Este artículo se publicó hace 13 años.
Un submarino nuclear se incendia en el norte de Rusia
Moscú asegura que el reactor está apagado y que los niveles de radiación son "normales"
El incendio de un submarino nuclear ruso que estaba siendo reparado en los astilleros del puerto ártico de Murmansk trajo ayer a la memoria de los rusos la tragedia del submarino nuclear Kursk, que se hundió en 2000 en el Mar de Barents con sus 118 tripulantes a bordo.
Una televisión local mostró una enorme columna de humo en uno de los muelles. Once brigadas de bomberos de la Flota del Norte de la Armada rusa, ayudados por helicópteros, lograron anoche extinguir las llamas, según medios rusos.
Las autoridades habían afirmado antes que todas las armas del submarino atómico Yekaterimburg, de 167 metros de eslora, habían sido retiradas y que el reactor nuclear estaba apagado.
"Los niveles de radiación están dentro de la norma", informó una portavoz del Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso, que también precisó que nadie había resultado herido en el incendio.
El Ministerio aseguró que las llamas sólo habían afectado al casco exterior y descartó la posibilidad de que el fuego se propagara por el interior de la nave. Antes de que se controlara el fuego, medios locales avanzaron la posibilidad de que el sumergible fuera hundido.
El fuego empezó durante los trabajos de soldadura cuando una chispa prendió en los andamios de madera que rodeaban la nave, que estaba siendo reparada en los astilleros Roslyakovo, unos de los más importantes del norte de Rusia.
Misiles balísticosEl Yekaterimburg, un submarino de clase Delta-IV y de 18.200 toneladas de peso, data de 1985 y tiene capacidad para 16 misiles balísticos, equipados cada uno con cuatro cabezas nucleares. Este submarino lanzó un misil balístico el pasado mes de julio, según Reuters.
La seguridad de la flota de submarinos nucleares rusos es un asunto muy sensible para el Ejército desde el hundimiento del Kursk con su tripulación a bordo. Este accidente fue la peor tragedia de un submarino ruso en la época postsoviética.
La lenta respuesta de las autoridades a este desastre suscitó críticas generalizadas. Pese a que el Kursk estaba sólo a cien metros de profundidad, las autoridades rusas no fueron capaces de actuar con presteza ni de pedir ayuda internacional.
Cuando lo hicieron, era demasiado tarde: diez días después de la tragedia, submarinistas noruegos llegaron al Kursk: todos los tripulantes se habían ahogado.
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