Han pasado cinco años desde la primera gran huelga feminista, en 2018. El notable seguimiento de aquella jornada y la asistencia masiva a la manifestación representaron un punto de inflexión para demostrar la fuerza de un movimiento que ha logrado permear a la sociedad. Pero, en estos cinco años, ¿se han producido avances reales en la igualdad de género en Catalunya? Analizamos la evolución de diferentes cuestiones donde el impulso feminista ha tenido un rol clave, pero también aquellas en las que todavía queda mucho camino por recorrer.

La brecha salarial ha descendido, pero todavía está al 20%

Una de las muestras más diáfanas de la desigualdad de género es la brecha salarial. Aunque en los últimos años se ha ido reduciendo, todavía se sitúa en torno al 20%, lo que supone que las mujeres en Catalunya ganan casi 6.000 euros anuales menos que los hombres. Son datos del Observatorio del Trabajo y Modelo Productivo, que recoge un constante descenso desde 2014, cuando la diferencia tocó techo con el 26%.

La pandemia supuso un paso atrás, puesto que los ERTE dispararon la brecha al 52%, según un informe de Comisiones Obreras. Las razones de fondo de la brecha salarial las encontramos en el hecho de que las mujeres suelen trabajar en sectores más precarizados, con menores sueldos y también son mayoría a la hora de tener jornadas parciales. También tienen pensiones un 37% inferiores. La desigual dedicación al cuidado de hijos y otros familiares y a las tareas del hogar contribuye a decantar la balanza en contra de la promoción laboral.

Uno de los factores clave para contribuir a esta progresiva reducción de la brecha ha sido el aumento del salario mínimo interprofesional, percibido en mayor medida por las mujeres. El aumento desde los 735 euros mensuales de 2018 a los 1.080 actuales ha favorecido el incremento de ingresos para aquellas que se encontraban en la parte más baja de la escala salarial.

Las denuncias por agresiones sexuales han subido un 25%

El tabú en torno a las violencias sexuales se ha resquebrajado en los últimos años y esto ha provocado que se denuncien más este tipo de hechos. En Catalunya, desde 2019 han subido un 25% las denuncias por violencia sexual, según los Mossos. Prácticamente cada día hay noticias de algún caso, pero las expertas insisten en que esto no se debe a que haya más violencia sino que sale más a la luz.

"No es que ahora haya un aumento de casos sino una mayor concienciación social que ha facilitado que las mujeres se sientan más seguras para poder explicar lo que han vivido. Y esto es gracias a los feminismos, que han tejido unos espacios en los que sientes que puedes explicar lo que te ha pasado sin sentirte juzgada ni culpada", explicaba a Público Alba Alfageme, psicóloga especializada en violencias machistas.

Esto también explica la mayor prevalencia de violencias en las mujeres más jóvenes: El número de adolescentes víctimas de violencia machista se duplicó en 2022 respecto al año anterior en Catalunya. La mayor conciencia feminista de unas generaciones que se han socializado en torno a la explosión del movimiento, en 2018, promueve una mayor y más rápida identificación de situaciones violentas. Sin embargo, entre los más jóvenes también se encuentra el crecimiento de un movimiento reaccionario a los avances feministas, amparado por el auge de la ultraderecha.

Un factor importante a la hora de que los casos se denuncien es la puesta en marcha de protocolos específicos, como el que tienen los Mossos para las agresiones sexuales en el ocio nocturno desde hace unos meses y el impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona, al que se han sumado cerca de una cuarentena de locales.

En los últimos años también han salido a la luz casos mediáticos como el acoso a la artista Paula Bonet, los abusos en el Aula de Teatre de Lleida y en el Institut del Teatre de Barcelona. La ruptura del tabú en torno a las violencias sexuales ha contribuido a exponer casos largamente silenciados.

Impulso de políticas feministas

La creación del Departament d'Igualtat i Feminismes de la Generalitat, en 2021, ha supuesto un firme impulso para las políticas feministas y la inclusión de la perspectiva de género en el Govern. La consellera, Tània Verge, repasaba en este hilo de Twitter el trabajo realizado y sus objetivos. "El Departament ha venido para quedarse. Porque nunca más las leyes de igualdad parezcan recomendaciones", afirmaba.

Aunque el recorrido es todavía corto, en el marco de este Departament es donde se han impulsado medidas pioneras como la anticoncepción gratuita hasta los 29 años, poder abortar tanto por el método farmacológico como quirúrgico en toda Catalunya, la educación menstrual a 85.000 alumnos de ESO y el estudio de la violencia obstétrica, presente todavía en el sistema sanitario. En conjunto con Interior, también promovieron la reserva del 40% de plazas de las nuevas promociones de Bombers y Mossos para mujeres. Este mismo martes, el Govern ha anunciado la gratuidad de los productos menstruales.

Otras medidas planteadas por la Generalitat son la creación de un servicio de atención psicológica 24 horas para las víctimas de violencia sexual y el aumento de las indemnizaciones para las supervivientes de violencia machista hasta los 40.000 euros. Otro de los objetivos del Departament de Verge es luchar contra la violencia que ejercen las propias instituciones, por ejemplo, con la llamada revictimización en el caso de las mujeres que han sufrido violencias. Mejorar la atención a las denunciantes por parte de los Mossos está en el punto de mira del Govern.

Cabe remarcar que la conselleria se creó poco después de que el Estado recuperara el Ministerio de Igualdad, que ha impulsado también numerosas políticas, como la ley trans y la ampliación de la ley del aborto, que también han conllevado una ampliación de derechos. Paralelamente, ambos departamentos han realizado un cambio primordial en las campañas de sensibilización. Por primera vez, las instituciones ponen el foco en los hombres a la hora de concienciar sobre la violencia machista.

Más mujeres y más visibles, también en su diferencia

Otro de los avances feministas desde 2018 ha sido el reconocimiento de las violencias que van más allá de la física, la que se ve a simple vista. Se trata de violencias simbólicas como la invisibilización de las mujeres a todos los niveles.

Instituciones como el Ayuntamiento de Barcelona se han propuesto luchar contra ello con el cambio de nombre de cerca de 25 espacios en los últimos dos años. El objetivo es "compensar el olvido histórico de las mujeres" añadiendo a la guía de calles nombres femeninos tan importantes como el de la poeta y pintora Felícia Fuster i Viladecans o el de la activista y filósofa Gretel Amman.

Actualmente, el 35% de calles de Barcelona tienen nombre de hombre, mientras tan sólo el 8,3% llevan un nombre femenino. Sin embargo, en los últimos ocho años, los nombres de mujer se han incrementado más de dos puntos porcentuales. En toda Catalunya, la proporción es aún menor, con sólo un 4% de las calles con nombre de mujer.

La reciente publicación de biografías de mujeres pioneras en sus campos, como la fotógrafa Joana Biarnés, la periodista y atleta Anna Maria Martínez Sagi y las precursoras Teresa Gimpera y Mercè Pàniker, también demuestra el esfuerzo de la cultura para recuperar la memoria de mujeres a menudo demasiado olvidadas.

Por último, el anuncio de que la Marató de TV3 de este año se centrará en la salud sexual y reproductiva, también para reivindicar la falta de perspectiva de género en la medicina, supone un avance para contribuir al conocimiento científico.