificado como tráfico de personas y es un delito penal: “Estoy casi segura de que eso no saldrá adelante. Si llevas refugiados para pasarlos en la frontera puedes ser detenido”, explica una voluntaria de Migrant Aid. No obstante, la iniciativa sigue adelante y se espera que este domingo comiencen a recoger a la gente que está atrapada en Hungría. Pero la confusión sigue. “El problema es: Austria abre la frontera, Austria cierra la frontera. Hungria deja la gente pasar, Hungria no deja a la gente pasar”, comenta Nahar, la joven siria que había sido estafada. Su hermano ya ha llegado a Munich. “Es todo un caos. El panorama cambia de una hora para otra”.

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Hacen cola delante de la estación para ir al autobús que los llevará a Austria, sábado por la tarde./ C.T

Endurecimiento de las leyes

“Si prevalece la legislación de la UE sobre el derecho a pedir protección internacional, la gente va a sufrir. No entiendo entonces cuáles son los compromisos de la UE. Aquí ves que todo está bloqueado: cientos de personas sufren en la estación, cientos de voluntarios intentan ayudarles, el Gobierno húngaro no hace absolutamente nada, y la UE no hace nada. Si hubiera sido por el Gobierno húngaro, esta gente habría fallecido. Ningún organismo oficial les ofreció siquiera una manta. Por otro lado, la propia legislación de la UE obliga a la gente a ir a los campamentos de refugiados, y nadie quiere ir al campamento”, comenta una voluntaria de Migration Aid.

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