Este artículo se publicó hace 2 años.
Las mujeres deberán escuchar el latido del corazón del feto para poder abortar en Hungría
A partir del próximo viernes, según el decreto aprobado por el gobierno, las mujeres deberán aportar un documento que certifique haber recibido información sobre los signos vitales del feto para poder interrumpir el embarazo.
El Gobierno de Hungría ha impuesto, a través de un decreto firmado el pasado lunes por el ministro del Interior, Sándor Pintér, la obligación de escuchar el latido del corazón del feto para poder abortar. La medida, que entra en vigor a partir del próximo viernes según explicita la Gaceta Oficial, determina que antes de abortar se deberá presentar un documento en el que se asegure, a través de un médico, el haber recibido "una indicación de los signos vitales del feto, de una forma claramente identificable".
Tanto medios independientes, como el diario digital 24.hu, como cercanos al Gobierno del ultranacionalista Viktor Orbán (como el Hirtv.hu), aseguran que con la expresión "los signos vitales", el Gobierno se refiere a los latidos del corazón.
La actual ley del aborto, en vigor desde 1992, estipula que entre las semanas 12 y 24 de gestación, la mujer puede optar libremente por el aborto, sin más requisitos que su propia decisión. Contempla además casos excepcionales, generalmente por razones médicas (diagnósticos de una patología en el feto incompatible con la vida o riesgo de la salud de la madre), en los que se puede interrumpir el embarazo en un momento más tardío de la gestación.
Un largo historial en contra de los derechos
No es la primera vez que las medidas acatadas por el gobierno ultraderechista de Viktor Orbán atentan contra los derechos fundamentales de grupos oprimidos. En el año 2021 presentaba, con el apoyo del presidente húngaro, János Ánder, una ley por la que se prohibía hablar sobre orientación sexual en escuelas y medios de comunicación como una decisión para "proteger" a la infancia.
La Comisión Europea denunció al gobierno húngaro ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por ser una ley discriminatoria e ir en contra de "todos los valores fundamentales de la Unión". Como alegato Orbán defendía la legislación como medida contra la pedofilia.
Bajo la premisa de protección a la infancia Orbán ha aprobado un largo historial de leyes y decretos homofóbicos y transfóbicos, por las que, entre otras cuestiones, se prohíbe la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Tampoco es la primera vez que atenta contra los derechos y libertades de las mujeres. Este verano la Oficina Nacional de Auditoria de Hungría publicaba un estudio en el que afirmaba que la alta presencia femenina en las aulas conlleva a riesgos económicos y demográficos, además de tener un impacto negativo en la salud mental de los varones.
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