Querían avistar ballenas, contemplar glaciares y escuchar el silencio único de la Antártida pero se quedaron a medio camino por un boquete de 25 centímetros.

Los 100 pasajeros y la tripulación del crucero Explorer tuvieron que evacuarlo pasadas las cinco de la madrugada del pasado jueves, cuando éste colisionó con 'algo de hielo', según aseguró una portavoz de la operadora del crucero, cerca de la isla Rey Jorge. 'Pero no fue un gran iceberg', dijo a la cadena CNN.

Repartidos en cuatro botes salvavidas, y ocho zodiacs los naufragados esperaron unas tres horas a cinco grados bajo cero a ser rescatados por el buque noruego Nordnorge. 'Llevaban forros polares y no tenían miedo a pesar de todo el tiempo en el que estuvieron a merced de las olas del Océano Ártico' aseguró el capitán del Nordnorge, Arnvid Hansen al diario The Times. Ninguno sufrió hipotermia.

La operadora, la empresa canadiense GAP Adventures aseguraba ayer en un comunicado que desde el primer día en que se inició la expedición se impartió un curso de primeros auxilios a los participantes. Éstos pagaron una media de 8.000 euros por pasaje. En el paquete de estas vacaciones en la Antártida se ofrecía 'la oportunidad de realizar excursiones con lanchas zodiac acompañados de un cualificado equipo de biólogos'.

El Explorer -conocido cariñosamente como el barquito rojo- había partido el 11 de noviembre del puerto argentino de Ushuaia. Cada año, cientos de cruceros zarpan desde esta localidad con destino a la Antártida. El Explorer, de 2.400 toneladas y doble casco, fue construído en 1969 y modernizado en los 90. Su capacidad es de 300 plazas, pero en los cruceros antárticos se baja a la mitad. Puede que este haya sido su último viaje.

Los naúfragos, después de lograr su sueño de pisar la Antártida en la Bahía Fieldes gracias al Nordnorge, permanecerán la noche del viernes en el continente helado, en la base chilena Presidente Frei antes de regresar. Mientras, el rompehielos Viel intentará llegar al Explorer, escorado 25 grados.D