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Cuba cuela en la ley de las Familias la explotación reproductiva de las mujeres con el eufemismo de "gestación solidaria"

Tal como fue aprobada, la norma no impide el turismo reproductivo y permite a los hombres solos o en pareja con otro hombre pedir esta "técnica de reproducción asistida".

Cuba
Un hombre ejerce su derecho al voto hoy en el marco del referendo sobre el nuevo código de familia, en La Habana (Cuba).

Cuba aprobó el pasado domingo el código de Las Familias, una ley que viene a sustituir a la anterior de 1975 y que supone avances históricos de derechos en el país. Los pasos adelante de la norma son importantes: reconoce el derecho de las personas del mismo sexo a contraer matrimonio en igualdad de condiciones a las parejas heterosexuales. También se reconoce su derecho a las personas LGTBI a adoptar, incluso no estando casados. Prohibe el matrimonio infantil, algo que la ley anterior permitía en casos excepcionales. A partir de ahora sólo podrán hacerlo libremente a partir de los 18 años, una edad reconocida por Naciones Unidas. En materia violencia de género limita la custodia de los padres maltratadores y obliga a que éstos pasen una pensión de subsistencia.

Pero paralelamente a estos avances, la norma, que debía ser votada en su totalidad con un sí o un no, incluye un artículo (el 130) que abre la puerta a los vientres de alquiler con el eufemismo de "gestación solidaria", considerándola como una "técnica de reproducción asistida" más. Algunos conocidos juristas, explicaron en programas de televisión cubana que se trata de una medida "altruista", por la que no se permitirá el intercambio de dinero, más allá de los gastos ocasionados por la gestación, y que sólo podrían realizarla personas que ya hayan agotado todas las vías sin haber conseguido un embarazo a término. 

Pero el articulado deja algunas lagunas inquietantes y permitirá a hombres solos y a parejas gais recurrir a mujeres para que gesten sus hijos. Además, la ley no prevé en su articulado ningún impedimento para el turismo reproductivo: parejas que viajen a Cuba para que una mujer geste sus hijos.
El punto 1 de este apartado afirma que "la gestación solidaria favorece el ejercicio del derecho de toda persona a tener una familia y se sustenta en el respeto a la dignidad humana como valor supremo". Incorporado dentro de este artículo, está claro que el término "familia" hace referencia a los hijos no nacidos, es decir, que reconoce el derecho de las personas y las parejas a poder tener hijos, algo que no existe en ningún ordenamiento jurídico ni tratado internacional.

"No existe el derecho de ser padres, es decir de tener hijos, lo que existe es el derecho de los menores a ser cuidados", explica a Público la jurista feminista Altamira Gonzalo. De hecho, esto último es lo que recoge la convención de los derechos del niño de Naciones Unidas y no existe ningún convenio que afirme que tener hijos es un derecho humano.

Esta jurista se pregunta: "Y la dignidad de las mujeres, ¿dónde queda? El deseo de tener hijos no tiene porque pasar por la gestación subrogada, que exige no sólo llevar a cabo un embarazo, sino la renuncia de la filiación materna. Se trata de una explotación de la capacidad reproductiva de las mujeres. La renuncia a la filiación o a la maternidad es un atentado a sus derechos, por mucho que se lo revista de solidaridad y de generosidad. Es tratar a las mujeres como objetos, un cuerpo donde incubar una vida. Es brutal y revestirlo de altruista es envolverlo en celofán", afirma a este diario.

Hombres solos, parejas gais y turismo reproductivo

La ley estipula que esta "gestación solidaria" sólo podrá tener lugar entre "personas unidas por vínculos familiares o afectivamente cercanos" y que el inicio del proceso debe contar con "autorización judicial". También afirma este artículo que pueden beneficiarse "quien o quienes quieren asumir la maternidad o la paternidad y se ven impedidos de hacerlo por alguna causa médica que les imposibilite la gestación, o cuando se trate de hombres solos o parejas de hombres".

"Tenemos numerosos ejemplos que demuestran que los vientres de alquiler altruistas no existen. Incluso en Canadá, donde la legislación prohibe el pago por realizarlo, se sabe que estos ocurren con dinero negro en el extranjero. En Cuba, donde la situación de la población, especialmente de las mujeres, es de una gran pobreza, es imposible pensar que no se darán pagos. Pocas mujeres están dispuestas a pasar por esto sin recibir compensación. Optan por esta opción para saldar deudas, poder educar a sus hijos o montar un negocio que las saque de la pobreza. Sólo un 2% de los vientres de alquiler son puramente altruistas entre familiares", afirma Ana Trejo, socióloga e iniciadora del proyecto Stop vientres de alquiler en 2017.  

Existen en el mundo 11 países que permiten los vientres de alquiler de forma comercial y otros 18 que tienen algún tipo de legislación altruista. Entre estos últimos está Portugal. Nuestro vecino aprobó esta ley en 2016, pero el Tribunal Supremo la derogó por no contener una cláusula de arrepentimiento de la gestante, lo que violaba sus derechos. Desde 2021 Portugal tiene una nueva ley que concede a la gestante 20 días tras el parto para arrepentirse. Solo pueden utilizarlo aquellas ciudadanos extranjeros que sean parejas heterosexuales casadas o no y mujeres lesbianas, pero quedan excluidos los hombres solos o las parejas gais. En todo el tiempo que la ley ha estado vigente desde 2016, sólo se ha hecho un proceso de gestación subrogada, que finalmente no llegó a su fin.

En Reino Unido, por ejemplo, donde también esta técnica se permite de forma altruista, sólo son elegibles ciudadanos británicos, por lo que impide que personas extranjeras utilicen esta práctica. La ley cubana no tiene ninguna de estas salvedades. No restringe su uso a nacionales, no permite a las mujeres retractarse tras el parto, ni se sabe cómo se podrá asegurar que no habrá pagos de por medio.

"Lo que estamos viendo en Cuba forma parte de un movimiento que surge en Estados Unidos e Israel, llamado Fertility Right, que reclama que se considere la infertilidad social. Es decir que se amplíe la gestación subrogada no sólo a personas que tienen impedimentos médicos, sino a las causas biológicas en el caso de los hombres solos o sociales, en el caso de los hombres que no tienen pareja mujer".

"Esta iniciativa de Cuba supone abrirle la puerta a la explotación reproductiva de las mujeres. Que satisfagan las necesidades de otros a costa de su salud física y mental y las consecuencias que tiene una gestación. Pero además, supone una forma de regularizar una realidad que con el paso del tiempo puede pasar a ser comercial. Que la ciudadanía contemple como normal esta práctica, es el paso fundamental para su comercialización Ese es el objetivo", concluye Trejo.

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