Este artículo se publicó hace 2 años.
La unidad y firmeza de la UE a prueba: cómo responder a la independencia de Donestk y Lugansk
Los europeos prometen medidas contra los nuevos movimientos de Putin, que dan pasos atrás hacia la desescalada en la frontera ucraniana. Polonia pide ya un Consejo Europeo de urgencia.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
La jornada arrancaba con Josep Borrell, Alto Representante de Exteriores de la Unión Europea (UE), mostrando un optimismo contenido en torno a la vía diplomática y a la desescalada. También con esperanzas en Bruselas sobre esa potencial cumbre Biden-Putin. Pero la cita del Consejo de Asuntos Exteriores, que ha acogido este lunes al homólogo ucraniano Dmytro Kuleba, ha concluido con un giro de guion inesperado que asienta un fuerte golpe al proceso de diálogo para evitar una guerra en Ucrania.
Pocos minutos después de que los 27 ministros concluyesen su encuentro, Vladimir Putin sorprendía a la comunidad internacional firmando el decreto que reconocerá la independencia de las regiones separatistas de Donestk y Lugansk. Y lo que es más: envía soldados a estas dos repúblicas bajo el pretexto de "misiones de mantenimiento de paz". Los militares rusos entrarán a esta región del país vecino, que hasta ahora solo contaba con la presencia de mercenarios prurrosos. En un comunicado conjunto, Macron, Scholz y Biden han asegurado que estos actos "no quedarán sin respuesta".
Por su parte, Borrell ha llamado a un encuentro del Consejo de Seguridad de la ONU –donde Rusia y China tienen derecho de veto- y se ha referido a la entrada militar rusa en el Donbás como "otra agresión abierta contra Ucrania" y "una violación a su integridad territorial y soberanía".
La rápida espiral ha pillado a los europeos con el pie cambiado. No lo esperaban. Sin embargo, va en línea con los temores que recorren desde hace días los pasillos de Bruselas. En Bruselas creen que el Kremlin está preparando el escenario para atacar a Ucrania, es decir, cocinando un casus bell que sirva de pretexto y antesala para dar un paso más allá.
En Bruselas creen que el Kremlin está preparando el escenario para atacar a Ucrania
A través de un comunicado conjunto firmado por Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Charles Michel, presidente del Consejo, la UE asegura que reaccionará a la nueva afrenta de Moscú con sanciones contra quienes han participado en esta "decisión ilegal". Los contactos en las últimas horas entre la UE, EEUU y el Reino Unido se reproducen a todos los niveles para dar una respuesta "rápida" y "coordinada".
"El reconocimiento de los dos territorios separatistas de Ucrania es una violación clara del derecho internacional, de la integridad territorial de Ucrania y de los acuerdos d Minsk. Reaccionaremos con unidad, firmeza y determinación", reza el escrito. En el mismo tono condenatorio se ha expresado la OTAN.
Pero el diablo está en los detalles: cuándo serán activadas las aclamadas sanciones, cuál será el detonante que las impulse y a quiénes afectarán. Entre los Veintisiete no hay consenso en torno a estos apartados. Para debatir la respuesta a lo que considera un "acto de agresión", Polonia –que es uno de los países del ala dura contra Rusia- ha pedido celebrar un Consejo Europeo de urgencia.
De momento, todo apunta a que la UE responderá con sanciones localizadas y personales. Este mismo lunes ha sumado a cinco personas a su lista de medidas restrictivas por participar en la anexión ilegal de Crimea. Una lista negra que ya afecta a cerca de 200 personas que han participado en la violación de la integridad territorial de Ucrania. Sin embargo, este órdago afecta a personalidades concretas pero no a sectores claves, como el financiero o energético. Es decir, su impacto es limitado. Según avanza Europa Press, las primeras medidas restrictivas podrían ser acordadas este mismo martes en un encuentro extraordinario de los 27 embajadores y posterior ratificación por parte del Consejo de Asuntos Generales, reunido en la capital comunitaria.
Dudas sobre las sanciones duras: las económicas
De momento, tanto Bruselas como Washington se guardan su gran carta: la del paquete bautizado como la "madre de todas las sanciones", que está pensado para asfixiar la economía rusa y dejar al país cerca del estatus de país paria aislado del contexto internacional. Hay poca duda de que una invasión total a Ucrania desencadenaría el lanzamiento de estas sanciones sin precedentes. Pero hay otros países dentro del bloque comunitario que piden activar este botón casi nuclear si Moscú va un paso más allá y se anexiona las dos repúblicas prorrusas.
La gran incógnita es ya cómo y cuándo reaccionarán los europeos. Y el escenario de volatilidad máxima actual arroja más interrogantes que certezas. ¿Llegarán las sanciones al propio Putin? ¿Incluirán la cancelación del Nord Stream II? ¿Sería una anexión del Donbás suficiente justificante para echarlas a rodar? ¿Es el envío de tropas rusas a Donest y Luganks visto como una invasión militar que precisa las sanciones más duras?
La complejidad de aunar posturas
En cualquiera de los escenarios, toda decisión europea sobre sanciones debe aprobarse por unanimidad. Y el bloque comunitario camina por su difícil equilibrio en el que debe aunar las posturas de países que quieren sanciones fuertes y preventivas; los que están en el punto medio del palo y la zanahoria; y los que siguen priorizando no dar portazo a la vía diplomática y solo sacar la gran bazuca sancionadora si se produce un "ataque militar".
Además, una Hungría en campaña electoral, en batalla continua con Bruselas y en progresiva cercanía a Putin podría jugar su carta de derecho de veto para presionar a la UE con la que mantiene un gran choque por el Estado de Derecho.
El agresivo discurso televisado de Putin ha puesto en alerta a los países europeos que fueron repúblicas soviéticas. El presidente ruso ha descrito a Ucrania como país "artificial, fallido, parte indivisible de la historia rusa y marioneta de Occidente". Y temen que está repitiendo la estrategia que siguió con Abjasia y Osetia en Georgia en 2008 y con Crimea en 2014.
El agresivo discurso televisado de Putin ha puesto en alerta a los países europeos que fueron repúblicas soviéticas
En los pasillos de Bruselas crece el escepticismo de que Putin realmente confía y esté comprometido en la vía del diálogo. Hace semanas, en el arranque de las negociaciones, ya planeaba el fantasma de que el Kremlin utilizaría el fracaso de la diplomacia como un pretexto para seguir adelante con sus planes contra Ucrania. Y es que en la capital comunitaria asumen con pesar que el detonante actual no es realmente una poco probable entrada de Ucrania a la OTAN, sino un desarrollo democrático y próspero del país que culmine en su entrada a la UE y suponga un "espejo en el que podría mirarse el espectro político ruso".
Por su parte, España cree que le corresponde a Rusia y solo a Rusia desescalar. "La guerra no es inevitable, es claramente evitable, quiero ser muy claro y firme, nadie en la UE se está preparando para la guerra. Si alguien se prepara para ella es porque la quiere por sus propios motivos", ha asegurado a la prensa José Manuel Albares, ministro de Exteriores español, tras el Consejo en Bruselas.
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