Opinión
Adoctrinamiento contra la paz en los coles de Ayuso

Periodista y escritora
-Actualizado a
El Gobierno madrileño está prohibiendo las banderas palestinas en los colegios, y esto te interesa aunque no vivas en Madrid, porque Isabel Díaz Ayuso viene marcando el paso que luego acaban siguiendo todos los líderes y lideresas del Partido Popular en España, gobiernen en comunidades autónomas o municipios de cualquier tamaño. Y no sólo las banderas. Ayuso ha prohibido cualquier actividad en apoyo del pueblo palestino o contra el genocidio que Israel está perpetrando.
Que yo sepa, en el colegio te enseñan que la violencia es mala; que hay desigualdades y hambre en el mundo y hay que luchar contra ello; que la paz es fundamental y se construye; que todas las personas tenemos los mismos derechos, aunque no lo parezca; que existen unos valores que debemos defender para el buen funcionamiento de lo que consideramos una sociedad democrática y que aspira a ser igualitaria. Se imparte incluso una asignatura con ese nombre: Valores. Esto empieza a dejar de ser así. No es nuevo, pero este caso es más alarmante de lo que podría en principio considerarse otra muestra de la barbarie del reino de Ayuso.
Podemos hablar de que vulnera la libertad de expresión y la libertad de cátedra, pero lo damos como sabido, por evidente. Ayuso, y el PP en general, consideran “libertad" aquello que les conviene, y el resto pasa a ser “violencia política”. Me interesa más detenerme en esa idea ultraconservadora de que los valores éticos y de convivencia se enseñan en casa, y que la educación no tiene que meterse en esos asuntos. Entendemos que la educación pública, por supuesto, ya que los colegios privados —ni qué decir tiene los católicos— ejercen una estricta doma en los principios de la fe, sea ésta en el altísimo o en los mecanismos del mercado y de clase.
Si en el cole te enseñan que ni tu padre, ni tu hermano, ni tu abuelo, ni tu entrenador deben tocarte ciertas partes del cuerpo, será más difícil que lo hagan, aunque en tu casa haya un pederasta, que los hay, y muchos. Si en el cole te enseñan que todas las personas tienen los mismos derechos, vengan de donde vengan, sea cual sea su país de origen, sus preferencias sexuales o su aspecto, será más difícil que tu familia te eduque en la violencia racista, que las hay, y muchas; también será más difícil que te aliente a tirar piedras a una pareja al grito de “maricones” o “bolleras”.
En resumen, que cada familia tiene su golpecito, su tara, y afortunadamente contamos con la educación pública para transmitir al alumnado unos mínimos de convivencia y valores comunes. Yo desconfío, mucho y siempre, de los padres que se niegan a que su hija o su hijo reciban educación sexual.
En el cole no sólo se imparte el contenido de cada asignatura. La enseñanza en valores y actitudes va formando a quienes serán las adultas y adultos del futuro. Ahí están futuras investigadoras, médicos, arquitectas, ingenieros, abogados, juezas, electricistas, camareras de hotel o docentes. Crecen asumiendo hábitos, actitudes y principios que no solo se enseñan explícitamente, sino que lo deberían inundar todo.

En el reino de Ayuso, lo que va a inundar todo desde ahora es que está mal denunciar un genocidio, está mal luchar por la paz, está mal oponerse a la masacre y mostrarlo. “Pido que dejen de adoctrinar en las aulas”, ha dicho la presidenta madrileña al respecto. ¿Sabe ella cómo se llaman sus nuevas prohibiciones a los centros educativos? Se llama adoctrinamiento, sra, Ayuso, más concretamente adoctrinamiento contra la paz. Si permitimos esto, el siguiente paso podría ser, llámame loca, borrar de un plumazo todo contenido que promueva la igualdad. No sé si os suena.
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