Opinión
El machismo que nos manda a casa

Periodista
-Actualizado a
"Mujeres, están fracasando. Están erradicando la masculinidad. Encarnen su energía femenina: cuidando, nutriendo, limpiando. Sosteniendo el hogar, que es el lugar más preciado para nosotros, los hombres. No le tengan miedo a ser mujeres, a permitirse ser lideradas por un hombre que lo único que quiere es verlas felices, porque nosotros no conocemos el cielo sin ustedes. Responsabilizarlas de su energía también es amarlas". Son las palabras del futbolista mexicano Chicharito, que aquí es conocido por haber sido exdelantero del Real Madrid y Sevilla.
El discurso no quedaba ahí. Seguía con que los hombres tienen que cuidar y proveer a las mujeres, pero que para eso, debemos aprender "a recibir y a honrar la masculinidad". Y se despide diciendo que "a veces la verdad puede doler, pero eso es crecer. Aceptemos la verdad".
Quizás Chicharito no se ha enterado de que la única verdad es que él no tiene la verdad absoluta, que estamos en 2025, y que el feminismo no cuestiona las decisiones individuales de las mujeres, sino las razones que las llevan a tomarlas. Quizás Chicharito no sabe que dedicarse al hogar no es la única meta en la vida de muchas y que se deje de energías y vibraciones espirituales inventadas porque lo único real de sus palabras es el machismo.
No hace muchas semanas impartí una conferencia sobre las tradwives. ¿Recuerdan de quién hablábamos hace un año por estas fechas? De Roro, la influencer que simulaba ser una tradwife que hacía recetas a su novio Pablo. Desde entonces, conocimos más de estas mujeres que reclaman volver al hogar porque ha sido lo de toda la vida. A la salida de la conferencia comprobé que no todo el mundo ve esto como una amenaza real, pero lo es.
Así que quizás aquí nadie reaccione hasta que llegue el día. Cuando escuche a su hijo decir a su esposa que se quede en casa, porque es donde debe estar la mujer. O cuando su hija confiese que, a pesar de que la educaron para ser independiente, prefiere a un macho que la sostenga. Pensaron que las tradwives eran una moda, pero un año después no lo es. Es política, está financiada y está en las redes sociales y en boca de referentes. Es un movimiento organizado desde la Turning Point, que movilizó el voto femenino de Donald Trump, y que exporta esta ideología a partidos populistas con las estrategias ultraliberales por todo el mundo. En la última Cumbre de Liderazgo de Mujeres Jóvenes acudieron más de 3000. Portaban camisetas y pegatinas con lemas como: "Mi estación favorita es la caída del feminismo" o "Menos agotamiento, más bebés, menos feminismo, más feminidad". Un día les contaré más de esto.
Solo por cerrar diré que el discurso de Chicharito no surge de la nada. Se suma a una ola que quiere volver a mandar a las mujeres a casa. Quiere que hablemos de recetas y pañales para que no hacerlo de lo importante: de la conciliación en casas y empresas, de que las tareas de la casa son de ellos también, de cómo liberar a las mujeres que sufren violencia en sus hogares, o de cuestiones tan importantes como que hay un niño llamado Daniel que, por orden de la justicia española, ha tenido volver con su padre, que se sentará en breve en un tribunal italiano para ser juzgado, acusado de maltrato. Todo a pesar de que Daniel ha dicho que tiene miedo y todo porque hay una justicia europea incluso que aún no sabemos si conoce lo que es el interés superior del menor. Todos estos asuntos, y más, son los importantes para las familias, las mujeres y la infancia.

Mientras estas cuestiones vitales para las mujeres, su libertad y sus plenos derechos están bloqueadas, nos colocan a tipos que, con su discurso, atacan nuestra autonomía. Y que solo pregonan un mensaje que crea mujeres dependientes y sin otras salidas. No vamos a permitir que nos devuelvan al lugar del que tanto nos costó salir, que se lo digan a nuestras abuelas y madres. Pero si piden que limpiemos, eso vamos a hacer. No vamos a parar de limpiar a la podredumbre del patriarcado, hasta desmontarlo por completo.
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