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La UE avala su estrategia migratoria más dura y prescinde de las referencias a la paz con Zelenski

"¿La conclusión es que queremos una fortaleza en Europa? Creía que Europa derribaba los muros como parte de la historia de nuestro continente", ha afeado el luxemburgués Bettel.

Al fondo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y de espaldas en primer plano el canciller austriaco, uno de los más duros en su discurso contra la inmigración en la cumbre extraordinaria de la UE en Bruselas este 9 de febrero de 2023.
Al fondo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y de espaldas en primer plano el canciller austriaco, uno de los más duros en su discurso contra la inmigración en la cumbre extraordinaria de la UE en Bruselas este 9 de febrero de 2023. JOHANNA GERON / EFE

"El asilo a lo largo de la UE debe frenar". Con estas palabras ha aterrizado Karl Nehammer, canciller austriaco, en el Consejo Europeo extraordinario celebrado este jueves en Bruselas. Austria y Países Bajos han liderado un gran grupo de países en el bloque comunitario que piden mano más firme con la acogida de refugiados en Europa. La batalla se centra ya en financiar, por primera vez, muros y vallas con dinero europeo.

La UE se ha ido fortificando a pasos agigantados durante la última década en la Unión Europea. En 2014 había 300 kilómetros de muros y vallas en las fronteras internas y externas de la UE. En la actualidad las barreras físicas superan ya los 2.000 kilómetros, según un estudio reciente del Parlamento Europeo.

En la actualidad las barreras físicas superan ya los 2.000 kilómetros

"Ahora es Bulgaria y Turquía. Pero luego serán otros. Serán necesarios más y más muros. Hemos visto que los muros y las vallas no han solucionado los problemas entre México y Estados Unidos. Empiezas financiando uno y después será otro y otro. ¿La conclusión es que queremos una fortaleza en Europa? Creía que Europa derribaba los muros como parte de la historia de nuestro continente", ha afeado Xavier Bettel, primer ministro de Luxemburgo. En esta línea se ha mostrado Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, que ha advertido que "las personas continuarán trasladándose por falta de paz, estabilidad o futuro".

Con un mundo crecientemente volátil y las hambrunas acentuadas por la guerra en Ucrania, la UE comienza a inquietarse ante una potencial llegada de refugiados. Las cifras desacreditan el escenario de una crisis migratoria en la UE. A pesar del incremento, el número de pasos fronterizos irregulares el año pasado fue de 330.000 personas. En paralelo, desde el inicio de la invasión rusa, la UE ha proporcionado asilo temporal a más de 4 millones de refugiados ucranianos con los brazos abiertos y desempolvando por primera vez una Directiva de acogida.

La gran preocupación europea se centra ahora en la frontera entre Turquía y Bulgaria

La reducción de llegadas en la ruta del Mediterráneo Occidental –que conecta Marruecos y Argelia con España- ha tenido un efecto inverso en otras como la ruta balcánica. La gran preocupación europea se centra ahora en la frontera entre Turquía y Bulgaria, que ha disparado el número de entradas irregulares en la UE. En 2022 aumentaron un 64% en el grueso de la UE con respecto al año anterior. La cifra más elevada desde 2016.

¿Muros 'Made in Europa'?

La estrategia europea actual pasa por reforzar los acuerdos con países de tránsito y origen. España es uno de los países que más empujan por apuntalar esta vía. Algo que ya se ha materializado con ingentes cantidades de dinero hacia países con controvertido historial en materia de derechos humanos como Marruecos, Libia o Turquía. En diciembre, Human Rights Watch acusó a la Agencia para la Gestión de Fronteras Europea (Frontex), con sombras en las ilegales de devoluciones en caliente y vulneraciones de derechos fundamentales, de ser cómplice de los abusos de este Estado fallido a los migrantes.

En el encuentro de este jueves, la cuestión migratoria ha sido el punto más espinoso. Pero los Veintisiete han fijado los cuatro puntos cardinales de sus prioridades más inmediatas: fortalecer el control fronteras, aumentar los retornos y luchar contra los traficantes, cooperar con los países terceros en la devolución y abordar los movimientos secundarios. Todas ellas medidas con objetivo de contener la inmigración, pero sin alternativas para presentar vías de entrada seguras y legales.

