Opinión
Confiando en Trump

Directora de la Fundación PorCausa
-Actualizado a
Este lunes Trump vuelve a la Casa Blanca. Lo hace rodeado de una histeria colectiva que puede tener efectos insospechados. Por un lado, a diferencia de su primera vez, ahora todo el mundo piensa que es capaz de ejecutar lo que dice que va a hacer, por muy loco que parezca. Así el debate público no se sitúa en analizar cuál sería el efecto de las propuestas insostenibles e inconsistentes del próximo presidente de los Estados Unidos, sino en qué medidas tomar para hacerles frente. Los primeros en reaccionar han sido los grandes líderes de las tecnológicas, como Bezos o Zuckerberg. Teniendo en cuenta que Trump está zumbado y que no va a tener miramientos éticos, no queda otra que entrar en su juego y ponerse a la altura de Musk. Así, Bezos rompió un status quo que tenía con el Washington Post, del que es dueño, forzando por primera vez de forma pública la línea editorial. Durante la campaña presidencial impidió que el diario publicara su posición a favor de uno de los candidatos, algo que históricamente hacen algunos medios estadounidenses, porque ese respaldo iba a ser para Kamala Harris. El malestar por esta acción trascendió a los suscriptores y más de 250.000 personas se dieron de baja. Pero Bezos estima que es una pérdida menor por conseguir que Trump no destroce las opciones de Amazon y siga permitiendo al magnate seguir con su carrera espacial. En su primera legislatura Trump impidió un contrato de 10.000 millones de euros para Amazon por parte del Departamento de Defensa, acción gracias a la cual ahora Bezos tiene claro de qué es capaz el presidente. Zuckerberg sabe que cada vez es menos querido en Europa –no olvidemos su participación deshonrosa en el triunfo del Brexit tras vender datos de usuarios de Facebook a Cambridge Analytica–, y me imagino que tras darle alguna vuelta, habrá pensado, como Bezos, que para qué va a seguir teniendo criterios éticos si con ellos pierde la opción de conseguir el apoyo de Trump frente a las presiones de los gobiernos de la Unión Europea para sus negocios internacionales.
En términos migratorios pasa otro tanto de lo mismo. El gobierno de México se prepara para recibir a un gran número de personas como resultado de una deportación masiva anunciada por el nuevo presidente. La medida no tiene sentido en ninguno de sus planos y es incluso muy peligrosa en términos económicos. Pero pocas voces se están dedicando a analizar las consecuencias catastróficas que esta decisión puede tener para el país porque nadie duda de que Trump la va a ejecutar y es mejor trabajar en planes de contención de daños.
Los efectos de las políticas migratorias del mandato anterior de Trump se confunden con las consecuencias de los cierres de fronteras debidos a la covid-19, que coincidieron en el tiempo. Sin embargo, ya hay varios estudios que relacionan la gran renuncia que tuvo lugar en los primeros meses de la pandemia con las medidas antimigratorias de Trump. En abril de 2020, más de cuatro millones de personas en Estados Unidos dejaron sus trabajos al mismo tiempo, marcando un récord histórico de renuncia laboral que se mantuvo más o menos constante durante todos esos meses, con otro pico de casi cuatro millones, en junio de 2021. Una de las causas de esta gran renuncia podría ser la escasez de trabajadores para cubrir puestos de baja y media cualificación, lo que mantuvo el mercado del empleo en negativo, con una demanda muy superior a la oferta. Como explica un análisis editorial publicado por el New York Times el 10 de enero de este año, Estados Unidos no puede sostenerse ni económicamente ni demográficamente sin migración. Hablamos de ocho millones de migrantes nuevos que han llegado a este país durante los cuatro años de administración Biden. También se dan datos sobre el impacto en la generación de talento derivado del emprendimiento migrante. Por ejemplo, 142 de los premios Nobel que se han concedido a Estados Unidos fueron para personas migrantes. Otro dato incuestionable es que más de la mitad de las empresas de Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o hijos de inmigrantes. En realidad nada esto es específico de este país sino que se trata de algo extrapolable a todos los países que reciben migrantes, desde España hasta Chile.
Visto desde fuera, si no fuera por todo el sufrimiento que va producir y por la presión que van a ejercer en la región, las acciones antimigratorias de Trump podrían representar una oportunidad increíble para demostrar que todo este tipo de sandeces narrativas pueden resultar devastadoras. Esto ha sucedido en el Reino Unido, donde tras el Brexit el país ha sido incapaz de hacer frente a las necesidades de su mercado laboral, pese a haber incrementado exponencialmente la cantidad de inmigrantes que han entrado en el país en los últimos años. Igual de complicada es la situación de Meloni, que lidera uno de los países con el mayor decrecimiento demográfico de la Unión Europea. Yo no pierdo la esperanza de que la narrativa torcida que han utilizado para acceder al poder sea también la que les arrastre a un estrepitoso fracaso, y que todo esto no sea más que el inicio de un cambio de ciclo.
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