Este artículo se publicó hace 16 años.
Venezuela decidirá hoy si Chávez ha tocado techo
Las elecciones locales y de gobernadores marcarán el rumbo de futuras reformas políticas
La jornada preelectoral degradó ayer las grandes dosis de efervescencia política desplegada en Venezuela durante la última semana. Fue un día tan gris y tranquilo que podía haberse franqueado sin la implacable ley seca que impera por estas latitudes las 48 horas previas a una cita electoral. Prohibido beber una gota de alcohol y mucho menos portar armas.
La policía controla los puntos estratégicos para evitar posibles sabotajes en el sofisticado sistema de votación implantado en un país que no logra sacudirse la sombra de la duda a pesar de la presencia de 130 observadores internacionales, entre ellos Carlos Iturgaiz. Casi 17 millones de votos están llamados a las urnas para renovar 603 cargos, entre ellos 22 gobernadores y 328 alcaldes. Si todo funciona bien, algo difícil de predecir en un país sometido como pocos a la inapelable Ley de Murphy, el índice de fraude electoral estimado "no debe superar el 1%", según explicó ayer a Público un experto informático de nacionalidad francesa adscrito al Consejo Nacional Electoral.
El partido de Chávez podría perder entre cuatro y seis estados, según los sondeos
En los medios de comunicación, el resultado se vende cerrado. Los últimos sondeos publicados esta semana por empresas como Datanálisis conceden a la oposición el triunfo en cuatro estados. Hay embriagados que vaticinan la derrota del partido gubernamental PSUV hasta en 10 estados. La empresa Gis-XXI, una de las más fiables del país que dirige el ex ministro de Finanzas, Nelson Merentes, apunta a que las probabilidades de triunfo de Chávez son "altas" en 16 de los 22 estados, "medias" en cuatro y "bajas" en las dos restantes, la petrolera Zulia y Nueva Esparta.
"Nos jugamos el futuro"
Alejada de los sondeos, la calle vive la emoción. "Esta vez el presidente ha hecho una gran esfuerzo porque la revolución depende de ello", pronosticaba ayer Armando Zavala, un albañil con un formidable sentido artístico del barrio 23 de Enero, uno de los bastiones chavistas del área metropolitana de Caracas. Lo advierte un cartel del PSUV: "Los que estén a favor de Chávez, voten por sus candidatos. Nos estamos jugando el futuro del socialismo, de Venezuela, del Gobierno y también del presidente". Y otro recado: "Quien haya abandonado el redil chavista está muerto políticamente".
La Policía controla los puntos estratégicos para evitar sabotajes en el proceso de votación
Chávez, el odiado y amado líder, ha echado mano de la retórica más venezolana de los últimos tiempos. Presenta los resultados que le han granjeado la admiración de millones de desheredados de un país en el que, pese al descenso del precio del crudo y la crisis económica mundial, las clases medias siguen viviendo en el consumismo más descarnado.
En sus 10 años en el poder, más de dos millones de personas han dejado de ser pobres, el 70% de los menores están escolarizados, la tasa de mortalidad infantil se redujo dos tercios en una década, la recaudación fiscal no petrolera se ha multiplicado por 10 desde 1998 y, lo que más hace torcer la boca de sus detractores, Venezuela ha escalado al tercer lugar del ranking sobre la percepción democrática del continente, según el informe del Latinobarómetro de 2008.
"La revolución nos pone impedimentos en cosas que antes estaban descontroladas. Por ejemplo, el tema fiscal es mucho más asfixiante para los empresarios y no me parece mal aunque me quejo. Pero no ha hecho nada por asuntos como la seguridad o el empleo. Eso es muy grave", comenta Ángel Nichardo, un comerciante de Chacaíto. No niega que si gana el PSUV pueden producirse movimientos para reformar la Constitución "con tal de que Chávez pueda volverse a presentar".
Nichardo votará por Emilio Graterón, uno de los tres candidatos opositores que andan a pedradas en la simbólica alcaldía de Chacao.
La seguridad ciudadana se ha convertido en el arma arrojadiza de esta campaña. Con las cifras en la mano, la situación es para echarse a temblar. Según fuentes de la policía judicial, en los primeros nueve meses del año se registraron 9.653 asesinatos. Una encuesta realizada por el Observatorio Venezolano de la Violencia en 21 de los 24 estados refleja que el 62% de las personas consultadas no se sienten seguras cuando están en su casa, que el 80% se consideran inseguras en la calle y que el 83% tiene miedo de viajar en transporte público.
La inseguridad viene de lejos
Según Yanis, una joven chavista de Zulia, "la oposición reclama soluciones a un problema grave que durante las décadas que ellos estuvieron en el poder no sólo no combatieron sino que lo fomentaron". Yanis repite que la mayor tasa de delincuencia en Venezuela se alcanzó durante el desarrollismo petrolero y la corrupción rampante del Gobierno de Carlos Andrés Pérez. "Creo que la solución es colegiada. Mucha responsabilidad está en los consejos comunales como el nuestro. Debemos fomentar una cultura cívica, ser inflexibles con el hampa", añade.
La noche se espesa en los cerros de Caracas. Sombras contra un océano de cemento admirable bajo los pies. Es necesario caminar acompañado si no se quiere sudar miedo en las calles desvencijadas, llenas de recovecos sospechosos que miran desde el corazón de la noche, espiando los indicios de terror ajeno. En un bar sirven limonada. Entra un negro y encarga que le traigan de beber. "No se a quien votaré. La vida es plata, dólar, y estoy cansado de estar siempre de bronca", susurra.
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