Este artículo se publicó hace 2 años.
El caso de la mujer con esclerosis múltiple abandonada hasta morir: "Por desgracia, no es una tragedia aislada en la discapacidad"
Isabel Caballero, coordinadora de la Fundación CERMI Mujeres, confirma a 'Público' que el caso de la víctima abandonada por su marido durante cinco días mientras agonizaba representa "la realidad de la mujer con discapacidad que sufre violencia de género".
María José Pintor
Actualizado a
La UE ya adelantó en un informe del 2015 que casi el 80% de las mujeres con discapacidad es víctima de la violencia y tiene un riesgo cuatro veces mayor que el resto de mujeres de sufrir violencia sexual. Además, un estudio elaborado por el ICI en colaboración con el CERMI detalla que un 71% de estas mujeres han sufrido violencia de género fuera del ámbito de la pareja, en un 47% por un hombre que es familiar de la víctima. Dentro de estos terribles datos se engloba el caso de la última mujer presuntamente asesinada por su marido en España. Un hecho que ha sobrecogido a la sociedad al tratarse de una víctima con esclerosis múltiple que agonizó durante cinco días al caerse al suelo sin que su marido la ayudara y que murió sin recibir auxilio de ningún tipo.
Esta mujer con esclerosis múltiple había, además, denunciado a su marido por violencia de género. Un dato que ha hecho saltar las alarmas en el ámbito feminista pero que es muy habitual en los casos de víctimas con discapacidad. Por ello, desde hace años la UE, el CERMI Mujeres y diferentes organismos expertos en el tema piden protocolos muy específicos para este colectivo que se siente abandonado por el Estado.
Las mujeres con discapacidad parten de una doble discriminación. El 81 % de ellas se ha sentido discriminada principalmente por su discapacidad y por su género, en la mayoría de casos en la búsqueda de empleo o en el acceso a recursos comunitarios. En este sentido, como víctimas, señalan las dificultades que han tenido para reconocer la violencia de género, lo que les ha costado salir de esta situación y las secuelas que les han quedado. Las expertas consultadas para la elaboración del estudio del CERMI resaltan que estas mujeres tienen más dificultades para detectar la violencia que están sufriendo y "normalizan las conductas de abuso y sumisión", precisamente por sentirse más vulnerables.
Mal visto el separarse
"Mi padre nos maltrataba a mi madre y a mí desde que tengo uso de razón. Fueron años de palizas y humillaciones que tuvimos que soportar. Mi madre me decía que tenía que aguantar porque estaba mal visto separarse y porque mis abuelos le decían que él era el hombre que había elegido y que eso era normal". Es uno de los testimonios recogidos en el Diagnóstico de Mujeres con Discapacidad y Violencia de Género realizado por el Instituto Canario de Igualdad en colaboración con el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Canarias, CERMI-Canarias. En él se detalla que un 71% de las encuestadas han sufrido violencia de género fuera del ámbito de la pareja, en un 47% por un hombre que es familiar de la víctima.
La falta de credibilidad sigue siendo uno de los grandes obstáculos a los que se enfrentan. "Mi familia, hoy en día, sigue sin creerme", destaca otro de los testimonios del estudio.
"Cuando vives con una persona que te maltrata es difícil salir. Siempre piensas que la situación puede cambiar. Hasta que un día no puedes más y pides ayuda. Ahora me arrepiento de no haberme dado cuenta antes", subraya otra de las encuestadas en este mismo estudio.
En cuanto a las violencias sufridas en el ámbito de la pareja o expareja, el informe refleja que las violencias más habituales fueron las humillaciones, desprecios o aislamiento social. Así se ejerce hacia ellas violencia psicológica y emocional. De hecho, en el 72% de los casos el hombre quería saber en todo momento dónde estaba y se enfadaba si hablaba con otros; el 77% la menospreciaba o humillaba delante de otras personas; el 75% era amenazada por el agresor con hacerle daño.
"Hacerme sentir que soy defectuosa"
En el 57% de los casos utilizaban su discapacidad para menospreciarla y el 74% se ha sentido intimidada o asustada. "Son humillaciones varias pero la peor: hacer sentir que soy defectuosa", señalaba una de las participantes en el estudio. De hecho, las profesionales consideran que la forma de violencia que más se identifica en las mujeres con discapacidad es la violencia psicológica, relacionada con el menosprecio, aislamiento social, discriminación y la falta de reconocimiento de los derechos fundamentales.
Ya en el 2011, los datos sobre violencia y discapacidad se mantienen hoy en los mismo porcentajes que entonces, la ex secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo, alertaba en unas jornadas en el Imserso sobre Violencia de Género y Discapacidad que "la violencia de género hay que situarla en el campo de los Derechos Humanos. A las mujeres con discapacidad se les niega incluso el rol, ya acotado, que se le da a la mujer sin discapacidad. Se le niega el derecho a la sexualidad, la maternidad, la capacidad de sacar adelante una familia".
La socialista y activista feminista, ex miembro de Naciones Unidas, y que el domingo se somete a las primarias de su partido en Salamanca para ser la candidata a la Alcaldía de la ciudad, explica también que "este tipo de violencia y discriminación hay que situarla además en el ámbito de la educación para la paz y la cultura para la "vida independiente".
Por otra parte, la vulnerabilidad de las mujeres con discapacidad frente a la violencia de género ya se puso de manifiesto en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Una exigencia que también se recoge desde 2006 hasta la actualidad. Así en su diseño de las Reglas Estándar para la Igualdad de Oportunidades para las personas con discapacidad se incluye la necesidad de que los gobiernos garanticen el acceso de las mujeres con discapacidad y de sus familias a la información y los servicios disponibles en el ámbito de la violencia contra la mujer. El mismo documento insiste en la "necesidad de la acción legislativa para cambiar las condiciones que dan lugar a efectos adversos en la vida de las personas con discapacidad, incluyendo el acoso y la victimización".
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