El elefante en la habitación es si la UE financiará o no por primera vez la construcción de barreras físicas

Las conclusiones finales recogen que la UE "incrementará sus acciones para prevenir las llegadas irregulares y la pérdida de vidas, reducir la presión en las fronteras y los centros de acogida, luchar contra los traficantes de personas y aumentar los retornos". El elefante en la habitación es si la UE financiará o no por primera vez la construcción de barreras físicas. Un paso que la Comisión Europea ha rechazado hasta la fecha, pero que empieza a ganar espacio. Los Veintisiete han pedido "la movilización inmediata de fondos y medios de la UE para apoyar a los Estados miembros para reforzar el control de las infraestructuras fronterizas y los medios de vigilancia". Por su parte, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha asegurado que la compleja cuestión migratoria "no se resuelve con vallas o muros más altos". Un lenguaje abierto y ambiguo que todavía debe materializarse en las próximas cumbres.

En la rueda de prensa posterior a la cita, desarrollada bien entrada la madrugada, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha avanzado que pondrán en marcha dos proyectos piloto para acelerar los retornos y aumentar el control de fronteras con equipos de vigilancia, vehículos y torres de control. "Fortaleceremos nuestras fronteras externas", ha afirmado la alemana.

Aniversario de guerra; ausencia de paz

La cumbre, sin embargo, ha estado eclipsada y dominada por la guerra en Ucrania. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski ha sido acogido en la capital comunitaria con vítores, aplausos y mensajes cargados de buenas intenciones. Pero la lista de deseos del mandatario ha pasado por redoblar la petición para que Occidente le envíe cazas de combate y para que la Unión Europea acelere el proceso de adhesión.

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski ha sido acogido en la capital comunitaria con vítores

El envío de cazas de combate es la nueva línea roja en la ayuda militar. Por varios razones. La entrega de los F-16 supondría otra escalada más en el conflicto. El propio Mark Rutte, primer ministro neerlandés, ha pedido cautela en torno a lo que este paso podría suponer. "Tenemos que asegurarnos completamente de que no acabamos en una confrontación directa bajo el Artículo 5 entre la OTAN y Rusia", ha asegurado en declaraciones que recoge Financial Times. E incluso Polonia, el país más ortodoxo contra Rusia en el seno europeo, enfatiza que este movimiento solo puede darse en consenso con el resto de aliados.

Zelenski regresa a Kiev con un buen espaldarazo y chute moral, pero no araña ningún cambio en la postura de Bruselas sobre la entrada de Ucrania a la UE. "Ucrania es Europa y Europa es Ucrania" es el mantra que se ha instalado en la capital comunitaria, pero que no se traduce en elementos fácticos concretos. Los europeos no fijan ningún calendario e insisten en que este es un proceso complejo, largo y meritocrático que solo avanzará si el país fortalece sus instituciones y sistema democrático. Una misión todavía más complicada en un país con elevados casos de corrupción y en medio de una guerra que lo sitúa en estado de alarma permanente. El año pasado, Transparencia Internacional situó a Ucrania en el puesto 123 de 180 en el índice global de percepción de la corrupción.

La UE prevé presentar el décimo paquete de sanciones contra Rusia –que cuantifica en 10.000 millones de euros- antes del 24 de febrero

La UE prevé presentar el décimo paquete de sanciones contra Rusia –que cuantifica en 10.000 millones de euros- antes del 24 de febrero, día en el que se cumple el primer aniversario de la guerra. Los europeos ponen en valor los 67.000 millones de euros que en menos de un año han invertido para sostener al país financiera, humanitaria y bélicamente. Y aseguran que "es necesario hacer mucho más". Pero en esta carrera armamentística, la mayor de las últimas décadas y la más importante y feroz en la historia del proyecto europeo, la paz vuelve a ser la gran ausente.

Desde el inicio de la guerra, la apuesta de Occidente ha sido el apoyo incondicional armando a Kiev hasta los dientes. La falta de un debate social y político sobre la posibilidad de abrir la puerta a las negociaciones de paz o a un alto al fuego nunca ha estado sobre la mesa. Y tampoco ha sido uno de los temas abordados en esta jornada que todos en Bruselas califican de "histórica". El discurso que se ha instalado es el de aplastar a Rusia, azuzado por los países del Este y los Nórdicos.

El objetivo ya del grueso de la UE es una victoria total de Ucrania que arrincone a Vladimir Putin. Las palabras que Emmanuel Macron pronunció en mayo sobre construir una paz "con Ucrania y Rusia alrededor de la mesa, sin negación, exclusión ni humillación" desataron gran oposición y críticas en Kiev, Varsovia o Vilna. Y desde entonces casi nadie se ha atrevido a proponer una alternativa al aplastamiento total de una potencia nuclear. El verso suelto Víktor Orbán, primer ministro húngaro, ha sido el único en apelar a un "inmediato alto al fuego que evite más muertes".

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