Este artículo se publicó hace 16 años.
Una temporada en el infierno
Ruhal Ahmed cuenta su experiencia en el campo de detención de Guantánamo
Su captura le costó 35.000 dólares a EEUU. Mientras le interrogaban por primera vez, en octubre de 2001, bajo la atenta mirada de un fusil, no le sacaron nada. Fue en Afganistán y el pago lo recibió la Alianza del Norte, opositora al régimen talibán. El Ejército de EEUU pensó que, dado que Ruhal Ahmed era un miembro de Al Qaeda de 19 años, estaba entrenado para superar interrogatorios.
Y se lo llevaron a Guantánamo, en Cuba, para sacarle algo. Lo tuvieron encerrado “en la jaula de un zoo” más de dos años, entre enero de 2002 y marzo de 2004. Estuvo cinco meses incomunicado, a ver si hablaba. Casi se vuelve loco.
Y como no le sacaban nada, lo enviaron a Londres, donde, tras interrogarlo en una comisaría, esta vez sin armas en la cara, lo dejaron libre sin cargos. Los expertos interrogadores y “torturadores” del Ejército de EEUU, la CIA, el FBI y el MI5 británico tardaron tres años en darse cuenta de que no le sacaron nada porque no había nada que sacar. Musulmán, sí. Miembro de Al Qaeda, no. “La guerra contra el terrorismo no es tal, es una guerra contra el Islam”, aseguró Ahmed el miércoles en Sevilla, donde, invitado por Amnistía Internacional, contó su dolor y experiencia en Guantánamo.
¿Cómo se metió Ahmed, de Birmingham, en esta historia? “Estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado”, dice. Acudió a Pakistán desde Birmingham los días posteriores a los atentados del 11-S en Nueva York con tres amigos. Uno de ellos iba a casarse allí. Cuenta que en el intervalo decidieron visitar Afganistán con el único fin de hacer turismo. Y la guerra les cogió allí. Y los capturaron tras intentar regresar a Pakistán. Su historia está contada al detalle en la película Camino a Guantánamo, de Michael Winterbottom.Métodos de tortura
“En Abu Ghraib, se practicaban los mismos métodos de maltrato y a la cabeza estaba la misma persona, el general Geoffrey Miller”, alcaide de Guantánamo, afirma Ahmed.
Ciudadano británico
Ser británico mejoró su situación. Era peor para los afganos y los saudíes. Aun así, el limbo casi acaba con él: “En las celdas, no había intimidad. Nos golpeaban por cualquier razón. Se reían del Corán. Cometían abusos sexuales. De noche, nos obligaban a estar con las palmas abiertas y cada vez que dormíamos, nos despertaban. La lluvia entraba. Había serpientes, ratas, escorpiones...”.
¿Cree que EEUU es democrático? “No. Lo construyeron violando normas que ahora defienden. No creo que haya un país 100% democrático”. Ahmed vio a autoridades españolas en Guantánamo. Era vecino de Hamed Abderrahaman, el ceutí enjaulado 27 meses. En 2002, varios policías estuvieron allí. ¿Qué haría si se encontrara cara a cara con Bush? “No soy violento, pero hablarían mis puños. No es correcto, pero me iría a por él”. Su paso por el infierno le cambió, habla con la sabiduría de quien ha vivido el dolor más extremo, pero no ha perdido el humor. Ahora, está casado y su mujer, embarazada. No encuentra trabajo. “Cuando ven un espacio en blanco en mi currículum, me preguntan. Y les digo que estuve en Guantánamo... imagínate sus caras”.
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