La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, ha avanzado que el próximo verano el Ministerio de Igualdad lanzará una nueva aplicación móvil (app) cuya finalidad será contabilizar el número de horas que dedican mujeres y hombres al hogar. La desigualdad en el reparto de las tareas del hogar es un hecho. Nadie puede discutir tal brecha y, por este motivo, cualquier medida que se ponga en marcha para intentar reducirla merece, al menos, un reconocimiento. Sin embargo, ¿es una buena idea o una simple ocurrencia?

Las mujeres destinan más horas a las tareas domésticas que los hombres y existen numerosas investigaciones que así lo demuestran. Una de las últimas es la realizada por las académicas Lídia Farré (Universitat de Barcelona) y Libertad González (Universitat Pompeu Fabra y BSE) para el Observatorio Social de la Fundación La Caixa, que revelaba el pasado mes de febrero que mientras que las mujeres dedican 43 horas semanales al trabajo no remunerado, los hombres tan sólo 28 horas, es decir, un 34% menos. Si se desglosan los datos, vemos que mientras que las mujeres destinan 13 horas a las tareas domésticas, los hombres 9; una diferencia que todavía se hace más evidente cuando atendemos al cuidado de los menores, pues si la mujer les dedica 30 horas semanales, los hombres únicamente 19 horas.

Es evidente, pues, que se precisa una mayor sensibilización en esta cuestión. En este punto, cabe preguntarse si desarrollar una aplicación móvil puede ser una de las vías para ello. Puede serlo, por qué no, especialmente considerando que el móvil se ha convertido para muchas personas en una extensión de su ser; de hecho, pasamos de media cinco horas al día absortos en su pantalla, según el informe Estado Móvil de 2022.

Sin embargo, ¿es novedosa la idea de desarrollar una app para fiscalizar y repartir el reparto de las tareas del hogar? En absoluto. Ya existen en el mercado decenas de aplicaciones móviles que ayudan a este propósito, algunas de ellas con más de 100.000 descargas que plantean la dinámica como un juego entre quienes hacen uso de ella. No parece, pues, que reinventar la rueda sea lo más adecuado. Justificar hacerlo tendría que venir al menos acompañado de una argumentación, de algún aval sustantivo que no nos lleve a caer de nuevo en otra burbuja de desarrollo de apps.

Esta justificación no se ha producido, como tampoco se ha explicado qué diferenciará a la aplicación de las ya existentes o cómo se encuadra dentro de un plan más integral con el que ir cerrando esta brecha. Todo ello da alas, especialmente a ese sector más cavernario, a calificar la iniciativa de mera ocurrencia. Reinventar la rueda nos costará 211.750 euros en un contrato adjudicado a la empresa Wairbut, perteneciente al Grupo Altia. ¿Podría haber encontrado mejor destino ese dinero? Quizás sí, en espera de conocer realmente que aportará respecto a lo que ya existe de manera gratuita en el mercado. No obstante, podría haber costado más, puesto que Wairbut ha rebajado su propuesta en casi un 29% respecto a los cerca de 297.000 euros con que partía la licitación.

Atendiendo a los pliegos del concurso público, la aplicación móvil del Ministerio de Igualdad no sólo permitirá contabilizar el tiempo dedicado a las tareas domésticas y de cuidados, sino también que cada participante fiscalice los 'saldos' del resto. En el espíritu de la app está aumentar la toma de conciencia en cuanto al reparto de dichas tareas y generar oportunidades de comunicación en torno a la corresponsabilidad. Esa es quizás la clave, la comunicación y la educación previa, pudiendo llegar a cuestionar que sea precisa una aplicación móvil para ello. En todo caso, la app también deja espacio para que se pueda recibir contenido de fuentes externas, tanto multimedia, como notas de prensa o alertas proactivas (alertas push).

Uno de los aportes innovadores quizás sea que la app busca visibilizar las cargas ocultas asociadas al cuidado; sin embargo, parecen obviarse otras variables que deberían entrar en consideración en esta dinámica de corresponsabilidad. Retomando el estudio de la Fundación La Caixa, éste reduce a 5 el diferencial total de horas entre hombres y mujeres cuando introduce la variable de trabajo remunerado. Según el informe, mientras las mujeres dedican 26 horas semanales, los hombres 36 horas. En el global, sumando trabajo remunerado y no remunerado, las mujeres dedican 69 horas frente a las 64 horas semanales de los hombres.

Estos datos cuantitativos impactan en el modelo de corresponsabilidad a definir, del mismo modo que sería necesario incorporar los cualitativos, pues en función de la naturaleza del trabajo remunerado el impacto en el no remunerado puede ser distinto. Variables como la exigencia física o la carga/responsabilidad mental pueden dar lugar a introducir índices correctores que trascienden a la mera cuantificación de las horas dedicadas. ¿Es equiparable la misma hora trabajada para un bibliotecario que para una neurocirujana? ¿Qué impacto tiene cuando se llega al hogar?

En conclusión, promover una app para concienciar y tratar de reducir la evidente desigualdad en el reparto de las tareas del hogar es más complejo que computar el tiempo dedicado a la plancha, a la compra o a cocinar. Incluso dentro de esas tareas y sin introducir la variable de trabajo remunerado, la carga y esfuerzo de cada cometido varía en función de cada persona. Destinar recursos a crear una aplicación que, en mayor o menor medida, ya puede encontrarse con diferentes sabores en el mercado no parece la mejor de las ideas y se corre el riesgo de transmitir una imagen de banalización del trabajo ministerial, algo que en plena campaña electoral sin duda habrá quién lo aproveche.