Este artículo se publicó hace 11 años.
La Suráfrica negra suspira por un nuevo Mandela
Los críticos de 'Madiba' señalan la brecha entre ricos y pobres como una mancha en su legado. La población clama por que los actuales líderes recojan su testigo para mejorar una economía que sigue en manos de
Tras retirarse de la vida pública, Nelson Mandela dividió su tiempo entre su mansión en uno de los barrios más ricos de Johannesburgo y su casa ancestral en Qunu, una aldea de la empobrecida provincia oriental del Cabo. En uno, sus vecinos eran el ejemplo de los magnates blancos de la minería y banqueros que edificaron la extensa ciudad a partir de las enormes reservas de oro. En otro, eran campesinos negros que vivían en modestas cabañas y subsistían bajo una precariedad que apenas ha mejorado.
Pocos cuestionan los logros de un hombre que dedicó su vida a luchar contra tres siglos de dominación blanca y que finalmente consiguió aplacar. Sin embargo, muchos surafricanos no dejan de preguntarse otras cuestiones. A pesar de más de una década de políticas guiadas bajo la bandera del "empoderamiento económico negro", a pesar de ser la mayor economía de África subsahariana, su país continúa siendo una de las sociedades más desiguales del mundo mientras la población blanca sigue dominando la economía.
Casi uno de cada tres ciudadanos negros está desempleado, frente a uno de cada 20 blancos
Un hogar blanco gana de promedio seis veces más que uno negro. Casi uno de cada tres ciudadanos negros está desempleado, frente a uno de cada 20 blancos. En palabras del sindicalista Zwelinzima Vavi, la estructura económica del país se parece al café irlandés: negra en la base, con un poco de espuma blanca y algo de chocolate por encima. La brecha de riqueza en Suráfrica es para muchos críticos en el continente una mancha en el legado de Mandela, del que, por otro lado, esperan que sirva de ejemplo para que los nuevos Gobiernos cojan su testigo para mejorar la calidad de vida de la Suráfrica negra.
Las críticas al que fuera el primer presidente negro surafricano llegan desde su propio partido, el Congreso nacional Africano (CNA), y desde su propio entorno. "Mandela nos decepcionó. Aceptó un mal acuerdo para los negros. Económicamente estamos todavía fuera. La economía es principalmente 'blanca'. Tiene unos pocos negros, pero tantas personas que lucharon y perdieron su vida han muerto sin ser recompensadas", criticó en 2010 la propia Winnie Madikizela, la primera esposa de Mandela y conocida como la Madre de la Nación.
Existe la percepción de que en las negociaciones con el entonces presidente Frederik de Klerk, con el que Madiba compartió el Nobel de la Paz por su contribución a acabar con el régimen del apartheid, a comienzos de la década de 1990, el CNA dirigido por Mandela se centró demasiado en la búsqueda del poder político en lugar del económico. Entre los blancos ricos era famosa una frase: "Les daremos el voto, pero nos quedaremos con los bancos".
"Mandela nos decepcionó. Aceptó un mal acuerdo para los negros"
El profesor del Wits Business School de Johannesburgo William Gumede lo argumenta de otro modo. "Hubo una aceptación locuaz en la mayor parte del CNA de que sólo necesitaban hacerse con el poder político y que podrían transformar la economía. Era un argumento simplista, y también era el argumento de Mandela", defiende.
En el famoso barrio negro de Soweto, escenario de luchas contra la policía blanca y de una gran pobreza y que aún sigue siendo testigo de protestas por la mala calidad de la vivienda y de los servicios públicos, muchos no compran el mito de Mandela. "Mandela no paraba de decir: 'Estoy aquí por la gente, soy el siervo del pueblo'. ¿Qué hizo? Firmó papeles que permitieron a los blancos mantener las minas y las granjas", argumenta Majozi Pilane, de 49 años, un vendedor ambulante de cigarrillos y caramelos. "No hizo absolutamente nada por todos los pobres de este país", prosigue.
Por otro lado, están los que esperan que los actuales líderes se inspiren en Mandela para que sean ellos quienes recojan su testigo y combatan la brecha entre ricos y pobres. "Sin Mandela, ¿estaría África experimentando su mejor década de crecimiento y de reducción de la pobreza?", defiende Bono, cantante del grupo U2, uno de los artistas que más campañas ha hecho en defensa del legado de Mandela y por los pobres de África, en un reciente artículo en la revista Time.
"Nos hemos quedado sin liderazgo, no hemos aprendido nada de la lucha de Nelson Mandela"
El vocalista se refiere al cambio que ha vivido África desde que Mandela saliera de prisión, hace ya casi un cuarto de siglo, convirtiéndose en un icono para un continente que parecía que sólo desprendía titulares sobre guerra, hambre y corrupción. "No es casualidad que en los años transcurridos desde la liberación de Mandela, gran parte de África ha girado hacia la democracia", escribia el presidente de Ghana, John Dramani Mahama, en un artículo en The New York Times.
"El ejemplo de Suráfrica nos inspiró. Le pedimos a otros líderes africanos que sigan su ejemplo para que podamos avanzar aún más", defiende Catherine Ochieng, un profesor de Kisumu, en la parte occidental de Kenia, que lamenta, a su vez, que "estamos en problemas en África. Nos hemos quedado sin liderazgo, no hemos aprendido nada de la lucha de Nelson Mandela".
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