Turquía amenazó a Francia por la inminente aprobación, en la Asamblea Nacional francesa, de una proposición de ley que va a convertir en delito toda declaración pública que niegue la existencia del genocidio armenio por parte de Turquía, hace casi un siglo.

Los turcos, ante lo que consideran una injerencia en un terreno extremadamente sensible, han enviado a París a dos delegaciones para intentar frenar la propuesta de ley de la parlamentaria conservadora Valérie Boyer. Sin éxito, puesto que el examen en la Cámara tendrá lugar hoy, y la votación probablemente también, para convertir en delito castigado con un año de cárcel y 45.000 euros de multa la negación del genocidio armenio.

Erdogan advierte de que la ley tendrá «consecuencias irreparables»

Ankara ha acentuado la presión. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, fue el encargado hace una semana de señalar que la ley tendrá 'consecuencias irreparables' diplomáticas, culturales y económicas, además de utilizar frases muy duras contra Francia, señalándole que 'podría ocuparse de otros terrenos, como África y, concretamente, de Ruanda'.

Ayer, el jefe del Estado turco, Abdullah Gül, escribió: 'De ninguna manera aceptaremos esta ley que niega el derecho a rechazar acusaciones sin fundamento contra nuestra nación'. Se da por seguro que, tras la aprobación de la ley, Ankara retirará a su embajador en Francia.

Hoy llegó la artillería pesada turca. El canciller Ahmet Davutoglu acusó a Francia de 'amordazar la libertad de expresión' y su adjunto de Asuntos Europeos, Egemen Bagis, detalló que habrá boicot a los productos franceses, especialmente automóviles, gasoline-ras, cosméticos, lujo y textil.

Se da ya por seguro que Ankara retirará a su embajador en París tras la votación

La precedente ley francesa de 2001 que reconocía parcialmente el genocidio armenio ya costó a París ser apartado del proyecto de oleoducto Nabucco. Turquía es el quinto mercado de Francia, y el sector nuclear galo deposita muchas de sus últimas esperanzas en ese país.

Sarkozy está rodeado de numerosos políticos de origen armenio, una comunidad que cuenta con 500.000 votantes en este país, mientras que los oriundos de Turquía apenas acceden a la nacionalidad francesa.