Este artículo se publicó hace 14 años.
Los tamiles votan a su verdugo
El líder cingalés y el general que exterminó a los Tigres se disputan la presidencia de Sri Lanka
Por primera vez en casi 30 años, toda la isla de Sri Lanka acudió ayer a las urnas para elegir al presidente que deberá cerrar las heridas de una guerra civil finalizada hace sólo ocho meses. Sin embargo, para la derrotada minoría tamil, la elección consistía entre el hombre que orquestó la cruenta ofensiva final contra los tigres tamiles, el actual presidente, Mahinda Rajapakse, y quien la llevó a cabo sobre el terreno, el ex jefe del Ejército, general Sarath Fonseka.
Rajapaksa ha contado con una potente maquinaria electoral, que incluye enormes carteles donde aparece sonriendo con su tradicional atuendo blanco, mensajes de móvil felicitando un Año Nuevo "sin terrorismo" a los 21 millones de ceilaneses y unos medios de comunicación domesticados.
Fonseka, por su parte, ha tratado de explotar el cansancio económico de la población tras 26 años de guerra, los abusos cometidos contra la minoría tamil, y el nepotismo y la corrupción del Gobierno.
Comicios anticipadosEl general no se decidió hasta el pasado noviembre a concurrir a las elecciones adelantadas dos años por un presidente seguro de capitalizar el triunfo del sangriento y largo conflicto. Fonseka intentó votar ayer, pero no pudo hacerlo porque no estaba en el censo electoral pese a haberse registrado en 2008, según declaró a la prensa. El militar descartó la "falsa propaganda gubernamental" de que eso le descalificaba como candidato, una afirmación que confirmó después la Comisión Electoral.
Rajapaksa y Fonseka se jactan de ser auténticos nacionalistas cingaleses y fueron aliados en la campaña final de la guerra civil que mató a unos 20.000 civiles tamiles, según cifras oficiosas de Naciones Unidas, y se atribuyen por igual los galardones de la victoria militar.
Los dos candidatos necesitan los votos de la minoría tamil que han oprimido
Ambos, por ironías del destino, necesitan el voto de la minoría tamil para decidir el resultado de las elecciones, en las que la mayoría cingalesa se muestra dividida.
Pero la participación en los comicios, que se han visto precedidos de 800 episodios de violencia preelectoral y cuatro muertos, ha sido desigual. Mientras que la participación media ha sido superior al 70%, en el norte y este del país, zonas donde los tamiles son mayoría, esa cifra se reduce al 20%, según declaraciones de la portavoz de Elecciones Libres, Rohana Hettiarachchi, al diario ceilanés Daily Mirror.
"En general han sido unas elecciones libres, con la excepción del norte del país, donde han explotado cuatro bombas. Esto, junto con la violencia durante la campaña electoral, ha creado un clima de miedo para la minoría tamil que puede tener graves consecuencias, ya que los comicios están muy reñidos y las últimas elecciones se ganaron por un margen de tan sólo 180.000 votos", explica por teléfono a Público Jehan Perera, director del think tank Consejo Nacional para la Paz de Sri Lanka.
La población tamil ha entregado mayoritariamente su apoyo al general Fonseka, quien se ha comprometido con la Alianza Nacional Tamil para cumplir sus demandas. "La elección para los tamiles consiste entre quien decidió la guerra y quien la llevó a cabo. Pero tras la victoria esperan la reconciliación y la paz, de modo que sólo les queda la esperanza de que Fonseka cumpla sus palabras", asegura Perera.
La participación ha sido del 70%, pero en las áreas tamiles no ha llegado al 20%
De todos modos, ninguno de los candidatos contempla en su programa la autonomía política de las regiones tamiles, una solución que muchos analistas consideran imprescindible para acabar con las raíces del conflicto.
El último informe de la organización International Crisis Group advierte con claridad de que "la victoria sobre la militancia tamil será frágil, a menos que los partidos políticos dominados por la mayoría cingalesa realicen importantes movimientos hacia un Estado más inclusivo y democrático".
La mayoría de la población no se ha hecho tantas cábalas políticas y se preocupa más de la situación económica de la isla, que recientemente recibió un préstamo de casi 2.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional.
Corrupción y abusosAmbos candidatos prometen en sus campañas subvenciones para el combustible y los alimentos. "La vida está difícil, los costes para vivir son muy altos. Necesitamos un cambio en el Gobierno para acabar con la corrupción", señaló a AP Pathinrannnehelage Priyalal, empresario de 40 años en la ciudad de Gampaha, quien ha votado por Fonseka.
Quien gane los comicios presidenciales gobernará un país con una economía de 28.000 millones de euros dispuesta a recoger los réditos de la paz. También se enfrentará a un récord de violaciones de los derechos humanos de la minoría tamil y a la supresión de las voces discordantes y de la prensa, con el asesinato de una docena de periodistas en los últimos años.
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