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Condenan a un hombre a 23 años de cárcel por violar y prostituir a su pareja

El procesado ya fue penado en 2015 y 2018 por delitos de lesiones y amenazas en el ámbito de la violencia de género.

19/05/2023 - Mujeres durante una manifestación por la atención a las víctimas de la prostitución, ante el Ministerio de Sanidad, a 19 de mayo de 2023, en Madrid.
Mujeres durante una manifestación por la atención a las víctimas de la prostitución, ante el Ministerio de Sanidad, a 19 de mayo de 2023, en Madrid. Carlos Luján / Europa Press

El Tribunal Supremo ha reafirmado la condena de 23 años, nueve meses y un día de cárcel a un hombre que obligaba a su pareja a prostituirse y que la violaba todos los días bajo amenazas. El maltrato se desarrolló en la ciudad de Lugo, desde abril a mayo de 2019.

El agresor violó a su pareja todos los días desde abril a mayo de 2019

La sentencia llega después de que el susodicho recurriera una sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, el cual, a su vez, rebajó ya tres años, seis meses y un día el castigo ya impuesto por la Audiencia Provincial de Lugo (25 años y 3 meses de prisión).

Los delitos por los que se le pena son los de explotación sexual, amenaza, agresión sexual continuada y maltrato habitual en el ámbito familiar. Se suman a aquellos por los que ya fue condenado en 2015 —por tres delitos de lesiones y varios de amenazas— y en 2018 —por un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género—.

Tras salir de prisión en 2019 contactó con la víctima, con la que había mantenido una relación durante seis años

Por todos estos cargos estuvo en la cárcel hasta 2019, año en el que salió de prisión y se puso en contacto con la víctima, con la que había mantenido una relación sentimental durante seis años. Le exigió que fuera a Lugo bajo la amenaza de "destrozarle la cara si no lo hacía". 

Una vez allí, el hombre la obligó a prostituirse y la forzó a tener relaciones sexuales con él. Todos los beneficios de la actividad se los quedó él. El 15 de mayo de 2019 tuvieron una discusión que llevó al procesado a dirigirse al centro donde la víctima era explotada sexualmente. La sacó a un callejón, le pegó una paliza y la amenazó diciéndole que le rompería el rostro para que nadie la quisiera.

Por todas las razones expuestas, además del castigo de prisión, el procesado tendrá prohibido acercarse y comunicarse con la víctima durante 36 años. También ha sido condenado a 11 años de privación del derecho a la tenencia y porte de armas y a 13 años de libertad vigilada.

Recursos del condenado

Nelu S., nombre del procesado, ha recurrido la condena en dos ocasiones. Gracias a la primera, logró rebajar la pena de cárcel. Sin embargo, en esta ocasión el alto Tribunal ha rechazado los motivos alegados por el condenado para desacreditar el testimonio de la víctima, quien habló del "constante clima de terror" al que la sometía su pareja.

"La testifical, que cuenta con todos los parámetros requeridos por la jurisprudencia para ser eficaz como prueba de cargo de la víctima-testigo única, es suficiente para enervar la presunción de inocencia", determina en la sentencia su ponente, la magistrada Susana Polo.

En cuanto al delito de explotación sexual, el hombre argumentó que la víctima llevaba ejerciendo la prostitución 20 años de manera libre y que así continuó haciéndolo mientras estuvo con él. El tribunal ha rechazado su versión al quedar acreditado que él vigilaba la actividad y se quedaba con los beneficios de esta.

El agresor vigilaba las labores de prostitución de la víctima y se quedaba con los beneficios

Muchas son las pruebas que, como el testimonio de la víctima, demuestran la culpabilidad del hombre. Entre los "elementos corroboradores relevantes" se encuentran las lesiones sufridas por la mujer, restos biológicos que evidencian relaciones sexuales que él había negado y el testimonio de otro acusado que reconoció haber realizado labores de vigilancia en alguna ocasión en sustitución del agresor.

Este último testigo ha sido condenado a un año de prisión por ser cómplice de un delito de explotación sexual, ante lo que también interpuso un recurso. En este argumentó que no era conocedor de la situación de la víctima, lo que tampoco parece encajar con la versión de esta última.

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