Vientres de alquiler, gestación subrogada, maternidad por sustitución: ¿Por qué hay tantas formas distintas de llamarlo?
Los términos no son neutros, apuntan las organizaciones feministas contrarias a que se maquille lo que es explotación reproductiva de las mujeres con eufemismos que nadie entiende.
Marisa Kohan
Madrid-
El torbellino mediático y social que ha levantado la noticia de que la actriz y presentadora Ana Obregón ha comprado un bebé en Estados Unidos y la foto de ella saliendo del hospital en silla de ruedas con la recién nacida en brazos, ha puesto de manifiesto también una amplia cantidad de términos para nombrar una práctica que en nuestro país está prohibida por ley.
Vientres de alquiler, alquiler de vientres, maternidad subrogada, gestación por sustitución, gestación subrogada, gestación por subrogación... son algunos ejemplos que se utilizan aquí y allá para referirse a esta práctica. El uso de los vocablos no es gratuito.
Para la filósofa Alicia Miyares, portavoz de No somos vasijas, no existe una denominación que sea neutra, sino que la forma en la que la nombramos indica quién hay detrás de su uso: "Los que la criticamos como práctica o las que la apoyan. La terminología utilizada para nombrarlo esconde la intención que hay detrás".
Todas apuntan a una misma práctica: la utilización de mujeres para que gesten hijos para otros. A partir de aquí, las formas de nombrar este hecho lo llenan de connotaciones que han ido cambiando a lo largo de los últimos años.
Por ejemplo, tal como explica Miyares, a finales del pasado siglo las personas y organizaciones favorables a esta práctica comenzaron denominándola vientres de alquiler. "Pero cuando se cuestionó desde el feminismo, cambiaron. Entonces comenzaron a utilizar el término de maternidad subrogada. Pero de nuevo no les sirvió, porque pone en cuestión precisamente la maternidad". Subrogar significa literalmente sustituir o poner a alguien en lugar de otra persona, por lo que este último término deja clara la idea de que lo que se sustituye es la madre (la maternidad). Entonces, el término cambió a gestación subrogada o por sustitución.
Vientres de alquiler o alquiler de vientres
Entre las organizaciones o activistas contrarias a esta práctica, los términos también han cambiado ligeramente a lo largo de los últimos años, pero mantienen denominaciones fácilmente comprensibles la sociedad. Miyares apunta a dos principales: vientres de alquiler y alquiler de vientres. La diferencia es mínima, pero en términos de significado tiene cierta importancia.
"Creo que vientres de alquiler denota una cosificación de las mujeres, como si solo fueran un vientre, cuando la gestación implica todo el cuerpo y la psique de la mujer. Todo en ella está comprometido durante un embarazo". Por eso Miyares prefiere decantarse por el segundo de los términos: alquiler de vientres o incluso por uno más largo como alquiler de mujeres para gestar, aunque reconoce que, a pesar de ser más específico, es difícil de usar o de hacer con ello un titular para medios de comunicación.
¿Qué dicen las leyes?
Más allá del uso cotidiano o partidista del término, existe una denominaciones legales para referirse a esta práctica. Las leyes deben hacer referencia a términos que legalmente tengan arraigo en la judicatura y que describan situaciones conocidas. Cuando el Ministerio de Igualdad planteó la reforma de la ley del aborto, en la que se incluyó esta práctica como una violencia reproductiva hacia las mujeres, barajó utilizar el término "vientres de alquiler".
Sin embargo, no existía ninguna definición jurídica de su significado. Por esto, la norma acabó incorporando la denominación que tenía ya en otras normas. Entre ellos hay dos principales: gestación por subrogación o gestación por sustitución. Unos vocablos que para muchas feministas son más una forma de enrevesar los términos y darles un barniz para que el público en general deje de ver que se trata de una explotación reproductiva.
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