Opinión
Las carga el fascismo

Por David Torres
Escritor
-Actualizado a
Todavía no se había enfriado el cadáver de Charlie Kirk -muerto de un balazo en el cuello en medio de un campus universitario-, cuando Donald Trump, sus acólitos y la cochiquera al completo de la ultraderecha mundial ya estaban vendiendo el asesinato como obra de la izquierda radical estadounidense. Lo cual significa un fastuoso ejercicio de ciencia-ficción a varios niveles: el primer nivel, porque todavía no se sabía absolutamente nada del asesino y, el segundo nivel, porque la izquierda radical estadounidense es un unicornio de color rosa que pasta en los sueños de Bernie Sanders. Sin embargo, según los informes policiales, en el lugar donde se efectuaron los disparos, la policía encontró los casquillos de unas balas pintados con lemas antifascistas ("Bella Ciao", "Hey, fascista, atrápalo") que parecían indicar que estábamos ante un comunista resentido, capaz de hacer blanco a más de 180 metros y dispuesto a iniciar otra guerra civil con siglo y medio de retraso.
En efecto, las pintadas en los casquillos alentaban una posibilidad maravillosa para el movimiento MAGA: que el asesino de Charlie Kirk fuese un radical de izquierdas quien, imbuido de una ideología homicida, decidió zanjar una discusión política a tiros. En el guion de la película que iban escribiendo a tientas, algunos comentaristas empezaron a masturbarse con la idea de que, aparte de izquierdoso, fuese negro, musulmán y homosexual. Si además hubiese resultado una mujer trans, feminista y fanática de las versiones woke de Disney, la película ya habría sido directamente porno intelectual cinco estrellas. No hay más que imaginar lo que serían los titulares de la prensa mundial si este sueño húmedo de la ultraderecha se hubiese cumplido, aunque fuese a medias; de hecho, siguen vendiendo la figura de Kirk -racista, machista, homófobo y reaccionario de marca mayor- como una especie de santo laico, un apóstol de la libertad de expresión, una especie de Martin Luther King sólo que en el lado lácteo de la historia.
Muy pronto la realidad se fue encargando de blanquear esta oscura fantasía hasta dejar el pasquín típico del francotirador made in USA. Tras ser capturado el asesino, enseguida se descubrió, como en un juego de rasca y gana, que encarna exactamente el anverso luminoso de la ultraderecha. Tyler Robinson es un joven de 22 años, blanco, cristiano, cishetero, criado en una familia conservadora de votantes republicanos, hijo de un sheriff y fanático de las armas. El lote completo. Les quedaba únicamente agarrarse a las pintadas en los casquillos y a la fantasía de que seguramente se pasó al lado oscuro de la izquierda durante su breve estancia en la universidad, pero, por desgracia, la realidad es implacable y no les dejó ni eso. Resulta que las pintadas hacen referencia a unos videojuegos de disparos (Call of Duty, Helldivers 2) y que la radicalización de Robinson empezó mucho antes del período universitario, la primera vez que, de niño, agarró un arma de fuego y le cogió el gusto a apretar el gatillo.
Según una hipótesis todavía no comprobada, Tyler Robinson podría pertenecer al movimiento "groyper", un grupo radical de extrema derecha liderado por Nick Fuentes, un supremacista blanco que consideraba a Kirk un blandengue que había traicionado el movimiento America First. En cualquier caso, el sueño húmedo de Trump y de la ultraderecha mundial se ha ido a hacer gárgaras. Aquí en España ya estamos acostumbrados a bulos y gatillazos desinformativos propagados sin el menor pudor, por ejemplo, cuando se intentaron vincular los atentados del 11M a ETA gracias a una tarjeta de la corporación Mondragón, una cooperativa vasca, encontrada en el salpicadero de una de las furgonetas utilizadas por los terroristas y que al final resultó ser una casete de la Orquesta Mondragón. El año pasado, tras el asesinato de un niño en la localidad de Mocejón, comenzaron a circular por las redes miles de mensajes alertando de que el autor del crimen era un mena, un moro o un gitano. Tampoco tuvieron suerte esta vez, pero no importa, porque el fascismo es impermeable a la realidad.
Comentarios de nuestros socias/os
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros socias y socios, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.