Público
Público

Los puntos violeta contra la violencia machista, en peligro de extinción por PP y Vox

Estos puestos son lugares seguros en los que se ofrece información para identificar violencias machistas y ayudar a las víctimas que hayan podido sufrirlas en espacios de ocio y ambientes festivos.

Otras miradas - Yo sí te creo y el periodismo
Una mujer sostiene un cartel que versa "Hermana yo sí te creo". Imagen de archivo.

Denunciar tras haber sido víctima de una agresión o abuso machista en una fiesta no es fácil, ya sea a causa del miedo, los nervios, la vergüenza o sencillamente no saber qué hacer. Por eso surgieron los puntos violetas, para de sentir el calor, la comprensión de otras mujeres; pero también para poner a su disposición todos los recursos para trasladar a profesionales formadas qué es lo que ha sucedido.

Al igual que existen carpas de Protección Civil o de la Policía, las mujeres, conocedoras de la inseguridad normalizada que estos lugares les generan, decidieron habilitar sus propios espacios libres de violencias machistas. Se trata de puestos tranquilos e íntimos que diferentes organizaciones feministas empezaron a montar en las discotecas y festividades locales de los pueblos y municipios para atender a las víctimas en estos momentos extremadamente delicados. 

La mayor parte de los puntos violeta o puntos lila, según el territorio, eran autogestionados al principio. Incluso en aquellas ciudades donde los Gobiernos no estaban convencidos de su utilidad, se formaban como "itinerantes". Sin embargo, gracias fundamentalmente al gran empuje del movimiento feminista, poco a poco muchos Ejecutivos asumieron en sus agendas la necesidad de promover, financiar y mantener estos puestos. Una conquista que ahora las derechas amenazan con desmantelar.

Recientemente, se ha podido ver cómo el PP ha votado en contra de instalar puntos violeta en las fiestas patronales del municipio madrileño de Las Rozas. También se han negado a aprobarlos en Boadilla del Monte, bajo el argumento de que para la función que hacen, ya están los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Y a poco estuvieron de aniquilarlos igualmente en Torrelodones, donde el PP y Vox gobiernan en coalición, y la concejala de Servicios Sociales se manifestó en su contra. Nunca los ha habido en las fiestas de Pozuelo. Mientras, Aranjuez, en manos de los populares desde hace dos legislaturas, solo ha contado con este espacio de asistencia un año y lo hizo gracias al esfuerzo de voluntarias.

Más Madrid y PSOE denuncian el negacionismo machista

"El PP ha adoptado tanto la agenda de la extrema derecha, que no necesitan pactar con ellos para tomar esas decisiones, ya las toman ellos en solitario", ha lamentado Beatriz Borrás, de Más Madrid.

Situaciones violentas como que te toquen el culo sin tu consentimiento, que hombres ebrios te griten cosas mientras vuelves a casa, que se masturben a tu lado en el autobús o que te persigan de camino son precisamente las que los puntos violeta pretenden evitar o, en su caso, dar una respuesta.

"Para eso sirven, para prevenir y concienciar, para que tengas apoyo. Para que si no sabes qué hacer, si has vivido una situación que te hace sentir mal, si te pasa algo y no te sale ir a la Policía, tengas acompañamiento", ha insistido Borrás. "Luego habrá que hacer lo que el caso determine. Pero, desde luego, que estos puntos no restan. Ayudan, comprenden, conocen los procesos. Hacen que no te sientas sola y que estés más tranquila", ha detallado.

Desde Más Madrid lamentan que la secretaría regional de Isabel Díaz Ayuso no haya sido tajante en la lucha contra las violencias machistas y sexuales hacia las mujeres. "Al igual que marcan directrices para bajar impuestos, podrían hacerlo en este sentido. Pero no les interesa", ha concluido Borrás.

La violencia sexual es un problema "grave" en la Comunidad de Madrid del que la Fiscalía viene alertando desde hace años, tal y como ha explicado Silvia Monterrubio, portavoz de Igualdad del PSOE. "Hay escasez de recursos. El Centro Atención Integral Víctimas de Abuso Sexual está completamente saturado, donde el tiempo mínimo para recibir atención en el área psicológica es casi de un año", ha continuado.

A juicio de Monterrubio, con estas decisiones el PP vuelve a "eludir su responsabilidad" y a "demostrar que las víctimas de violencia sexual solo le interesan cuando puede hacer un uso político y partidista de ellas, mientras se olvida de lo más importante, que es la atención para su recuperación, la educación y la prevención".

"Lanza un mensaje de impunidad hacia los agresores"

Además de lanzar un mensaje de protección y de seguridad frente a las violencias que sabemos que se ejercen de manera normalizada —no solamente en los espacios de fiesta, sino en cualquier espacio en la vida de las mujeres jóvenes y adultas— los puntos violeta interpelan también "a aquellos hombres que con toda la impunidad del mundo agreden a las mujeres". Así lo explica Bárbara Tardón, experta en violencia sexual y asesora del Ministerio de Igualdad.

En este sentido, la especialista advierte de las "peligrosas consecuencias" que tienen el hecho de que cualquier institución pública niegue la violencia machista y lamenta que el desmantelamiento de los puntos violeta sea "una costura más de esta invisibilización intencionada".

"Lo que hace es mandar un mensaje de tolerancia y de impunidad hacia los agresores, pero también hacia el entorno que sostiene y permite la violencia, en lugar un mensaje de tolerancia cero al que conseguíamos llegar como consenso. Se está trasladando que no son necesarios. Es decir, que no se va a hacer nada", ha alertado Tardón.

Respecto a aquellos que justifican su oposición a estos espacios en arguyendo que las víctimas pueden ser atendidas los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la asesora de Igualdad pone de relieve la importancia de no caer en esas reducciones y distorsiones de lo que significa ofrecer una atención integral.

"La Policía ofrece una atención inmediata ante una emergencia, los puntos violeta son espacios con profesionales que acompañan a las victimas, a quienes escuchan, atienden. Mujeres que muchas veces no desean acudir a una autoridad como la Policía", ha aclarado Tardón. De hecho, "decimos que la Policía es el último paso y que las víctimas tienen que tener a su disposición todos los recursos y los medios para entender y asimilar qué es lo que les ha ocurrido", termina.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?